Albert
Einstein había desarrollado la teoría de que todo era completamente
relativo, y la estupidez humana era,
cuanto menos infinita.
Los seres
humanos tenemos la capacidad de utilizar entre diez, y quince por ciento de nuestra capacidad
cerebral, haciéndonos de todas, la raza dominante,
pero como es sabido, podemos tropezar muchas veces con una misma piedra, sin
enterarnos de que lo hemos hecho.
El día había
sido una carrera de principio a fin, Hermione se levantó tarde, entregando su
tarea tarde y ganándose en el proceso una mirada horrible del profesor Snape,
por lo tanto también llegó tarde al plató, todo un mal día.
Luna había
intentado convencerla una vez más de ir a la fiesta que se celebraría aquella
noche en las oficinas del quisquilloso, e incluso una sospechosa llamada de
Cormac la había hecho casi reconsiderar su postura, pero al final siguió firme.
Casi a la
salida de su jornada laboral, Hermione entro en la oficina, sin embargo Ronald
no se encontraba, pero el sonido de la ducha salía desde el baño.
—Ron… — Dijo
Hermione quedamente desde la puerta, pues rogaba que no estuviese pasando algo más
allí adentro, sería muy vergonzoso.
—Enseguida
salgo… —La voz del pelirrojo salió opacada por la caída del agua desde adentro
del sanitario, dejando a la chica más tranquila mientras se sentaba en el sofá
frente al escritorio.
***
Su padre la
había llamado para preguntar cómo iban los preparativos de la fiesta en el
edificio, él tuvo que salir casi todo el día, para resolver temas de impuestos
en las oficinas estatales.
—Puedes
quedarte tranquilo, ya los meseros están aquí, la decoración está en su punto,
solo falta terminar de montar el sonido. Ve a casa, ponte guapo y ven a deslumbrar— Había
dicho antes de colgar la llamada.
La mitad de
las cosas que dijo eran ciertas, sin embargo la decoración no estaba
precisamente en su punto, y su peinado comenzaba a sobrar, quería ponerse unos
pantalones deportivos, y hacer el trabajo ella misma, todo el mundo tardaba
demasiado, pero debía guardar la calma.
—
Tom, ¿En cuánto tiempo tendrán todo listo? — Le
había preguntado al jefe de los decoradores.
—
Luna, guarda la calma, en media hora estará todo
listo, ¿sí?, tu sólo ve a relajarte. —Dicho aquello le entrego un vaso de
whisky, y la obligo a darse la vuelta.
Esperaba que
la noche fuera mucho mejor que el día.
***
Ron salió del
baño más o menos quince minutos después del llamado de Hermione, con un smoking
a medio poner, dejando a la chica algo deslumbrada, pero nada que le hiciera
perder la compostura. Su cabello aun mojado sin mucho cuidado al ser peinado
resaltaba mucho por el color rojo cobrizo.
—Siento la
tardanza — Dijo peinándose el cabello hacia atrás con la mano.
—No te
preocupes, era solo para darte estos papeles que te mandan de producción… Por
cierto, te ves… Bien— Lo dijo con algo de vergüenza pero no había mucho que
ocultar, si se veía bien, así era y punto.
—Gracias, tú
también te ves bien. — Era un momento incómodo, Hermione no llevaba nada especial, sin embargo, era la tradición
¿no?, debía ser caballeroso.
Hermione
intentó desviar la conversación pensando en cualquier otra cosa que se pudiese
decir, pero Rolf entró en la oficina.
— ¿Estás
listo?
Rolf también
estaba vestido de smoking.
—En un
momento salgo.
Hermione
pensando que quizás se había perdido de algo importante y que no estaba vestida para alguna fecha en
especial de la empresa, miro a Ron quien se ajustaba el corbatín.
— ¿Debería yo
estar vestida de alguna manera en específico? —Ron la miró algo confundido por
un par de segundos, y luego entró en la cuenta sonriendo.
—No, es que
Rolf nos ha invitado a Astoria y a mí a un cumpleaños de la tía de un amigo
—Hermione sonrió internamente por lo rebuscado del asunto, pero se encogió de
hombros.
— ¿Entonces
puedo retirarme? —Ron asintió al tiempo que
anudaba el corbatín a su cuello.
—Pero… —Interrumpió
Rolf cuando la chica comenzaba a levantarse— Si quieres podrías acompañarnos,
es algo casi público, y mi amigo me dijo que podría llevar algunas personas, creo
que aún tenemos espacio para uno más.
Ron quien tenía
ambas manos en el cuello, y la cara un poco alzada se volteo a mirarlo en el
momento en que Hermione le prestó atención al rubio, y con una ceja enarcada movió
sus labios.
— ¿Qué intentas?…
Algo avergonzada
Hermione enfoco al rubio, y colocó un gesto de disculpa.
—Lo siento,
pero no tengo nada preparado y… Los hará retrasar. —Rolf sonrió de manera
encantadora, haciendo que Ron simplemente pusiera los ojos en blanco y colgara
las manos a los costados de su cuerpo con fastidio.
No era que
Ron no quisiera la presencia de Hermione en aquella invitación, era solo que intuía
cierto interés por la chica de parte del rubio.
—No te
preocupes, aun vamos con tiempo, y seguro que debes tener algo por allí, y en
el caso de que no sea así, Astoria podrá prestarte algo, tiene varios bonitos
vestidos y la he visto arreglarse en un par de minutos, así que dudo que sea un
problema. —Ante la insistencia de Rolf, Hermione volteo a mirar a Ron quien
estaba muy serio, y luego volvió la vista una vez más hacia el rubio.
— ¿Dónde es?
—Preguntó.
El muchacho sonrió
ampliamente y contestó.
—En la sede
de El Quisquilloso, ya sabes, el periódico.
En ese
instante Hermione comprendió que el mundo era pequeño.
—Creo que
ahora si es imposible… —Dijo mordiéndose el labio en disculpa— Veras, el padre
de mi mejor amiga es el dueño de ese periódico, y ella ya me había invitado, pero me negué un montón
de veces, si ahora llegase con ustedes,
ella se enfadaría. —Rolf suspiro en señal de rendimiento con las manos alzadas.
—En fin, será
mejor que nos vayamos entonces, Astoria
está esperando.
—De verdad lo
siento… —Repitió la chica apenada. Rolf sonrió y movió su mano para restarle
importancia.
—Será en otra
oportunidad.
Ron que hasta
ese momento había sido un espectador de
aquel intento del rubio, puso su mano sobre el hombro de Hermione.
—Lo que si
podríamos hacer, es llevarte hasta tu casa, nos queda de camino a la de
Astoria.
—En otras circunstancias se
habría negado, pues quería tener a Ron una distancia prudente, pero después de
haber despachado a Rolf era lo menos que podía hacer.
—Eso estaría
genial.
—Rolf, ve
entonces en tu auto y recoge a Astoria mientras yo dejo a Hermione y te
alcanzo.
—No era idiota, esa noche tendría una conversación con Rolf, y
definitivamente no le mostraría la dirección de la chica.
Rolf asintió
contrariado y salió despidiéndose de Hermione con un beso en la mejilla.
***
Draco había
terminado de arreglarse la corbata frente al espejo cuando el teléfono celular
comenzó a sonar.
—Padre…
—Contestó fríamente.
—Espero que
no pienses faltar esta noche —Se escuchó la voz detrás del auricular.
Malfoy hijo
con cierta sorna tomo una fotografía de sí mismo con la corbata en la mano y
con un gesto muy poco amigable. Casi al instante de haberla enviado Lucius contestó.
—Bien… —Antes
de que Draco pudiese decir alguna cosa, la comunicación se cortó, dejándolo con
el teléfono a punto de partirse en su mano, y con más rabia de la que podía
manejar.
***
Hermione
no era tonta, se había dado cuenta de la tensión en la habitación, de hecho,
podía asegurar que el único ajeno a todo aquello, había sido Rolf.
— ¿Qué fue lo
que paso en tu oficina? —Preguntó cuándo se encontraba en la discreción y
comodidad del auto del pelirrojo.
— ¿A qué te
refieres? —Esquivo el hombre.
—Rolf
invitándome, y tú apartándolo de la manera más discreta posible.
El pelirrojo
miró hacia el costado de su ventanilla riendo sin ganas.
—No fue nada
Hermione, es solo que me molesto… —Debía ser sincero, ya era un hombre adulto y
le daba fastidio andar con tantos rodeos, además era actor pornográfico por el
amor de Díos, claro que no le importaba ser sincero.
—No tendría por
qué molestarte… —Enfatizó la chica cruzando los brazos sobre su pecho.
—Claro que sí,
eran horas de trabajo, y aunque pudieses tener razón en que no debería, quizás
a tu novio si le interese que un actor porno ande rondando a su novia, y que
decir de tu padre, yo lo mataría.
—Afirmo con sorna.
—Eso es
ilógico viniendo de ti, te juzgas a ti mismo, es… Ridículo. —Ron rio.
—Mira
Hermione soy un hombre, y en general somos menos civilizados, a mí en
particular, me da igual si tienes padre, novio, hermano… Yo quiero tenerte en
mi cama, y apartare a cualquier cabron, a menos que tú decidas que en
definitiva no me quieres cerca, y tú no has demostrado realmente lo contrario.
Hermione no sabía
si sentirse indignada por el blanqueamiento de cartas del pelirrojo, él le
había dicho en dos platos sus intenciones.
Por otro lado no eran niños, ¿habría sido mejor jugar aquello durante un
tiempo?, al menos ahora sabía con exactitud cómo serían las cosas.
—De igual
forma no tiene por qué molestarte, además… Esperarás sentado. —Acomodó un mechón de cabello aireada.
— ¿A qué? ¿A
que digas que no me quieres cerca? Lo sé, eso nunca me lo vas a decir. —La burla le bailaba en el rostro mientras seguía mirando al frente.
—Serás
idiota, esperarás sentado a meterte entre mis piernas. —Ron sonrió ampliamente
y se detuvo frente a la residencia de la chica.
—Apostare tu
virginidad entonces. — La chica se indignó, y simplemente alzó las manos.
—No soy
virgen, obviamente.
—Te vas a
sentir así cuando estés conmigo. —La chica abrió la boca con rabia.
—Eres… un
cretino, engreído idiota, y definitivamente esperarás sentado. —De un
movimiento rápido bajó del auto y azoto la puerta, camino rápidamente subiendo
las escalinatas de su edificio.
— ¡Adiós preciosa!
—Gritó el pelirrojo solo para hacerla enfurecer más.
La chica
golpeo el piso con su pie y blasfemo visiblemente mientras el pelirrojo
aceleraba.
Si Luna
hubiese estado ahí simplemente la habría instado a jugar aquel juego, pero para
ella era ofensivo, él simplemente asumía que por su misma presencia podría
ganarse a alguien como ella.
— ¡No! —Dijo
en voz alta aun en la puerta haciendo que un par de transeúntes la mirarán con
rareza
Le costaría
la vida y una decepción enorme aquella proeza que se había propuesto, y
Hermione se aseguraría de que se tragara
todas y cada una de sus palabras.
***
Cormac estaba
saliendo de su casa enfundado en un reluciente smoking de alta costura,
patrocinado por su siempre favorita profesora.
Al final
había decidido ir, y estar unos minutos y luego iría con Hermione para intentar
solucionar las cosas de alguna manera.
Bellatrix lo
había llamado para decirle la hora exacta de su llegada a la fiesta, de esa
manera llegaría a tiempo y seria poco visto, así que mirando su reloj, que
marcaba las diez menos cuarto de la noche, encendió su auto y se dirigió al
Quisquilloso.
Había que
decirlo, Cormac Mclaggen eran un hombre deslumbrante, pero estaba dañado, todo
lo que lo rodeaba guardaba un por qué, Hermione, Bellatrix, su carrera, sus
amigos, habría escogido a sus padres teniendo la oportunidad.
Al acercarse
al edificio el trafico comenzó a hacerse un pequeño caos, los autos estaban
estancados en un atolladero impresionante, pero para su buena suerte, un joven
de protocolo se le acerco preguntando su nombre, y una vez comprobado le dijo
que podía darle las llaves de su auto y aparcaría por él.
Sin perder
tiempo el rubio accedió, y tras recibir el comprobante caminó hacia la entrada
del edificio donde escribió un texto.
Estoy aquí, ¿Dónde te veo?
La respuesta
llego un par de segundos después, donde le pedían que se dirigiera al área de servicio.
***
La fiesta se
encontraba en pleno cuando Ron, Rolf, y Astoria llegaron, para luego de una
llamada rápida, ser presentados por Rolf a un muy impresionado Draco Malfoy,
quien no había apartado la mirada de Astoria desde que los vio.
—Hola amigo
—Dijo Rolf abrazando a Draco y luego señalando a sus acompañantes— Mira ellos
son, Astoria Greengrass y él es Ronald Weasley.
—Puedes
decirme Ron. —Dijo el pelirrojo cuando le estrecho la mano al rubio.
—Tu eres
Draco Malfoy, el hijo de Lucius Malfoy… —Afirmo Astoria visiblemente
contrariada.
—Si… ¿Lo
conoces? —Preguntó confuso al igual que
sus otros dos interlocutores.
—Claro que lo
conozco, quien no, es un verdadero cretino, el maldito más grande de toda la
Gran Bretaña
Tanto Rolf
como Ron abrieron los ojos como si no
pudiesen creer aquello, y un muy avergonzado Ron se alzó.
— ¡Astoria!
—Mientras tanto el menor de los Malfoy no salía de su estupor.
—Por su culpa
mis padres y otra buena cantidad de personas perdieron su trabajo en las minas
de carbón, y aun así, pretende perpetuarse con la ayuda de ésta mierda de monarquía.
— ¡Astoria maldita
sea calla de una vez! —Ron estaba rojo de vergüenza—Deberás disculparla, ella
simplemente no sabe lo que dice, no ha querido hablar mal de la reina y menos
de tu padre.
—Claro que he
querido, no me digas que ahora eres pro monárquico. —Ron estaba ofuscado, él si
tenía un punto sobre ese tema, pero no era una discusión para un momento así y
mucho menos frente al hijo del jodido primer ministro.
A pesar del
ofuscamiento de ambos, tanto Rolf que conocía la aversión de Draco por su
padre, y sus propias ideas, como Draco que mantenía su boca abierta, no podían
salir del asombro, hasta que un ataque de risa con un aplauso por parte del
Malfoy, los saco a todos de aquella ligera violencia.
—Discúlpame
Ron, si me lo permites, ella definitivamente tiene un punto. —Aun con la
sonrisa en los labios y con la mirada estupefacta del pelirrojo, se dirigió
completamente a ella— Me encantaría escucharte, y lo haré, será refrescante,
sin embargo te recomendaría no hacer ese tipo de afirmaciones cerca de mi padre
o su séquito, ellos no tienen la mente tan abierta como nosotros Astoria. —La
chica que por un momento había dejado su revolucionaria retahíla, simplemente
lo miro altiva y una ceja enarcada en muestra de incredulidad.
—Bien…
Chicos, por qué no pasamos y disfrutamos. —Dijo Rolf para distender de forma
definitiva el momento.
Todos
asintieron y entraron al gran salón,
donde el color predomínate era el dorado; había demasiada pompa, muchas
persona de alta sociedad, incluso estrellas de farándula, una tarima muy bien
adornada, una discreta pista de baile, y una banda de coctel a un costado,
además de las mesas de formato redondo y con altos centros de mesa, era
demasiado, pero muy elegante.
Personal del
protocolo los llevo hacia la mesa destinada para Draco, que a pesar de haber
cumplido con su padre se había reusado en redondo a sentarse en el mismo lugar,
aunque sonriera y se dejase tomar fotos con cualquiera que se lo pidiera, el
punto era que su padre no le jodiera la existencia y lo lograría a toda costa.
***
Luna, que
aquel día no había tenido tiempo de nada, por fin lograba sentarse en una mesa
mientras la organizadora oficial, le garantizaba un éxito sin que ella tuviese
que estar al pendiente de cada detalle, solo su padre se mantenía aislado
teniendo una conversación más o menos amena con el primer ministro.
— ¿Qué tal le
está pareciendo la velada señor Malfoy? —Preguntó el señor Xenophilius al muy
recto Lucius Malfoy, quien no obvio el hecho de que no lo llamase primer
ministro.
—Aceptable,
pero desearía que mi cuñada se apresurara, detestaría dilatar esto por más
tiempo del estimado. —Asintiendo al saludo de Bartemius Crouch Representante de
la cámara de los Lores, volvió a mirar al señor Lovegood, quien parecía no más
interesado que él en aquella conversación— Imagino que como le pedí
expresamente hay una salida discreta para mí.
—No se
preocupe, los organizadores y su equipo de seguridad han dispuesto todas sus
exigencias.
—Señor
Lovegood, mi trabajo es preocuparme, sino fuera de esa manera hace mucho tiempo sería un simple político
retirado, con su permiso. —Lucius Malfoy en un regio movimiento se alejó sin mirar atrás dejando al dueño del
periódico con los ojos en blanco.
Luna quien
había observado sin entender mucho aquel intercambio breve de palabras, tomo su
copa y bebió un trago con fastidio, esperaba que aquello acabase rápido o se
aburriría de por vida.
Podía asegurar
que en aquel momento odiaba a Hermione por no haberla acompañado.
***
Cormac estaba
recostado en una pared del servicio de manera casual las oficinas del Quisquilloso, donde se había
dispuesto el área de servicio seco para la fiesta, cuando una Bella más que esplendida
caminó hacia él, recordándole porque seguía con ella.
La mujer se acercó
sensualmente hasta y sin decir nada lo beso con pasión, a lo que respondió sin
miramientos.
—Hola. —Dijo sonriendo
lascivamente el chico.
—Tengo poco
tiempo, pero… Ahí atrás hay una oficina oscura y desocupada.
—Que
conveniente… —Dijo aun con la sonrisa pícara en los labios, justo antes de
arrastrar a la señora hasta el lugar donde había dicho.
***
La noche
había transcurrido mientras Ron conversaba con algunos conocidos que se había
encontrado, incluso, y para su propio insufrible conflicto, Lavender Brown
había aparecido como amiga de las gemelas Patil, hijas del embajador Indio y no
lo había soltado en un muy buen rato, pero al final logro zafarse a tiempo.
Mientras
tanto, y luego de librarse de su padre y la prensa, Draco mantenía una animada conversación sobre
procesos antimonárquicos con el sueño húmedo de cualquier hombre. Aunque fuese
imposible, había intentado mantener su atención puesta en sus ideas, en como
rebatir alguna de aquellas muy buenas exposiciones de motivos, pero de vez en
cuando le fallaba la caballerosidad y sus ojos terminaban en cualquier lado
menos apropiado, dejando a la vista una mirada cruda de atención por parte de
la muy observadora chica.
Para cuando
Ron se aburrió de tanta cháchara, se levantó para ir al servicio de hombres,
sin embargo, a su paso se encontró con
ciertas miradas indiscretas, y una carcajada interna al saber cuan metida
estaba la gente con el producto que vendía, porque además de las ventas, eran
esas miradas, a donde quiera que fuera las que le daban el sello final a
sus estadísticas.
Siguió su
camino sin percatarse de que el servicio estaba menos escondido de lo que
pensaba, así que cuando se encontró en el área de las oficinas y pensando que
seguramente los sanitarios no podían estar ahí, decidió dar la vuelta y ver en
el otro pasillo, pero para su sorpresa un hombre a medio vestir, seguido casi de manera instantánea por una
mujer que lo besaba como si quisiera devorárselo, salían de una de las oficinas
del fondo.
Sonrió internamente,
ya listo para seguir buscando el sanitario cuando pudo ver con claridad a ambas
personas en el momento en que se acercaron a luz de la que él estaba
resguardado, pues el paraban de secretariado lo tapaba.
—Ya te jodí
petardo. —Aseguro casi en un susurro, retirándose antes de que llegaran hasta
su posición.
Ron había
visto perfectamente a Cormac Mclaggen y a su acompañante que por las fotos que
había en la entrada, podría decir que era ella y que le habían dado su regalo.
Ron salió del
recinto, y tras comprobar que el sanitario no estaba en el otro pasillo regresó
al salón de fiestas donde una chica de protocolo le señaló el lugar. Tras salir
muy contento del servicio volvió a la mesa donde un aburrido Rolf bebía.
— ¿Por qué
sonríes tanto?, ¿A quién te tiraste en el baño?
—Preguntó el rubio.
Ron sonrió y
se sentó.
—A nadie,
pero, necesito hablar contigo un par de cosas.
—Tu dirás…
—Dijo el chico con interés.
Ron bajo
sustancialmente a voz antes de dirigirse a él.
— ¿Qué pretendías
ésta tarde con Hermione?
— ¿Tú
asistente? —Dijo dudoso.
—La misma.
—Ron mantenía la vista fija y pesada en contra de Rolf.
—Pensé que
pod… —Ron no lo dejo terminar, cuando levanto la mano en un acto cortante.
—No, no
puedes. —Dictaminó tajante remarcando la
“s” del final.
Rolf arrugo
el entrecejo sin entender mucho de lo que sucedía.
—Mira, es
simple, Hermione es una compañera de trabajo para ti nada más, no puedes
intentar nada con ella, está claro. —Puntualizó palabra por palabra.
—Pero… ¿Por
qué? ¿Pasa algo con la chica? —Rolf estaba desconcertado, la expresión corporal
de Ron era completamente agresiva, casi como si estuviese marcando un
territorio.
—Mira, esa
chica me gusta, me gusta mucho, y la quiero para mí, y no voy a permitir que
nadie me la quite.
Rolf abrió
los ojos, y levanto las manos en temática de paz.
— ¿Estás
enamorado? —Preguntó con un tono aún más bajo.
Ron sonrió y
negó.
—Para nada,
pero me vuelve loco, es una completa altanera, ya sabes, lo típico, supongo que
después que logre una relación sexual de mutuo acuerdo y sin complicaciones será
lo de siempre. —Rolf apretó los labios y movió la cabeza en negación.
—Ron no lo sé,
esa chica no parece de esas…
—No digo que
sea una zorra, es una mujer respetable, hasta tiene a un novio que es un
sátrapa, y tampoco estoy diciendo que la voy a enamorar para luego botarla,
simplemente planeo, en su debido momento, proponerle una relación como la que
te dije, tu sabes que yo no obligo a nadie y tampoco me gusta jugar con los
sentimientos de nadie. —Ron asintió
sabiendo que aquello era cierto y le dio otro trago al Whisky.
—Tú sabrás…
Yo no me le vuelvo a acercar de esa manera. —Ron sonrió asintiendo y zanjando
el tema.
***
Cormac había
salido de la fiesta una hora después de haber llegado, y tras dejar el edificio del Quisquilloso se apegó a su plan
original.
Saco su teléfono
y rápidamente escribió un mensaje para Hermione.
¿Despierta?
Hermione
quien estaba comenzando a leer los libros que Ron le había regalado, levantó el
teléfono y tras rodar los ojos colocó
un muy escueto mensaje.
Si, ¿Qué quieres?
Se quedó
mirando el teléfono mientras en la parte superior de la pantalla el programa le
decía que Cormac estaba escribiendo.
Estoy llegando a tu casa…
Hermione
compuso una expresión de hastío, y de un movimiento seco se levantó de la cama
blasfemando.
Cormac quien
manejaba a una velocidad media llegó a la casa de Hermione sin mayores problemas,
su único trabajo de más, fue peinarse un poco, ya que Bella lo había dejado un
tanto desencajado
Aparcó en la
calle, y luego de bajarse del auto, caminó con su discurso en la mente, no podía salir mal, así que cuando
estuvo frente a la puerta de la chica, compuso su mejor sonrisa arrepentida y
levantó una caja de regalo que le había dado Bellatrix para que contentara a la
sosa, como la había llamado en aquella oficina. Cormac no sabía del contenido
exacto, Bellatrix solo había enfatizado que eran pendientes, así que
técnicamente también sería una sorpresa para él. Sonrió internamente por la
broma personal.
Tocó tres
veces la puerta y una Hermione en pijama abrió la puerta con los brazos cruzados,
y mirada cansada.
— ¿Qué
quieres? —Dijo secamente la chica.
—Hermione, sé
que no han sido nuestras mejores semanas, pero, te pido, que me perdones.
—Suspiro con la cabeza gacha y luego coloco las manos en sus hombros— Hermione,
te amo, es por eso que me dio tanto disgusto lo que paso con ese tipo, pero sé
que me excedí, tú no tienes la culpa, solo… Te pido perdón.
Hermione miro
a Cormac sopesando las cosas, y luego suspiró en rendición, era su novio al fin y al cabo, había
pasado mucho tiempo.
—Pasa Cormac.
—El chico sonrió de manera tangible y paso abrazándola.
—Cormac,
debes entender que ese tipo ahora es mi jefe. —Cormac asentía más ecuánime de
lo que se creería.
—Comprendo y
pienso respetarlo, te lo juro. —Tomó sus manos y besándole los nudillos ascendió
hasta su boca para dejar un intenso beso que Hermione respondió, sintiendo como
una mínima chispa se encendía en su interior; pero sabía que no se comparada al
incendio que sentía en otros tiempos.
El Rubio la
soltó y alzó ante ella la caja de los pendientes.
—Te compré un
presente… —Hermione sonrió a medias y lo tomó en sus manos para luego abrirlo.
Su cara fue más
que un poema, en la caja había dos hermosos pendientes que parecían de
diamantes, ella asumió que eran una excelente fantasía, pero estaba
completamente enamorada de ellos.
—No tenías
que gastar en esto… —Cormac sonrió y la abrazo, y tras un beso más, pensó que realmente
no debía haber gastado en ello, los podría haber vendido porque estaba seguro
de que eran diamantes y no ninguna fantasía, casi se patea a si mismo por la
cantidad de dinero que pudo haber ganado.
Así que aun
con el abrazo intentó calentar las cosas besando el cuello de la chica, pero
Hermione lo detuvo colocando sus manos en el pecho del rubio.
—Cormac… Yo
estoy cansada, lo siento, es que… A sido una semana de locos, realmente lo
siento. —La chica parecía realmente apenada, pero de nuevo la renovada
ecuanimidad de Cormac salía a relucir.
Cormac sonrió
al mejor estilo príncipe y alzó a la chica en brazos, pero en el camino las
llaves que estaban sobre la mesa de cocina cayeron al suelo, el chico no prestó
atención y caminó hasta el cuarto depositando a la chica en la cama y
tapándola.
—Te amo,
espero que lo recuerdes, ahora descansa hermosa. —Hermione ésta vez le sonrió
de verdad, y se levantó un poco para besarlo antes de que el chico saliera de
la habitación a buscar las llaves
caídas. Para cuando estuvo de vuelta Hermione estaba dormida y sonrió.
—Quizás no haya tenido sexo, pero al menos
la tengo otra vez en la mano. —Pensó.
Luego de
cambiar un par de canales se quitó el smoking que le había caído como anillo al
dedo, porque parecía toda una fanfarria más romántica y elaborada de lo que
realmente era. Luego de ducharse se acostó al lado de la chica bastante feliz
consigo mismo, las tenía a las dos, y su futuro parecía de nuevo encaminado,
solo le faltaba Snape.
***
Ron había
bebido más de la cuenta y daba tumbos de aquí para allá en la fiesta, hasta que
unas manos bien firmes lo sujetaron por la cintura.
—Hola Ron…
—Lavender volvía a sonreírle por segunda vez en la noche
—Hola Lav...
—Respondió en un tono precavido, porque a pesar de todo la borrachera, su mente
le decía que aquello no podía ser bueno.
—Te noto más
sexy de lo normal ésta noche… Jefe —Puntualizó la palabra mientras tocaba las
solapas de su traje.
—Ya no soy tu
jefe Lavender. —Decía arrastrando las palabras, al tiempo que la chica lo
hipnotizaba con el dedo que paseaba por el pronunciado escote.
—Da igual,
sigues siendo sexy… ¿No te gustaría venir apartamento hoy? —Ron intentaba
mantenerse cuerdo, pero había bebido lo suficiente para perder el sentido
común, y admitió muy temprano que
aquella mujer estaba despampanante, no lo iba a negar en aquel momento, y
definitivamente le estaba comenzando a dar igual si ella era un total fastidio.
—No creo que
sea correcto. —Respondió por última vez antes de ser azotado por un beso que lo
dejo en la lona, pues había echado de lado por completo todo su autocontrol y sentido común, le daba igual.
Tomando a la
chica por la cintura, respondió el beso de la manera más carnal que sabía,
dejándose arrastrar.
— ¿Tienes
auto? —Preguntó aun pegado a los labios de la muchacha.
—Sígueme… —Respondió
la rubia en un solo jadeo.
Ronald no se
detuvo más, la siguió hasta su apartamento, sin siquiera despedirse de sus
acompañantes.
Ron no tenía
oportunidad, y aquella noche, cuando llegó al apartamento, la rubia cumplió
todas y cada una de las fantasías que tenía con el pelirrojo a pesar de su
borrachera.
***
Draco no
dejaba de escuchar todos y cada uno de los argumentos de aquella increíble
chica, lo tenía completamente dominado en aquella silla, no se había parado en
horas de allí solo por temer perder su oportunidad.
—Astoria…
Puedo pedirte algo sin que sea una horrible proposición— Astoria entrecerró los
ojos con precaución y asintió lentamente.
—Estoy harto
de la música, y a mi tía ya la han festejado bástate, pero quiero seguir
escuchándote, ¿podríamos ir al apartamento de Rolf? Es allí donde me estoy
quedado, juro que no intentare nada, de verdad —Se apresuró.
Astoria lo
sopeso, y pensó que quizás podría decir que si, si Rolf se iba con ellos, pero
parecía haber desaparecido. Teniendo en cuenta la gran noche que había pasado,
y que se suponía que debía tener una mente muy abierta por su propio estilo de
vida, suspiro un segundo y asintió.
—Sí, pero, si
intentas algo te juro que tendrás problemas. —Draco alzó su mano en señal de
juramento con la palma sobre su pecho y se levantó ofreciéndole el brazo.
—Salgamos por
la parte de atrás —Dijo el rubio.
Teniendo augurada
a Astoria en una mano la dejo un segundo cerca de la salida hacia el área de
servicio y se acercó a su padre.
—Ya me voy,
espero éste feliz. —Dijo secamente sonriendo para que la gente observara amena conversación.
—Hoy fuiste
un Malfoy. —Draco asintió y tras un par de besos a los que estaban en la mesa, principalmente
familiares, salió de ahí con Astoria.
La noche para
ellos fue más tranquila que para Ron por supuesto, ambos se habían quedado
dormidos en el sofá hablando de las
políticas antimonárquicas que se debían seguir, mientras el chico, sonreí sin
parar a la que estaba seguro, le había flechado el corazón definitivamente.
***
Rolf habia
estado buscando a Ron pero tras volver a su mesa y percatarse de la falta de
Draco y Astoria supo que no debía ir a su apartamento aquella anoche, así
que caminó hacia los servicios de hombres con la intención de refrescarse antes
de irse, pero en el camino chocó sin miramiento con una distraída mujer.
— ¡Idiota! —Había
gritado la chica en el suelo.
—Lo siento
señorita, de verdad, disculpe… —Rolf tendió su mano rápidamente, pero los ojos
de la chica estaban casi en su cara examinándolo con la boca abierta.
—Oye, ¡tú
eres ese actor porno! —Rápidamente se tapó la boca sabiendo que su intimidad había
quedado totalmente al descubierto.
Rolf tras
comprobar que ya estaba estabilizada en sus tacones, sonrió pícaro y enarco una
ceja.
—El mismo,
pero intente no gritarlo —La chica se había puesto completamente roja, pero
tras pensarlo un segundo, y tener en cuenta que no tendría aquella oportunidad dos veces, saco un papel de su
bolso de mano y además de un bolígrafo.
—Me darías tu
autógrafo. —Rolf comenzó a reír sin poder evitarlo; no podía creer que una
chica que se veía tan delicada, y elegante fuese una fan tan… Vivas.
Tomó el papel
y el bolígrafo aun sonriendo pícaramente.
— ¿Cuál es su
nombre?
—Luna
—Susurro la chica viéndolo, él era incluso mejor en persona.
—Bueno Luna,
fue un placer conocerte. —Tras entregarle el autógrafo y besarle la mejilla a
la atontada rubia, intentó alejarse pero la chica lo detuvo llamándolo.
— ¡Espera!
—El chico volteo y de pronto tenia los labios de aquella muchacha sobre los
suyos, así que solo respondió.
El beso fue
de más, de mucho mas, a menos, y de pronto
simplemente la besaba tiernamente, sintiendo como cada célula de su cuerpo respondía.
Al soltarla
ambos se miraron como si la vida dependiera de aquello, hasta que Rolf rompió
el silencio.
— ¿Quieres
tomar el desayuno? —Luna sin salir de su transe asintió, pero luego entro en la
cuenta.
—No se puede
desayunar a la una de la mañana…
—Supongo que
podemos hacer algo…
***
Aquella noche
se había demostrado que la
relatividad seguía viva. Mientras unos
volvían a la piedra de siempre, otros habían encontrado el impulso que les
hacía falta, pero, como dijo Einstein…
***
Hola, hace ocho meses no
actualizaba, realmente les pido disculpas, pero la universidad y ciertos
problemas personales me han detenido, pero ya estoy aquí, y si siguen ahí,
seria genial.
Como ven en éste capítulo están las respuestas a las
preguntas del capítulo anterior, y el que sigue, contará que paso después, por
ahora, les digo desde ya un enorme gracias por leer.
También les cuento que los capítulos,
primero los subiré por aquí y un par de días antes y luego en fanfiction.
Para aquellos que les gusta crepúsculo,
en la publicación que dice “Noticias!!!” dejo para ustedes los links de la traducción
gratis en fanfiction, perfecta, y con el comienzo de la continuación.
Para finalizar les recomiendo
que escuchen Slow Poison de los impresionantes The Bravery mientras leen éste capítulo,
es genial.
¿Merezco review por aquí o por
fanfiction? Déjenlos por favor, eso incentiva escribir.
Feliz navidad





