- El alma en un beso -
El viaje no había sido largo, luego de la llamada
que Ron hizo, tardamos un par de horas para salir de la mansión, cosa que solo
el guardia de la puerta nos viera, por ultimo condujimos unos quince minutos
hasta un claro de campo en el que nos esperaba un helicóptero.
Al sur del Reino Unido, se encuentra una pequeña
ciudad costera llamada Plymounth, allí fuimos a parar, específicamente a la
acogedora localidad de Turnchapel. El viaje no duro más de una hora y media,
por esa razón arribamos de madrugada.
Un conjunto de casitas nos esperaba al final de
una calle frente a la playa, todas con colores que variaban entre el blanco y
azul, y unas pocas con toques decorativos en otros colores. Ronald me llevo
hasta una puerta que contenía precisamente ese pequeño toque decorativo; estaba
pintada de rojo y asemejaba una caseta telefónica; a decir verdad me gusto de
inmediato. Ron introdujo las llaves en la ranura y tras girar el picaporte abrió
hacia un corto pasillo.
-Adelante- Dijo señalando con una mano, mientras
en la otra cargaba buena parte del equipaje.
Camine a través del pequeño pasillo detallando las
paredes blancas con toques en madera. Inmediatamente luego del pasillo se
encontraba una escalera a mano derecha y del lado izquierdo una salita con
vista directa al mar; por ultimo y justo a un lado de la pared colindante con
la escalera, estaba la cocina igual de pequeña y acogedora que el resto.
-Esto es…Bellísimo- volteo a verlo y él esbozo una
sonrisa tierna.
-Gracias…vamos, te voy a mostrar el resto de la
casa- Ronald tomo mi mano y me arrastro hacia la escalera, hasta una salita
familiar, rodeada por algunas puertas- Esas son las únicas dos habitaciones que
tiene, no busque nada mas grande pues para entonces no planeaba tener una
familia- Señalo dos puertas una al lado de la otra- Ese es el baño y la
habitación principal también tiene uno, por ultimo esta la sala de estar
familiar y aquella puerta es el estudio, no es tan grande como el tuyo, pero
seguro podrás trabajar si quieres- delante de mi había una pequeña estancia que
contenía un televisor, un sillón y la puerta del despacho.
-me encanta, gracias por traerme, es preciosa tu
casa Ron…Ahora dime, ¿cual de las dos habitaciones es la tuya y cual es la mía?-
El sopeso por un instante y luego respondió.
-Veras, siempre he dormido en la que mira hacia la
playa, esa es la principal con baño, pero si quieres dormir allí no tendré
problema, se que ustedes las mujeres prefieren esa privacidad- asentí y luego
entre en la habitación que él había señalado.
El espacio era igual de reducido que el resto de
la casa, sin embargo lo suficientemente cómodo para una pareja; había una cama
matrimonial, un par de mesillas, y un balcón, por ultimo la puerta del baño; y
todo en color blanco.
Ronald se encontraba detrás de mi un poco rojo, intuía
que su vergüenza se debía al reducido espacio en comparación con la mansión,
pero para mi era perfecto, ni más ni menos.
-Me encanta- solté mirándolo.
-seguro… es un palacio en comparación a cualquier habitación
de tu casa- bromeo.
-Claro que si, además tengo un príncipe incluido-
lo mire a los ojos y sonreí.
Él soltó una carcajada.
-¿No me digas que tengo mas competencia?, no se si
podré con un príncipe- paso su mano por el cabello y lo arrimo hacia atrás, al
tiempo que yo le daba una palmada en el brazo y reía.
Después de un par de minutos me quede sola en mi
nueva habitación, cuando Ron decidió salir para darme espacio. En ese momento
solo deseaba dormir, el día había sido largo.
***
A la mañana
siguiente desperté bastante tarde, cuando revise mi reloj de pulsera marcaba
mas de las diez y media de la mañana.
-
jamás me levanto tan tarde, pero no es
algo demasiado descabellado después de mi aventura de anoche- pensé, y eso me recordó que a esa hora en
casa ya abrían notado mi ausencia. Tome mi celular y lo prendí, luego de darle
unos segundos para que el software se cargara, una cantidad obscena de llamadas
se encontraban en él, la mayoría eran de Tonks, pero también habían algunas de
Luna, y Snape. ¿Sabrían ellos a estas alturas del día que Ron me había
“raptado”?-
No sabia si responder a los mensajes, así que
antes de cometer algún error, deje el teléfono sobre la mesilla de noche y me
levante para darme una ducha.
Antes de pasar al cuarto de baño abrí las cortinas
por mera curiosidad, la noche anterior el mar parecía negro como un inmenso
poso petrolero, sin embargo hoy era de un azul intenso.
Luego de un par de decenas de minutos salí de la
habitación arreglada y con un jean y una camisa del mismo material, hacia ya una buena cantidad
de años que no usaba nada tan informa, así que me pareció una buena idea.
Al parecer Ronald y yo nos habíamos sincronizado
pues cuando por fin logre cruzar la puerta de mi habitación él también lo hacia.
Ron salía del baño solo con una toalla anudada a la cintura, mientras de su
cabello goteaba una gran cantidad de agua.
-Ho…hola- ¿Hola?, ¿el realmente no sabia lo que
causaba en mi?
Sonrojados por el momento nos quedamos paralizados
unos segundos.
-Buenos días- logre decir tontamente con la mano
medio levantada.
-Déjame vestir y preparamos el desayuno- antes de
que pudiese replicar dio un paso en el estrecho pasillo para tomar la manilla
de la puerta de su habitación, sin embargo fui mas rápida, y sin poder
contenerme pase mi mano desde su cuello hasta el principio del nudo de su
toalla en una fracción de segundo. Con un gemido sordo volteo su cara
violentamente hacia mí cejándome atónita con su mirada de deseo.
-te espero abajo- solté, siendo yo quien ahora intentaba huir de la
situación, y con bastante éxito pues llegue prácticamente corriendo hasta la
cocina, con el corazón acelerado y no precisamente por la carrera.
Un par de minutos mas tarde, bajo un Ron ataviado
solo con un Blue jean negro que dejaba a simple vista el principio de su ropa
interior.
-Si esto es venganza, que me cobre todas y cada
una de las que le he hecho- aquella frase la dije entre dientes mirando su
espalda desnuda desde la sala, mientras él se dirigía a la cocina. Saco un par
de frutas de la nevera y se dispuso a cortar con mas habilidad de la que pensé tendría.
Camine un par de pasos detrás de él hasta sentarme
sobre el mesón conjunto a donde el cortaba el desayuno.
-Tengo un par de preguntas- solté sin muchos miramientos.
A pesar de su espectacular torso, aun rondaban ciertas dudas en mi mente.
-tu dirás- Termino de cortar, limpio el cuchillo
en el paño de cocina y me miro fijamente.
-La primera es, ¿Por qué cuando me contaste de tu
familia, nombraste a tu hermano Fred, cuando él...ya no está?, la segunda, ¿Por
qué Lavender Brown te pudo ver sin camisa fácilmente y yo no?, me refiero a la
primera vez que te vi trotar desde mi ventana y ella te dio una toalla- tome
una fresa entre mis dedos esperando su respuesta.
Ronald permaneció callado durante un momento, para
terminar colocándose entre mis piernas, apoyando las manos en el mesón justo al
lado de mi cintura.
-Bien, lo de Fred es simple reflejo, cuando has
visto a alguien contigo durante tanto tiempo, es fácil nómbralo sin darte
cuenta, sin embargo, sin importar donde esté, siempre será parte de la familia
y digno…Muy digno de contarse entre mis hermanos- suspiro mirándome de vuelta
con un poco de tristeza en los ojos.
Lo abrace haciendo que colocara su cara en el
espacio de mi cuello.
-Aun no termino de contestarte- lo solté y él se
recompuso en un rápido momento – sobre Lavender…No tuve problemas porque ella
no me gusta, además es oficial de policía y sabe los riesgo. Si también te
preguntas si le gusto o no, pues creo que es buen momento para contarte que no
eres la persona favorita de la pareja Brown, Finnigan; veras, a nadie le gusta
que lo golpeen y, a nadie le gusta que lo traten con desden- Joder, sentía como
si la había cagado monumentalmente.
-¿están saliendo?...No me jodas Ronald- Ron lanzo
una carcajada.
-Saliendo, acostándose, es lo mismo- respondió.
-mierda- Su carcajada se intensifico pero esta vez
apoyo su cabeza de nuevo en mi hombro abrazándome – Comprendes como la he
cagado en el último tiempo- él levanto la mirada divertido y se encogió de
hombros. Esa simple expresión en su rostro me enterneció por lo infantil que parecía,
nada que ver con ese hombre rudo que siempre había cuidado de mí.
-¿Qué?- pregunto, al parecer me había quedado como
una idiota viéndolo…de nuevo.
-Nada, es que al parecer…ya no soy capaz de
resistirme a ti, es como si hubieses cambiado mi mundo irreversiblemente-
acaricie su cara muy cerca de la mía, con la misma ternura con la que él me
miraba- ¿Quieres dormir esta noche conmigo?-
-Siempre que tu quieras te cuidare el sueño-
acerque sin poder contenerme mis labios a su mejilla dejando un beso corto,
luego di otro en la comisura de su boca, y por ultimo tome su labio inferior
entre los míos dejándome invadir por la sensación de inmenso placer que solo un
beso puede proporcionar, me deje llevar sin pensar en nada mas, y él, al
parecer me había comprendido, porque con suma delicadeza ladeo su cabeza y me
beso…me beso, lisonjeando mis labios como el viento el mar, sus labios iban de
un lado a otro de mi boca, pero por mas surrealista que fuese, no se sentía
como un beso, sino como la caricia mas profunda que me habían dado en mi vida. Recorrí
con mis manos sus brazos fuertes sintiéndolo solo mió, subí por sus hombros y
cuando quise comprender, mis manos ya aprisionaban su espalda para tenerlo mas
cerca, sentía su cuerpo tibio y cada vez mas detallado bajo mis dedos, era como
si en cualquier momento nos fundiríamos el uno con el otro. Sin embargo el aire
falto y nos separamos mirándonos seria e intensamente.
-No eres la única que ha sido cambiada, yo…ya no
soy el mismo- deposite solo por mera necesidad un nuevo beso, estando aun
agitada, con el corazón volando dentro de mi
pecho y con un cosquilleo que jamás en todos mis días había sentido,
-No se si sobreviviré, pero al menos el tiempo que
pase en ésta tierra, quiero que sea contigo- confesé mientras sentía alguna
lagrima correr por mis ojos.
-Sobrevivirás- prometió y luego seco mis lágrimas
con un par de besos en mis parpados.
Antes de que pudiese besarlo de nuevo, el teléfono
de la casa sonó rompiendo el momento. Él, mirándome con cierta disculpa lo tomo
alargando el brazo pues estaba cerca de nosotros.
-¿Si?- contesto mirándome fijamente.
-¿Quién es?- pregunte en señas y con un muy bajo
susurro.
Levanto su dedo indicándome que esperase un
momento y luego prosiguió a poner el teléfono en alta voz.
-¿Hablo
con el señor Weasley?- se
escucho la voz de una mujer al otro lado del auricular.
-si-
-Bien
señor Weasley, el señor Lupin desea hablar con usted, enseguida se lo paso-
-Bien- Un par de segundos después una voz
masculina se escuchaba.
-Ronald,
buenos días-
-Hola Remus, igualmente para ti, disculpa que no
te llame antes, tenia la intención de hacerlo para agradecerte el préstamo del
helicóptero… ¿Ya lo han recogido?-
-Despreocúpate
por todo, yo solo llamaba para saber si habían llegado bien-
-en perfecto estado-
-Eso
es excelente, entonces te dejo seguir con tus cosas, nos vemos-
-Lo mismo, gracias de nuevo por todo, adiós-
Ron cerró la llamada aun con sus ojos clavados en mí.
-ese era tu ex jefe- afirme.
-Así es, anoche fue de gran ayuda, así que le debo
una- respondió
-debemos…le debemos una- corregí.
-Bien, ¿en que estábamos?… ah, si…- antes de que
intentara besarme, me baje del mesón rápidamente jugando con él…
***
Todo el día se nos había ido en un idílico ir y
venir de besos y caricias, también algunas historias sobre su familia, mientras
almorzábamos, y una promesa de llevarme a dar una vuelta en barco.
Casi a la hora de dormir Ron había entrado a la
habitación ataviado por un pantalón de pijama; jamás lo había visto tan
relajado en su forma de vestir, normalmente llevaba el traje o algo mas casual
como aquella vez que uso suéter.
Yo me recargue en las almohadas mientras él
apoyaba su cabeza en mi vientre como lo habíamos hecho la última vez que
estuvimos en mi casa.
-¿Cómo va el dolor por los disparos?- cuestione al
pasar mi mano por los hematomas que casi habían desaparecido dejando un
vestigio amarillento.
-Ya no siento dolor, o al menos no he probado nada
doloroso- por acto reflejo llevo sus manos hasta los moretones y presiono
mientras yo me encontraba atenta a sus gestos; luego levanto su mirada con el
seño fruncido como si hubiese recordado algo importante.
-Hermione…esta mañana tu me hiciste unas
preguntas, a mi también me gustaría saber una cosa- Lo mire atenta dándole
total confianza mientras acariciaba sus cabellos hacia atrás.
-¿Estas segura de esto?...quiero decir, no me
malinterpretes, estoy pletórico de que ambos hallamos dado este paso, es solo
que tu… Hermione, eres una mujer hermosa, tienes mas dinero del que yo jamás tendré,
aunque estoy bastante cómodo, y además de todo, eres una increíble persona…No
se si estaré a tu altura- Lo bese pues nada de lo que dijera le iba a explicar
a profundidad todo lo que sentía por él.
-Ya lo estas Ron- Antes de que pudiese replicar me
levante de la cama con rumbo a la cocina, donde busque de nuevo algunas frutas
picadas y subí de vuelta a la habitación.
-¿Vas a comer de nuevo?- pregunto apoyado en sus
codos.
-En teoría- Sin darle una explicación clara, puse el plato lleno de frutas a mitad de cama
para que también pudiese tomar algunas.
Antes de que pudiese darse cuenta de cual era
realmente mi plan para demostrarle cuan a la altura podía estar de mi, tome un
trozo de manzana y lo pase por su cuello, para luego darle un beso mas que
provocativo; seguí corriendo el trozo por todo su cuello y hasta la mitad de su
pecho lamiendo lentamente.
-¿Qué haces?- susurro casi en un gemido y con los
ojos cerrados al tiempo que yo besaba alrededor de su ombligo. Luego subí entre
besos y uno que otro chupón en el camino hasta su boca donde una vez mas nos
mezclamos en un beso, sin embargo ésta vez estaba cargado de una sensación de
necesidad incomparable, sus manos
atraparon mi cara mientras mi lengua comenzaba a explorar su boca con ansiedad
sintiendo el sabor dulce de la manzana aun en ella.
Antes de que pudiese notarlo, estaba bajo el cuerpo de Ron besando su cuello, y escuchando
los gemidos mas provocadores del mundo; mis manos habían bajado por sus brazos,
conociendo todos y cada uno de los músculos de aquel cuerpo que no se resistía
a nada, y que con cada caricia se estremecía mas y mas.
Ronald se encontraba instalado entre mis piernas,
y aunque ambos aun estábamos vestidos, podía sentir su excitación con
facilidad. Con una caricia pausada
mientras volvía a besarlo baje mis manos por su espalda hasta sus glúteos,
los cuales apreté sin contemplación, escuchando de vuelta otro gemido sordo en
mi oído, pero a pesar de tener el control de la situación, cuando sentí las
manos frías de Ron colarse bajo mi pijama
no pude evitar soltar un gemido mas que sonoro en sus labios.
Decidida a que esa noche él fuese completamente mío,
volví a pasar mis manos por su espalda colándolas bajo su pantalón de pijama,
arrastrándolo hasta que él mismo se separo de mi, quedando erguido en la cama mientras
quitaba sus pantalones con la vista azul totalmente nublada por el deseo; yo al
mismo tiempo paseaba mis manos por su torso deleitándome con aquel hombre.
Cuando por fin quedo solo en boxers, fue mi turno
de despojarme del camisón corto que apenas cubría mis piernas, dejando desnudo
todo mi torso. Su boca se paseo por mi cuello a sus anchas hasta llegar al
centro de mi pecho donde imitando mi maniobra anterior, comenzó a lamer hasta
mi ombligo y luego de vuelta a mi boca sin acercarse a mis pechos, por ultimo
dejo cortos besos hasta llegar a mi oreja donde mordió el lóbulo.
-Puede que tu seas mi jefa fuera de ésta
habitación, pero en esta cama, yo soy quien dirige todo- con una sonrisa
lasciva me miro mientras tomaba uno de mis pezones entre sus labios, haciéndome
gemir sonoramente. No me cabía en la cabeza como un solo hombre podía hacerme
perder la cabeza de aquella manera; estaba casi sentada en sus piernas mientras
devoraba mis pechos y cuello, haciendo la sensación la mas excitante de mi vida
al estar tocándolo por todas parte deleitándome en su cuerpo, y al mismo tiempo
sintiendo por completo su excitación bajo mi anatomía que amenazaba con romper
su ropa interior. Respondiendo a esa suplica, y trayendo un recuerdo, pase mi
mano por la liga de su boxer de un lado a otro sin traspasar ni un milímetro
mas halla, mientras con la otra mano acariciaba todo su torso. Los gemidos
sordos de ambos eran cada vez mas frecuentes, sin embargo, fui yo quien termino
por ceder metiendo mis manos de nuevo debajo de su ropa interior por los
costados de su cuerpo arrastrándola fuera del camino.
-Pensé que te había dicho que era yo quien
mandaba- reto mordiendo mi cuello.
-y yo pensé que ya sabias que no seria tan fácil-
el sonrió y asintió irguiéndose de nuevo para terminar de sacar su boxer.
Pensar que lo que veía desde mi ventana, era
hermoso, no se comparaba con verlo desnudo y a mi completa merced, lo bese con
necesidad recorriéndolo una vez mas completo de arriba a bajo, besando su
cuello y lamiendo el lóbulo de su oreja. Hasta que él, tomándome fuertemente de
las caderas, me recostó y termino de desnudarme mirando por un momento mi
cuerpo entero, para luego lenta y tortuosamente entrar en mí al tiempo que nos besábamos
lentamente como algo surrealista.
-Te amo, por si no ha quedado claro- afirmo una
vez terminamos el beso, para luego comenzar un cadencioso movimiento de vaivén
que se iba acelerando hasta ser cada vez mas insoportable. Lo tenía sujeto de
las nalgas para hacer mas profundas todas las sensaciones, hasta que tomando el
mando de la situación quede sobre él, inclinándome para besarlo y confesarle
aquello que ya era obvio.
-Supongo… que está de mas… pero también te amo-
con las palabras entrecortadas por el esfuerzo y la excitación, seguí mandando
en aquella lucha corporal, excitándome cada vez mas con cada potente gemido que
salía de la garganta del hombre que me había robado el alma en un beso.
Ronald sin darme tregua, se sentó con la espalda
apoyada en el cabecero de la cama, obligándome a llevar su paso hasta que con
un incremento repentino de los movimientos, y un beso que visto desde afuera
pudo encender cualquier lugar, Ron tiro su cabeza hacia atrás gritando de
placer y arrastrándome a mi con él.
Al final de la noche, descansaba mi cabeza sobre
su hombro besando su cuello lentamente, mientras él acariciaba con un par de
dedos el centro de mi espalda.
***
