Reborn
Las
semanas habían pasado en justa regla, quitándonos a bocados la vida de
Hermione, así que ahora el reloj de arena que pendía sobre mi cabeza
constantemente marcaba dos semanas menos en mi cuenta regresiva.
Las
caminatas rápidas eran intensas y energizantés cuando se estaba tan agotado
como yo en esos seis meses, pero lo que tenia en las manos me quemaba por
explicarse solo.
Era
de noche cuando decidí revisar una vez más las pesquisas de la investigación,
ya que Lupin aun andaba tras la pista de algún detalle extra que uniera las
compras de las empresas de McLaggen y Malfoy, sin embargo parecían simples
negocios, por otro lado Harry y Tonks, habían conseguido cuentas bancarias
repletas de dinero del tal Cormac, y a las cuales le entraban a diario cantidades
indiscriminadas de efectivo, pero de a poco en cada una. Lo que había
encontrado era como el santo grial de la investigación.
Entre
los papeles de las pesquisas estaban las
fichas de Bellatrix y de Narcissa sin embargo en ambas aparecía con los
apellidos de casadas, Lestrange y Malfoy pero cuando vi el apellido de
Bellatrix en la hoja de vida que había entregado a la casa cuando comenzo a
trabajar no lo podía creer, ¡Por supuesto que había visto ese apellido antes!
Mi
caminata rápida se hacía cada vez mas apresurada conforme me acercaba a la
puerta de la habitación de Tonks, en el área de servicio.
Toqué
lo menos desesperadamente que pude para no despertar a nadie, y mucho menos a
Bellatrix.
Una
somnolienta Tonks salió refregándose los ojos.
—¿Que
sucede?
—No
preguntes, vístete y acompáñame. —Tonks cerró
la puerta y luego de cinco minutos salió a mi encuentro.
Fuimos
al garaje por mi auto y manejé hasta un paraje más o menos desierto.
—mira,
si piensas matarme al menos no me tengas en suspenso. —Con cierto sarcasmo y los brazos cruzados por el frio, Tonks miró
a su alrededor cuando la hice salir del auto y caminar lejos, dejando ambos
celulares en el—. ¿Qué pasa?
—Ya
sé quién es la pieza que falta del Rompecabezas...Narcissa y Bellatrixde casadas
son Malfoy y Lestrange, pero solteras son ambas de apellido Black, son familia
Tonks. —Nimphadora solo me miraba como no comprendiendo, como si su cerebro
hubiese explosionado.
—Puede
que simplemente sea una coincidencia Ron.
—¿hace
cuantos años mataron a los padres de Hermione? —Pregunté para hacerla entender.
—Siete
años. —Respondió aun sin poderlo creer, con la perplejidad en las facciones.
—¿Hace
cuanto tiempo empezó a trabajar Bellatrix en la mansión?
—hace
siete años y medio...Tiene que ser una espantosa coincidencia Ron, esa mujer no
puede ser parte de esto
—¿Recuerdas
que todos nuestros planes de contingencia eran descubiertos y filtrados?
—No
puede ser. —Se negaba con las manos en la cabeza.
—Llamemos
a Harry, Lupin y Snape, no quiero a esa mujer ni un minuto más sin vigilancia.
—Tonks asintió aun en shock y ambos
caminamos al auto.
***
Una
vez más la madrugada nos reunía, pero con Snape acompañándonos.
—Espero
que sea muy bueno para hacerme venir a la oficina a esta hora. —Dijo sin
siquiera saludar.
—Bellatrix
Lestrange. —Dije simplemente.
—Ron,
ya la hemos investigado y está limpia, lo sabes. —me especificó Lupin.
—Bellatrix Lestrange es pariente de Narcissa Malfoy.
—¿De
qué hablas Weasley?. —pregunto Severus con la cara desconfigurada por primera
vez en el tiempo que lo conocía, así como Harry y Lupin que no terminaban de
enterarse.
—Investigamos
a Narcissa y Bellatrix por sus apellidos de casadas, y por supuesto en lo que
nos parecía relevante, sus vidas...Actuales, y hasta hace unos años; lo que
pasamos por alto fueron sus apellidos de soltera, porque no pensamos que sus
pasados pudiesen ser relevantes, los vimos y no nos percatamos, ambas son Black,
Narcissa y Bellatrix Black. —Los ojos de Harry se abrieron de par en par.
—No
es posible. —insistió Severus en el mismo Shock que había pasado Tonks, pero él
lo entendió enseguida—. Siete años, los padres de Hermione y Viktor murieron hace
siete años...¡¡¡hija de perra!!! —Snape había perdido por primera vez los
papeles y simplemente miraba con verdadero odio el reflejo en la mesa de la
sala de juntas, estoy seguro que de haberla tenido cerca la hubiese ahorcado.
—¿Cómo
es posible que no nos hallamos dado cuenta antes? —El otro en estado de shock
era Lupin—. La investigamos tres veces.
—No
tomamos esa información porque no era relevante, y como las investigamos a
Bella y Narcissa por separado, no era muy probable que notáramos ese pequeño
detalle.
—¿Que
van a hacer? —Interrumpió bruscamente Severus Snape, saliendo de su shock y mirándonos
como un capo de la mafia que esperaba la cabeza de sus enemigos en la mesa.
—Le
pondré vigilancia veinticuatro horas a Lestrange, recordemos que su marido
trabaja convenientemente en el profeta, así que quiero saber toda su rutina.
Al
final de la reunión y tras estar todos de acuerdo decidimos que Luna y Tonks tendrían
protección extra, al igual que Snape y yo. Ahora todos dormiríamos en una
propiedad no identificable de Lupin, en Londres. Luego de comprender que el peligro
había estado allí durante meses y años, Lupin quiso ponernos a todos en resguardo,
más ahora que la investigación arreciaba y sabíamos que Riddle sospechaba que
le seguíamos los pasos con la investigación de sus empresas.
***
Esa
semana fue un ir y venir de documentos que Snape nos ayudaba a entender, pues
buena cantidad de ellos eran económicos y legales...Complicados de asimilar por
demás.
Por
otro lado, Bellatrix tenía una vida normal, sin embargo habíamos detectado un patrón
regular de visitas al bosque, al menos una por día y eso me daba a entender que
Hermione estaba cada vez más cerca de nosotros.
—Síganla
y atrápenla...¿Qué esperan? —había dicho
Snape en una reunión, pero no podíamos—. ¿Están esperando a que la maten? —Lupin
le había explicado que aun no había pruebas reales sobre Riddle, mas que era un
inversor muy activo, sin embargo, a una semana de que ese maldito plazo se
cumpliera, recibí la llamada más importante de mi vida.
—Ronald,
McLaggen es parte de una red de narcotráfico de alto nivel. —Harry me había
llamado desesperado el domingo para vernos, y en eso estaba precisamente, me
encontraba caminando el pasillo desde el ascensor hasta la oficina de Lupin.
No
terminé de entrar cuando Harry me repitió de nuevo lo que horas antes me había
dicho por teléfono.
—McLaggen
forma parte de una red de narcotráfico de alto nivel. —Puse mis manos al frente
para calmarlo.
—Con
calma Harry.
—McLaggen
junto a otros chicos más jóvenes que él, que forman parte de las altas esferas
de dinero, son parte de una red de narcotráfico de drogas a toda Europa, por
eso Mclaggen viaja tanto, y el dinero que recibe y deposita lo hace en una
cuenta en Suiza y a la cual tuvo acceso Remus...Es de Peter Pettigrew. Slytherin INC. compro a la empresa de Mclaggen
también, como pensábamos, y puso a Pettigrew para que en un caso como éste de investigación,
no fuese tan obvio, además de ello el profeta en sus inicios no tenía la
capacidad de compra de ninguna empresa, y mucho menos era expansible, pero la
red de drogas que inició Pettigrew junto a Riddle, hizo que en poco tiempo se
bañaran en millones, así logró quebrar a la papelera y comprarla y hacer lo
mismo con los Malfoy, Tom Riddle esta lavando dinero... —Estaba en shock con
tanta información—. ¡¡¡Lo tenemos Ron!!!- Solo atiné a abrazarlo como si de un
hermano se tratara.
—Avisen
a Severus, tenemos que cazar a Bellatrix en el bosque. —Todos salimos
apresurados de la pequeña oficina y nos dirigimos hacia el punto de control que
habíamos previsto cerca de la casa, sin embargo en las horas de espera no se
dio la tan anhelada visita de Bellatrix, cosa que era crucial, pero aun así no
se perdió tiempo, en una operación conjunta con los servicios anti drogas y la policía,
se logró tener listo un equipo para apresar a Riddle y todos los demás justo en
el momento de encontrar a Hermione, y aunque no sabíamos si se encontraba allí
realmente, el latido de mi corazón y la adrenalina que había pasado en ese
agotador día era en todo lo que podía confiar.
La
visita de Bella no se dio, así que la noche fue larga y complicada, pero la
mañana regalo frutos y a pesar del sueño
y el agotamiento, observamos como Rodolfus Lestrange se dirigía al bosque al
igual que su esposa lo había hecho en sus anteriores asistencias, cosa que era
ciento por ciento mejor, a excepción del hecho que no sabíamos donde estaba
Bella.
—Busquen
a Bellatrix por cielo y tierra antes de ir tras él. —Los oficiales que estaban
a mi cargo y de Harry se apresuraron a salir, pero no fue necesario, una
Bellatrix cargada con algunas bolsas apareció un par de minutos después por el
mismo camino.
—Es
el momento, vamos. —Dije a todos los que se encontraban conmigo. No sabíamos
que íbamos a esperar, así que como en mis años de oficial, llevábamos uniformes
y armas al igual que una táctica lo más detallada posible.
Diez
hombres se encontraban conmigo incluidos Harry y Tonks, todos preparados.
—Chicos,
antes de ingresar ahí, y pase lo que pase, quiero que sepan que fue un inmenso
placer tenerlos como compañeros y amigos, se que de encontrar a Hermione sana y
salva ella lo agradecerá. —Esa había sido Tonks quien me abrazó junto a Harry.
—Lo
mismo digo, se han convertido en mas que mi trabajo, son amigos, igual que la
chica que seguramente vamos a rescatar.
—Harry devolvió el abrazo y me
miró—. Vamos, seguro esta allí, y nos espera. —Asentí e hice señas al grupo
completo.
Con
sigilo nos adentramos al bosque por una ruta distinta a la usada por ellos, y
luego nos escondimos creando una emboscada, pero Bellatrix que iba con retraso por
detrás de su marido entro por lo que parecía una alcantarilla escondida entre
rocas.
Tras
un tiempo prudente de espera decidimos acercarnos, y tras comprobar el espacio pensamos
que ir todos era peligroso para el rescate, así que Tonks y yo, fuimos los
voluntarios, mientras Harry coordinaba en la superficie.
—¿Qué
crees que hay aquí abajo? —Me preguntó Tonks en voz tan baja como un susurro
cuando comenzamos a descender por una corta escalera de no más de tres metros.
—No
lo sé, pero si nos lleva a ella, no importaría que fuese el infierno.
Caminamos
por un túnel medianamente largo y muy estrecho, cerca de cuatrocientos metros,
apenas cavia una persona detrás de otra, cuando una puerta de metal sólida como
de un bunker se atravesó en nuestro camino, pero estaba abierta y podía ver
claramente a Rodolfus lestrange, así que con una señal a Tonks, le especifiqué
lo que debía hacer.
—cúbreme. —Tonks leyó mis labios y se colocó en posición
de ataque.
Con
cuidado camine hacia Lestrange tratando que no se diera cuenta que estaba
encima de él hasta que fuese imposible defenderse.
Apunte
mi arma a su cabeza y la coloqué justo allí, al momento que el cuerpo del tipo
se ponía rígido, y Bella salía de lo que suponía era un pasadizo y dejaba caer
una bandeja al suelo mientras era
apuntada por Tonks.
—Lo
diré una vez, al piso los dos, el lugar está rodeado. —Ninguno de los dos hizo o dijo nada que no
fuese mirarse significativamente y arrodillarse.
—Las
manos en la cabeza ambos. —Ordenó tajante Tonks—. Mientras colocaba unas
esposas en las manos de Bellatrix, y luego en las de Rodolfus revisándolos concienzudamente.
—Están
limpios Ron, seguro no nos esperaban. —Negué y los miré; al instante mi radio sonó
dejando escuchar la voz de Harry.
—Reporte,
llevan cuatro minutos ahí abajo. —Tomé el pequeño aparato con mi mano derecha y
lo acerqué solo un poco pues estaba en mi hombro.
—Objetivos
uno y dos neutralizados, aun nada de Hermione, pero necesito un hombre mas aquí.
—Bien,
va bajando.
—Lo
voy a preguntar una vez, porque no tengo
paciencia...¿Dónde está Hermione? —Sus
mirada se cruzaban pero no decían nada. —con un golpe seco en la mandíbula dejé
caer a Rodolfus—. Si quieres otro lo que tienes que hacer es no contestar. —El
tipo solo se revolcaba de dolor en el piso, pero para cuando llego el oficial
que necesitábamos ya estaba inconsciente, no pude evitar molerlo a golpes, ni
siquiera Tonks había intervenido.
Mientras
tanto Bellatrix miraba horrorizada su futuro.
—Señor.
—Dijo el chico que habían enviado.
—Tú
y yo nos quedaremos aquí, Tonks, ve por ese lugar de donde salió Bellatrix. —La
chica dejo de apuntar y con diligencia entro por una estrecha pared que a
simple vista no parecía ser un camino, casi creaba una ilusión óptica.
El
lugar era oscuro, y antiguo...Sumamente antiguo, de hecho las paredes estaban
hechas con piedras grandes, envejecidas, y sucias, además de ello la única iluminación
dependía de unas poco útiles y peligrosas lámparas a carbón, así que lo único
medianamente moderno era la puerta maciza, y estaba seguro de que aquel lugar había
sido utilizado como bunker en la segunda guerra mundial, así que la puerta
seria moderna para esa época. Justo detrás de mí se encontraba una precaria
escalera, pero la salida había sido tapiada en algún momento de su historia.
Hermione
jamás me había mencionado un lugar como aquel, de hecho en los planos que
revisé de la casa, no había ni de lejos un camino que nos llevase hasta allí.
—¡Ron!
—Me asusté de inmediato y me puse en posición
de ataque cuando escuché el grito de Tonks llamándome—. Ronald, ven aquí- la
figura de Tonks se apareció por el espacio que anteriormente había cruzado—.
Sera mejor que vayas a ver tu mismo.
—¿Ella
está ahí? —Asintió lentamente, así que
me apresuré a entrar, dejando atrás su pedido de ayuda médica por la radio.
El
pasillo era muy estrecho, causaba incluso claustrofobia, había que pasar de
lado y las grandes piedras aun así quedaban a pocos milímetros de mi cara, era
espantoso.
Al
final había una habitación igual a la otra; se encontraba frente a nosotros,
pero al fondo había un catre del tamaño de una cama pequeña y sobre ella la súplica
a todas mis oraciones.
Hermione
estaba acostada en posición fetal, parecía dormida y por un segundo me paralice
con el pánico atronador de haberla perdido.
—¿Weasley
ella está bien? —Escuche la voz de Snape desde el radio, pero no contesté y me
acerque en cinco pasos que parecieron realmente eternos, hasta colocar mis
dedos sobre su cuello comprobando su signos vitales.
Bum, bum bum, bum.
Un
lento pero acompasado latido me devolvía el alma al cuerpo y me permitía ver al
fin que estaba viva, completamente viva, pero lastimada hasta más no poder.
Su
cabello estaba más largo de lo que recordaba, totalmente descuidado, tenía la
cara algo sucia, y sus pómulos protagonizaban su desgaste físico junto con la
pronunciada hendidura de sus ojos y sus grandes ojeras.
Estaba
arropada con una harapienta sábana blanca y sus manos permanecían ocultas bajo
ésta. Con cuidado acaricié su cabello intentando despertarla pero no parecía
responder a mis acciones.
—Harry
necesito ayuda médica aquí...Harry ella no responde. —Lo dije calmado, pero la
angustia me recorría el cuerpo.
—Ron,
eso intentamos, pero por ese pasadizo no entra ninguna camilla. —Contestó
Harry.
—Amigo,
ella no responde, y tampoco van a poder pasar nada hasta aquí, necesitaremos
instrumentos para demoler un muro... no la puedo sacar de aquí.
—¡Mierda!
—Hay
una escalera en la otra habitación pero esta clausurada, revisen hacia dónde
va, quizás esté sellada en la casa, luego veremos qué hacer con el muro, pero
necesito un médico aquí ya.
—Bien,
estamos en eso. —La comunicación se cortó, le acaricie la frente con mucho
cuidado, sentí sinceramente como si se iba a romper, su estado de desnutrición
era grande.
Mi
atención se centró en la asquerosa sábana que tenia puesta, y en su posición
pues en el lugar hacia demasiado frio, así que me levanté de mi posición en
cuclillas al lado de su cama y me quite la chaqueta del uniforme con la intención
de cubrirla con eso, y mi cuerpo si era necesario, así que tras sacármela, me
dispuse a quitar la sábana... Pero nada en la vida me preparó para lo que vería.
—¡¡¡Harry
necesito al médico, ya, y ya es ya!!! —Grité como un loco por la radio.
Las
manos de Hermione no estaban bajo la sábana buscando protegerse del frio, ellas
estaban alrededor de un pronunciado vientre que no logré distinguir por encima
del cobertor, al confundirlo con posición fetal.
El
mundo se me venia a los pies, Hermione estaba embarazada y yo simplemente no sabía
qué hacer porque la duda me asaltaba por todos lados, de hecho en ese preciso
instante mi mente generaba una y otra vez una cuenta perfectamente congruente
con lo que veía, pero ella había a estado en cautiverio y era muy posible que
ese embarazo fuese consecuencia de un...Ni siquiera podía pensarlo, así que
simplemente me senté en el piso sintiendo como los seis meses de tención me
pasaban factura quedando en shock, y apunto de un ataque de pánico.
—Ron...Ronald.
—Escuchaba que llamaba Tonks a lo lejos,
pero yo solo podía mirar su abultado vientre y sentir como un ataque de llanto
me abarcaba.
Una
mano se colocó sobre mi hombro sacándome de mi estopor y era la de Tonks, que
me veía comprendiendo mi pánico, y como si de un interruptor se tratara me
levanté sacudiendo la mano del hombro y corriendo hacia el pasadizo con la firme
intención de matar a alguien.
Pase
esa cosa en tiempo record encontrándome con el oficial que había visto a mi
llegada, un paramédico al cual le señalé el área donde se encontraba ella, y un
par de oficiales mas, por último el blanco de mis intenciones.
Sin
demora y sin aviso tomé a Rodolfus Lestrange del piso mientras aun estaba adolorido
por mi anterior paliza y le apunte con mi arma antes de pegarle un culatazo con
ella en todo el rostro.
—¡¡¡¿Qué
le hiciste maldito...que le hiciste?!!! —Era lo único que preguntaba mientras
lo pateaba y golpeaba sin control hasta que los brazos de alguien se colocaban
a mi alrededor y me jalaban con una fuerza extraordinaria.
—¡Cálmate
Weasley! —Era la voz de Snape que me arrastraba hacia una pared mientras
intentaba soltarme y veía como se llevaban a un mal herido Rodolfus Lestrange y
a su esposa quien solo me miraba con odio.
—¡¡¡Amarren
a esa bestia!!! —Gritaba Bellatrix mientras era arrastrada por el pasadizo.
—¡Ella
te necesita! —Snape me hablaba a voz en grito y me miraba con intensidad,
mientras sentía como mis ojos desorbitados y mi mente embotada lograban
comprender el enorme panorama que me esperaba en la habitación continua.
Tras
unos segundos en los que volví en mi, ese hombre al que yo consideraba frio, y
despreocupado me tendió su mano, a su manera, y me hizo entender cuál era mi
prioridad.
Caminé
de nuevo hacia la habitación donde vi al médico revisando a Hermione y su
vientre.
—¿Como
esta ella doctor? —Pregunté desde la pared.
—Me
parece que está bajo los efectos de algún sedante fuerte, pero me preocupa el daño
sobre la criatura, y su estado de deshidratación, necesita atención médica en
un lugar con condiciones. —Asentí y me acerque a Hermione tomando su mano con
delicadeza.
—Tonks,
¿qué paso con Harry? —Pregunté sin
apartar la vista de las facciones que acariciaba.
—Está
pidiendo maquinaria para intentar perforar el piso de la casa, esa escalera da
a la cocina, pero no harán nada si no atraviesan éste muro, así que será mas fácil
romper el piso del comedor.
—¡Eso
va a tardar Tonks! —Me desesperé.
—Es
lo único que se puede hacer, no hay nada mas rápido, además debemos hacer que
un ingeniero compruebe que esto no se nos va a caer encima si hacemos algo. —Maldije
una cantidad de veces incontables.
Las
tres horas siguientes a eso, fueron las
peores de mi vida, no me aparté jamás de su lado, pero no dejaba de pensar en
la posibilidad de que ese bebé fuese o no mío.
Si
lo era, me iba a convertir en padre, y eso no sabía si me hacia feliz, pero definitivamente
me sentía como si mi vida ya no fuese ni de lejos la misma, por otro lado
estaba el hecho de que si no lo era, no sabría si podría estar al lado de una
parte de ese tipo que le había hecho daño a Hermione.
Era
una cosa que me sobrepasaba...Estaba enamorado, si, con toda mi alma de la
mujer que estaba en la camilla, pero no sabía cómo reaccionaría ante el hecho
mismo de tener a un bebé nuestro en brazos, me sentía confundido.
Las
medidas para el rescate se llevaron a cabo, y Hermione fue sacada de aquel
horrible lugar por paramédicos, mientras seguía inconsciente, la disyuntiva se
presentó cuando uno de los paramédicos indicó que en el helicóptero solo podía
ir un familiar.
Tonks,
Severus y yo nos miramos, pero nuevamente sorprendiéndome ese día con
demostraciones de nobleza fue Severus quien habló.
—Él
es el esposo de la señora. —Me sorprendí ante el apelativo, pero no tuve intención
de negarme, y subí a la máquina tomado de su manos hasta el hospital.
***
La
prensa se aglomeraba en las puertas de vidrio de la entrada del centro medico,
gritando preguntas a diestra y siniestra aunque supiesen que nadie iba a salir
en su respuesta, mientras el personal de la institución trabajaba a tope para
mantener la seguridad.
Hermione,
tenía tres horas de haber sido ingresada, en ese tiempo la evaluaban sin
permitirme ni a mí ni a nadie verla, mientras yo me volvía loco.
En
la sala de espera blanca e infinita, se encontraban mi familia, quienes se habían
enterado por la prensa donde se encontraba mi jefa y que tras un buen altercado
con los guardias y la prensa habían logrado entrar tras el permiso de Severus
que se encontró con ellos al arribar. y tras deshacerse de una multitud de
periodistas que lo asechaban. Él había sido uno de los últimos en llegar junto
con Harry, pues estaban terminando de coordinar el operativo contra los Malfoy,
los Mclaggen, Peter pettigrew y Tom Riddle. También se encontraban Luna, Tonks
y Remus quien se había apersonado apenas pudo.
Así
que definitivamente no estaba solo, el abrazo de mis hermanos estuvo ahí
constante.
Cuando
el reloj de la pared marcaba las dos y treinta y cuatro minutos de la tarde salió
un hombre vestido de médico y se dirigió a nosotros.
—Familiares
de Hermione Weasley. —Llamó.
Tonks,
Luna, Severus y yo nos adelantamos.
—Me
dijeron que usted es su esposo. —asentí restándole importancia a la ceja enarcada
de mi hermana.
—Necesito
hablar con usted en privado. —Lo seguí hasta un pasillo algunos pasos más allá.
—¿Como
esta ella?
—Por
ahora estable, pero me preocupa el embarazo, el bebé aparenta estar bien, pero
ella necesitara recuperar muchas fuerzas de aquí a su día de parto, y
sinceramente no sé si va a resistir uno en sus circunstancias incluso con recuperación,
yo aconsejaría, practicar una cesárea de emergencia, así prevenimos ese
escenario, y el peligro mismo de un alumbramiento anticipado que complique su situación
de forma fatal. —Ahora debía escoger entre la vida de ese bebé y la de ella,
las cosas no podían ser peor.
—¿Si
se practica la cesárea el niño moriría? —Indague.
—No
le voy a mentir, el bebé tiene aproximadamente el tamaño necesario para nacer
pero hay una posibilidad muy alta de que no lo logre señor...
—Weasley.
—Señor
Weasley, es una situación complicada. —No pensaba arriesgar su vida por nada
del mundo, y quizás ese bebé fuese de ese bastardo, pero en el caso de ser
nuestro tendríamos otras oportunidades de engendrar.
—Practique
la cesárea. —Dije firme.
—Bien,
le traeré los papeles de autorización para que los firme.
—está
bien, gracias. —Di media vuelta y volví con el grupo de personas que me
esperaban, pero señalé a Tonks, Luna y Severus para que se me acercaran.
—¿Que
pasó Ronald? —Luna me miraba expectante con sus grandes ojos azules.
—Voy
a autorizar al médico para que le practique una cesárea.
—¿Por
qué? —Preguntó con extrañeza Tonks.
—El
médico me dio a entender que si el parto se le adelanta a Hermione, o incluso
en su fecha normal, no lo soportará, y no pienso arriesgar su vida, espero
comprendan. —Para ser sincero no sabía si actuaba de forma egoísta y poco lógica,
pero mis únicas respuestas se orientaban en mantener viva a Hermione a costa de
lo que fuese.
—Ese
niño ha sido su única compañía durante meses Ron, quizás ella lo prefiera a él,
antes que su vida. —Luna había plantado su alegato.
—Ella
podrá tener hijos más adelante, conmigo o con quien quiera, pero no la pienso
arriesgar por un ser que quizás sea producto de un abuso. —Contraataqué.
—¿Estas
insinuando que ese niño no es tuyo? —Los ojos de Snape me traspasaban.
—Es
una posibilidad...Quizás sea mío, pero también puede ser de ese maldito de
Lestrange y en ningún caso la voy a arriesgar.
—Ron,
haz lo que consideres, pero quizás a Hermione no le cause gracia saber que
mataste a su hijo.
—Luna me miraba con desaprobación, pero al fin y al cabo con
el mismo interés de verla viva, aun a costa de eso.
—Asumiré
mi responsabilidad. —Cuando terminé me di vuelta decidido y encontré al médico
que me había hablado antes parado esperando mi autorización.
—Doctor...
—Dije extendiendo mi mano para recibir los papeles que firmé uno por uno.
—Bien,
señor Weasley, espere aquí. —Dijo antes de marcharse, pero lo tome por el
brazo.
—¿Podría
verla antes de la operación? —El hombre
sopesó el hecho, pero creo que comprendió mi preocupación sobre el riesgo de
aquella operación.
—Bien
venga conmigo. —El doctor era alto, con el cabello negro, y los ojos verdes,
amable y de aspecto bonachón.
Lo
seguí por un pasillo hasta una habitación con un montón de maquinas que
monitoreaban a Hermione, pero sin ser tan invasivas.
Me acerqué con más confianza que en su lugar de reclusión,
y tomé su mano casi con devoción antes de darle un beso en la frente y poner
mis labios en su oído.
—Te
amo, y hago esto por ti...Te amo. —Ella parecía no escuchar, así que con un último
beso y secándome las lagrimas salí de la sala encontrándome al médico.
—Muchas
gracias doctor... —Hice la misma pausa que él unos minutos atrás para preguntar
su nombre.
—Lombotton,
Neville Lombotton.
—Gracias
doctor Lombotton...Antes de irse quería pedirle una cosa más.
—Usted
dirá.
—si
llegase a pasar algo, tómela a ella como prioridad...Siempre. —Él frunció el
seño y apretó los labios, para luego asentir y retirarse.
No
me alejé de la puerta del cuarto de Hermione hasta que se la llevaron al quirógrafo.
***
El
café se repartía como salario de obreros entre los familiares y amigos de
Hermione quienes esperábamos lo mas pacientes posible, ver que saliera sana y
salva de la prueba más complicada que el destino le había puesto, a ella y
todos los que la amábamos.
Fleur
se había ido con mi sobrina porque se hacía tarde y aun no teníamos noticias,
pero Bill y los demás se quedaron.
Debo
admitir que en algún momento perdí esperanzas, porque nadie salía a explicarnos
nada. Hasta que el par de puertas blancas al final del pasillo se abrieron
dando paso a un hombre cansado.
Con
una sonrisa en el rostro, se acercaba en mi dirección el doctor Lombotton, aun ataviado
con bata y tapa boca.
—Felicidades
señor Weasley, es usted padre. —Había dicho el médico cuando estuvo frente a mí,
ante las miradas cansadas, y expectantes de todos.
No
era que no me importase, eso definitivamente había calado hondo, pero había
algo que me importaba mas.
—Ella...¿Cómo
esta ella?
—La
señora Hermione es una mujer muy fuerte, a pesar de ciertas complicaciones soportó,
y estoy seguro de que su recuperación no será un obstáculo, aunque deberá
recibir cuidados constantes, tanto ella como la niña. —Así que era una niña y
ella estaba a salvo, simplemente no podía evitar sentir una ola de tranquilidad
a pesar de mis dudosos sentimientos hacia la criatura.
—¿Y
el bebé donde esta? —Preguntó Tonks a mi lado.
—Se
encuentra en una incubadora, tendrá que permanecer ahí por los próximos tres
meses. —Había respondido Neville Lomboton en su dirección—. Sin embargo usted la puede ver cuando quiera,
y a la señora Hermione... Podrán pasar de a uno a verla en cuanto la trasladen
de cuidados intensivos a una habitación.
—Muchísimas
gracias doctor Lombotton. —Extendí mi mano estrechando con fuerza la del galeno
con auténtico agradecimiento.
—No
hay de que...Pero... venga un segundo conmigo por favor. —Algo extrañado por la
forma en que el médico me pidió hablar, he incluso preocupado, seguí sus
pasos lejos de aquellos que aun nos miraban—. Señor Weasley, no es mi deber
entrometerme, y sinceramente no se qué ha sucedido, pero la bebé necesita
cuidados mas allá de los que una enfermera pueda darle, y la señora Hermione no
está en condiciones de hacerlo como se debe, entonces como he notado su claro desdén
hacia la criatura, le pido, por favor recapacite un poco, ella también lo
necesita. —Me miró incomodo, y preocupado, supongo que de mi reacción ante su
"atrevimiento"—. Sé que esto no entra dentro de mis deberes, e
incluso seria gravemente cuestionado por cualquier médico, pero...Si yo tuviese
a mi mujer en un estado clínico, y a mi hija recién nacida en el mismo estado,
no intentaría centrar mi preocupación y cariño en una, sino en ambas al mismo
tiempo...Una vez más disculpe mi falta de tacto. Le pido un permiso. —Neville
Lombotton dio el paso que lo alejaría de
mi con su aun mirada baja por la incomodidad de haberle dado aquel discurso a
un extraño, pero antes de que se fuese realmente, hable.
—Gracias
de nuevo, doctor, lo tendré en cuenta. —Él volvió su mirada a mí y con una
sonrisa comprensiva y nerviosa emprendió su caminata de vuelta al pasillo de
donde había salido en un principio.
A
pesar de las palabras de aquel hombre, aun no me sentía ni remotamente capaz de
entrar en esa sala de neonatos y ver a la bebé, me aterraba el hecho a partes
iguales...¿Qué pasaba si realmente era mi hija?, ¿Qué demonios le iba a decir a
Hermione cuando despertara y alguien le dijera que la había antepuesto a la
vida del ser humano que mas amaba?, porque definitivamente iba a ser así.
La
forma en que protegía su vientre era irremediablemente obvia, incluso aunque no
la hubiese visto diciendo aquello, haciéndolo, lo sabía, Tonks, Luna e incluso
Snape lo sabían. ¿Qué había de mi?, ¿Cómo me sentiría realmente tener en mis
brazos a un pequeño ser que dependía de mi y de Hermione para todo?, mas de mi,
que de ella ahora, Nadie me previno de que sería padre, incluso los aterrados
hombres que debían entrar en esa estadística tenían nueve meses para hacerse a
la idea, para cuidar a sus mujeres y encariñarse, pero no, para mi había sido
una maldita película de terror saber que iba a ser padre, y no conforme con eso,
tuve horas, no meses para comprenderlo.
Eso
era bueno, que fuese mío, a pesar de todo, pero...¿y si no lo era?, y ¿si esos
malditos la habían lastimado?, y ¿si esa bebé era parte de alguno de esos
desgraciados?, ¿cómo amar a Hermione sin amarla a ella sabiendo que la antepondría
a mí y a todo?.
—El
solo hecho de pensarlo me da rabia malditasea, que anteponga la cría de uno de
esos bastardos a mí. —Pensé en voz alta, aun parado en el pasillo donde me había
dejado el médico.
Estaba
hecho un lio; impotencia, miedo, rabia, expectación, felicidad...Todo junto en
un mismo cuerpo.
Había
dejado que mi cabeza callera en la pared y cerré los ojos, intentando bloquear
tanta sensación incomprensible, pero en mi
fallido intento una mano tomó mi hombro.
—¿Qué
te dijo el médico para que estés así?, ¿les pasó algo? —Pregunto Bill aun con
la mano apoyada en mi hombro y con un gesto de profunda preocupación.
—Ellas
están bien. —Dije simplemente, con los ojos caídos y el cuerpo en inercia.
—¿No
deberías estar saltando de felicidad ahora mismo?, tu mujer y tu hija están
bien...¡Ron tienes una hija!...Deberías estar saltando de alegría. —Bill se veía
mas contento que yo, él simplemente pensaba en el gran paso evolutivo de su
hermano, un momento les decía que amaba a alguien y unos días después es
padre... pero no era tan fácil ¿o sí? —. Ronald, ¿Qué demonios te sucede?
—Estoy
aterrorizado, no sé si ese bebé es mío, porque la pudieron haber forzado a
tener sexo... Y si es mi hija, también estoy asustado, no sé si estoy preparado
para esto, yo sé cuidar personas, lo hago a diario, pero no de ese modo, no sé qué
hacer. —Al parecer Bill no había pensado ni por un segundo en mi primera razón,
pues su cara de terror y rechazo fue evidente.
—Ron...
—No
sabes que decir...¿verdad?
—No,
a lo primero no sé qué decir, mataría a cualquiera que tocara a Fleur, y no sé
como reaccionaría ante algo así, pero si te puedo decir cómo actuar ante el
hecho de ser padre... —Lo mire serio.
—Yo
no tuve nueve meses para hacerme a la idea. —El reproche era evidente en mi
voz...¿qué demonios me iba a decir?, ¿Que cambiar pañales y dar biberones era fácil?...Eso
no era lo que me asustaba, sino el hecho de no estar a la altura.
—Ron,
no hay ningún tiempo que te prepare para lo que vas a sentir cuando la tomes en
tus brazos y notes su cuerpo pequeño y cálido, no hay nadie que te pueda
explicar con suficiente antelación lo que sentirás al ver a Hermione darle
pecho por primera vez y saber a ciencia cierta que ella depende de ti; y
sinceramente no hay nada en el mundo que te pueda enseñar a manejar la cantidad
devastadora de sentimientos que tendrás cuando las veas juntas, es el amor más
intenso y perfecto que vas a sentir jamás, y está bien que estés aterrorizado,
porque seguro te equivocarás y no sabrás que hacer, pero cuando la veas a tu
lado pequeña e indefensa mirándote como el dios que eres para ella, no habrá
miedo que pueda evitar que la ames sobre cualquier cosa. —Lo observé con un
nudo en la garganta porque no sabía de ninguna manera que decir ante aquello,
mi parálisis desde que vi las manos de Hermione en su vientre había dejado
salir mi parte mas egoísta e incomprensiva, mi instinto de protección hacia
quien amaba, pero aquello que me había dicho Bill, me había hecho imaginar cada
situación como si su voz fuese la narración de una novela y supe que
seguramente así seria cada momento, no sabía la magnitud de las sensación que tendría,
pero si eran la mitad de las que me había producido mi imaginación sabía que no
sería algo de éste mundo.
—¿Crees
que me pueda perdonar haberla querido salvar antes que a la bebé?
—Seguro
te comprenderá. Me consta que no fue la única que sufrió, tu llevaste una
enorme cuota de dolor en todo esto, y me parece que si es como me la imagino, sabrá
comprender sin problemas. —Con un último apretón en mi hombro, y una pequeña
sacudida me instó a caminar hacia donde estaban todos.
Mi
familia en la línea de apoyo de esa batalla tan dura que me había tocado, me sujetaba,
sus miradas, sus palabras y el hecho de estar ahí, por mi, por Hermione, y por
quien se suponía era mi hija, me daba a entender una vez más, que
definitivamente no estaría solo.
***
—¿señor
Weasley? —Había preguntado una enfermera un cuarto de hora después de mi conversación
con Bill.
—Soy
yo.
—Puede
pasar a ver a su esposa. —Con alegría me separé de la pared donde había estado
recostado y seguí a la enfermera quien me señalaba el camino.
—Ella
está aun dormida, y lo seguirá estando al menos por una hora más, en cuanto
despierte debe llamar a alguna enfermera, y solo puede estar una persona en la habitación.
—La enfermera caminaba a pasos cortos pero rápidos dándome instrucciones
precisas—. En un rato mas llevaran la incubadora de su hija a la habitación,
donde yo me ocuparé de explicarle los cuidados básicos que deberá tener con
ella, y me encargaré de aplicar aquellos mas técnicos; ¿Comprende señor
Weasley? —Aquella mujer mayor era realmente intimidante, con su cabello blanco
recogido, y facciones de abuela estricta, casi me hacia decirle "¡sí,
señor!"...Ella realmente me recordaba eso.
—Muy
bien. —Dije simplemente.
—Mi
nombre es McGonagall, Minerva McGonagall y así me llamará por el
intercomunicador cuando avise que su esposa a despertado.
—Muchas
gracias. —Aquella mujer intimidante, abrió la puerta de la habitación donde
Hermione dormía apartada de todo problema.
La
enfermera desapareció antes de decirle nada mas, cerrando la puerta con
cautela.
Observé
por un segundo la apertura y luego camine hasta la cama donde ella respiraba
acompasadamente.
—Hola
hermosa. —Susurre en su oído, acariciando su cabello.
No
sabía a quién darle gracias por tenerla de vuelta conmigo, pero si dios
existía, seguro seria él, ¿a quien sino debía agradecerle el milagro de
encontrarla?.
Las
máquinas alrededor daban sus signos vitales haciendo sonidos que para mi suerte
lograban desconcentrar cualquier pensamiento oscuro, y me permitía centrarme en
el sentimiento de bienestar que debió invadirme horas antes.
***
Antes
de que Hermione despertase, fui a la sala donde estaban todos esperando, y les agradecí,
diciéndole a Tonks, Luna, Severus y Harry que podían pasar de a uno, mientras
yo me reunía con mi familia a fuera de la habitación.
—George...
—Llamé a mi hermano quien se estaba quedando dormido en una de las sillas de
espera.
—¿Si?
—Llévalos
a todos a casa, mamá y Ginny necesitan dormir, papá trabaja mañana, Fleur debe
estar esperando a Bill y Percy... bueno, el simplemente va odiar llegar tarde
mañana al trabajo — Dije, mientras éste se desperezaba un poco.
—Quizás
deba llevármelos a todos, menos a Percy, pedirle que se quede contigo,
durmiendo en estas horribles sillas, mientras tu estas ahí adentro con
Hermione, realmente seria toda una ganga verlo. —George ni en momentos
importantes podía dejar de ser un idiota, aunque me hacía sentirme divertido.
—Olvídalo,
no pienso cargar con ese mal genio, así que también te lo llevas, si no quieres
quedarte sin hermano. —Con una sonrisa asintió y se levantó de la silla.
—Pero...¿No
nos piensas presentar a la nueva
integrante de la familia?
—Hermione
está dormida y dudo que cuando despierte quiera hablar o conocer a alguien. —
Expliqué.
—No
me refería a Hermione, me refería a tu hija, mamá realmente quiere conocerla.
—Ese tema, ese horrible tema.
—Aun
no me han dicho que pueda pasar a la sala de neonatos, así que será mejor
mañana. —Mentí.
—Bien...
Traeré a mamá mañana entonces. —George caminó hacia el grupo de mi familia
reunido en un costado del pasillo, quienes hablaban distraídamente entre
ellos—. Sera mejor que nos vallamos, ya es tarde.
—¿No
necesitas compañía hijo? —Mi madre se había apresurado a acercarse para
acariciar mi mejilla.
—No
mamá, solo dejan a una persona quedarse en la habitación, así que estaré con
Hermione toda la madrugada, vayan a casa y si quieren pueden volver mañana.
—Aseguré.
—Bien,
pero mañana temprano estaremos aquí...¡Quiero conocer a mi nieta! —Su emoción
casi me hace sonreír, pero al final solo fue el beso de mi madre antes de irse
lo último que me hizo alegrar.
Por
unos minutos mis Hermanos y mi padre se despidieron de mi y los acompañé al
estacionamiento.
Cuando
volví al piso donde estaba Hermione, Snape, Tonks y Harry esperaban mientras
Luna estaba adentro.
—¿Y
Remus? —Le pregunte a Harry.
—Bajo
a tomarse un café, pero en cuanto suba me parece que se va a despedir para
irse, necesita ponerse al frente de los interrogatorios, aun faltan Riddle y Bellatrix por hablar,
pero después de todas las pruebas y lo descubiertos que quedaron es un mero trámite, ni sus abogados
buscan una liberación, solo un poco de piedad para ellos.
—Eso
suena genial...Pero, y tú, ¿no deberías estar también en la comisaria?
—No,
éste caso sale de mi jurisdicción, hay drogas, y a pesar de que el secuestro de
Hermione entra en mi pesquisa, ellos decidieron tomar el caso como un todo y
terminar con mi labor, así que...Estoy aquí en calidad de amigo.
—Realmente
me alegro, seguramente te van a dar alguna clase de premio, junto que Remus
desmantelaste una red de narcotráfico...¿Ya han detenido al resto de los chicos
implicados?
—Aun
están en eso, algunos estaban fuera del país, pero se ha dado el alerta, y
estoy seguro de que los vamos a atrapar, son chicos inexpertos, de hecho creo que
solo sus jefes sabían del secuestro. —Harry se cruzo de brazos y se afianzó en
la silla mirando a mi costado—. Mira ahí viene Lupin. — Señaló.
Remus
caminaba por el pasillo revolviendo un café con paciencia.
—Me
estaba contando Harry lo de los interrogatorios...Gracias por quedarte a pesar
de todo el trabajo que te espera. —Remus sonrió ampliamente poniendo su mano en
mi brazo mientras daba un sorbo a su vaso.
—Para
eso estamos chico... Pero si debo irme ya, dile a Hermione que me alegro muchísimo
porque esté con nosotros de nuevo. —asentí y Remus nos dios la mano a Snape,
Harry y a mí y luego besó en la mejilla de Tonks antes de retirarse.
—¿Qué
piensas hacer con la niña Weasley?, lindo cuento le que le relataste a tu
familia, pero aquí sabemos que quizás no es cierto.
—No
lo sé Snape, pero en el caso de no ser mi hija, será Hermione quien decida lo
que sea que va a hacer. —Le respondí algo cansado.
—¡Ron!
Hermione está despertando. —Luna se había asomado por la puerta con cierta preocupación.
Dejando
a los demás afuera, entré, y rápidamente apreté el botón azul que se encontraba
sobre la cama.
—¿Si? —Se escuchó del otro lado.
—Señorita
soy Ronald Weasley, esposo de Hermione... —¿Qué demonios debía decir, Weasley o
Granger?—. Weasley, Hermione Weasley,
necesito a la enfermera McGonagall, mi esposa está despertando.
—Bien
señor Weasley, enseguida sube. —La comunicación se cortó y Hermione comenzó a
moverse un poco más en la cama.
—Amor,
no te muevas mucho te puedes lastimar. —Dije sosteniéndola dulcemente del
brazo.
—Ron...
¿Eres tú? —Con apenas un susurro de voz, ella me había llamado.
—Si
hermosa... Estoy aquí. — Acaricié con cuidado su cara mientras ella abría
lentamente los ojos.
—Me
duele todo. —Volvió a susurrar mirándome—. ¿Dónde estamos? ¿Qué sucedió?
—Lo
sé cielo, estamos en el hospital, llegamos después de encontrarte, estas a
salvo.
—Bellatrix,
Ron, era ella, era ella. — Dijo comenzando a llorar saliendo de la pastosa ensoñación
de la anestesia.
—Lo
sé amor, cálmate, estas a salvo...Todos están presos, no te va a pasar nada. —
Y como si de un reflejo se tratase Hermione abrió los ojos como dos platos y
llevo su mano de golpe a su vientre, rompiendo algunas vías y haciéndose daño.
—¡Mi
bebé! ¡¿donde esta mi bebé Ron?! —De un momento a otro había entrado en pánico,
así que sujeté sus manos escuchando como la puerta se abría y se cerraba de
golpe—. ¡Ron nuestro bebé!
—Señora
Weasley cálmese... Su bebé está bien. —Minerva McGonagall, se había colocado
frente a mi asintiendo a mi manera de sostenerla, mientras ella ponía una inyección
en su brazo derecho.
—¿Qué
es eso? —Pregunté entre conmocionado por la reacción de Hermione, lo que había
dicho, y la entrada repentina de la enfermera...Todo en menos de tres segundos.
—Es
un calmante, esto la tranquilizara. —Dijo simplemente.
—¿La
volverá a dormir? —Dije algo enojado—.
No, solo la tranquilizara...Ahora señora Weasley, présteme atención, ¿sabe dónde
está? —. ¿Para que mierda le preguntaba aquello?, claro que lo sabía, se lo acababa
de decir yo mismo.
—En
un hospital... —Habló Hermione un poco ida pero consciente de su alrededor.
—¿Conoce
su nombre de pila? —Vale, ella le estaba haciendo preguntas de rigor médico por
la droga que le había puesto, ahora entendía, seria estúpido preguntar eso en
instancias normales.
—Hermione Jane.
—Bien,
escúcheme con atención, usted esta recién operada, y debe mantenerse tranquila,
su bebé está a salvo y pediré que la traigan en algunos minutos...Ahora por
favor permanezca quieta para que le pueda recolocar las vías. —Hermione miraba
a la enfermera como si fuese un monstruo rosa
de tres cabeza, casi me dio risa cuando asintió.
—¿Quien
es ella Ron? —Me pregunto lentamente.
—Es
una enfermera amor, haz lo que te dice por favor. —Hermione asintió una vez más,
siempre lentamente y como si estuviese en una nube.
—¿Por
qué se comporta como si hubiese consumido drogas? —Pregunté algo curioso a la
señora McGonagall.
—Porque
lo hizo señor Weasley, el medicamento que le puse es muy fuerte, deja a las
personas en un letargo razonable, y les ayuda a mantener los niveles de ansiedad.
—También le colocaré algunas medicinas más para el dolor, y el doctor Lombotton
vendrá a revisarla en la mañana.
—Bien,
muchas gracias señora McGonagall.
—Por
favor, cuando observe que la dosis de calmante se le pasa trate de no
alterarla, y explíquele esto a las personas que están afuera, se dará cuenta
porque su manera de hablar y reaccionar se volverá considerablemente mas rápida,
si se queja de algún dolor vuelva a llamarme. —Asentí y la enfermera tomó sus
cosas para dejar la habitación de nuevo.
—¿te
sientes mejor? —Le pregunté a Hermione quien me miraba fijamente.
—Sí
Pero... ¿donde está nuestro bebé? ¿Por que nació tan pronto?...¿ Dime la verdad
Ron? —Con calma acaricié sus ojos a punto de las lagrimas.
—No
tengo porque mentirte, ella está y estará bien, tuvieron que hacerte una cesárea
de emergencia por cuestiones médicas, y necesitará ciertos cuidados, pero ella,
te repito, va a estar bien.
—Así
que es una niña... — Las lágrimas que se habían mantenido contenidas en sus
ojos se dejaron ir.
—Sí.
—Sonreí.
—¿Ya
la viste?
—No.
—Hermione frunció su ceño y ladeo un poco la cabeza.
—¿Por
qué? —Sus ojos me dejaban ver que a pesar de la droga, aquello de "letargo
razonable " era cierto.
Decidí
ser sincero con ella a pesar de las circunstancia, pues de estar en su situación
lo exigiría.
—Tenía
miedo de que no fuese mía, por unas cuantas horas, me había rondado la idea de
que podrían haber abusado de ti. —Decírselo a ella, y ver su cara de sorpresa y
tristeza no era lo mismo que decírselo, a Bill, o Luna.
—No
Ron...Ella es tuya, nadie me tocó, no de esa manera, te lo juro. —Yo estaba apretando
su mano y llorando en su hombro, sintiendo como el alivio me recorría el cuerpo
y como toda la tensión del día me atravesaba, simplemente temblaba y lloraba.
—Ron...Ella es nuestra...Eres padre, mírame por favor. —La angustia en su voz
me obligó a levantar la cabeza y mirarla con los ojos empapados en lagrimas.
—Te
amo... —Dije besándola como si la vida se me fuera en ello. —Perdóname, perdóname
por no estar ahí para cuidarlas, perdóname por no cuidarla a ella hace unas
horas, tenia tanto miedo. —Al parecer esa era la única palabra que se me ocurría
en aquel momento.
—¿Por
qué dices eso?...¿Cómo que no la cuidaste? ¿Qué pasó? —Se suponía que ese era
el momento que Bill había dicho, ese momento en que ella comprendería mi
incapacidad de pensar en nadie más que no fuese ella.
—Cuando
me di cuenta que estabas embarazada, entre en pánico, pensé que habían abusado
de ti, y yo...Reaccioné con rabia, casi mato Lestrange, sentí aversión hacia la
criatura; cuando llegamos aquí, y me dijeron que debían intervenirte para protegerte de un parto adelantado, le pedí al
médico que te tomara como prioridad... Sin importar que. —Ella me miro por un
segundo y luego cerro sus ojos y volteo hacia su lado derecho.
—Sabias
que podía ser tu hija...¿Por qué no la pusiste a ella sobre cualquier cosa?
—¿Que se suponía que debía decirle?, me quede callado mirándola aunque sus ojos
no me observaran a mi—. Ron...
—Pensé
que si querías hijos, más adelante podrías tener los que quisieras, conmigo o
sin mí, fui egoísta, pero no estaba dispuesto a perderte por nada en el mundo
Hermione, para ser sincero, no he visto a la bebé, no sé qué sentiré al
verla...Estoy muy...Confundido. —Se acabo, lo había hecho, había acabado con
eso que me comía la cabeza desde que la vi.
—¿No querías tener hijos conmigo? —Su tristeza me
estaba matando.
—Por
supuesto que quería y quiero, pero no así, yo...En todo el tiempo que no te
tuve, pensé en mil y un escenarios
Hermione, pero jamás en ser padres, y resulta que cuando te encuentro, estabas
abrazando tu vientre, y ahora de un momento a otro soy papá. Hace unas horas no
tenía idea de que hacer, y siéndote sincero tampoco ahora lo se... Por favor
comprende. —Contrario a lo que creí, ella permaneció en silencio por unos
minutos, pero cuando pensé que debía irme, volteo con toda la indulgencia que
era posible y colocó su mano en mi mejilla, donde me deje acurrucar.
—Prométeme
que le vas a dar una oportunidad... —Por supuesto que se la iba a dar, ahora
que sabía que era mía, la expectación de conocerla superaba por mucho al miedo,
pero me confundía saber cómo sería todo de ahí en mas.
—Claro
que si amor.
—Ella...
Fue la única razón por la que siempre estuve viva Ron, era una parte de ti que
me acompaño y me dejo saber que no estaba sola y que debía esperarte. —No
encontraba posible, como podía entenderme después de todo, era un ángel.
—Te
amo... —Volví a repetir en sus labios.
—Y
yo a ti. —La mire por largos minutos, hasta que alguien tocó la puerta un par
de veces.
—Lo
siento... —Era Tonks quien se asomaba—. Queríamos saber si Hermione estaba
bien, escuchamos algo de barullo aquí afuera hace un rato.
—Sí,
pasa Nymphadora. —Tonks se adentró y cuando vio por encima de mi hombro la
sonrisa dolorida de Hermione se le iluminó el rostro.
—Hola,
tarada. —Hermione rodó los ojos y le extendió la mano.
Sin
embargo aquel día, era el día de la enfermera feliz, pues una muy enojada
Minerva se escuchó en mi espalda.
—Señor
Weasley, creí haberle dicho que solo podía haber un visitante por vez. —Como si
hubiese sido atrapado en una horrible travesura, voltee y vi su semblante serio.
—Lo
siento, ella acaba de entrar, yo ya me iba. — Mentí.
—Como
sea, recuerde que solo un visitante a la vez. —Asentí enérgicamente, al tiempo
que ella le daba la señal a un hombre moreno que llevaba un carrito con una
caja transparente en ella—. Señora Weasley, le traigo a esta preciosidad de
niña.
El
hombre moreno había puesto la caja frente a la cama de Hermione y yo había
hecho todo lo posible por no mirar, mientras éste conectaba un monton de cables
y monitores.
—¿Por
qué no miras? —Me instó Hermione cogiendo mi mano y señalándome en la dirección
de la caja.
—Estoy
aterrorizado. —Sonreí nerviosamente.
—Vamos
Weasley. —Me instó Tonks y la mirada penetrante de la enfermera.
Con
las piernas un poco entumecidas caminé los cinco pasos que me separaban de la
bebé con la mirada pegada al piso, pero cuando me fue imposible ignorar la
imagen que estaba frente a mí, enfoque mi atención en ella. Era pequeñísima, y tenía
los ojitos cerrados, pero movía sus puños con vehemencia, con rabia.
Bill
había tenido razón en prevenirme de lo que pasaria, pero ni de lejos fue capaz
de augurar lo que sentiría. Una corriente eléctrica me recorrió completo, yo
solo podía verla y sentir ganas de reír y llorar, quería tomarla en mis brazos
y besarla, estaba aturdido de ternura y mentalmente arrodillado ante la
personita que tenía frente a mí.
—Es...es
perfecta Hermione. —Dije sin voltear a verla, completamente enfocado en mi...
Hija—. Soy papá.
Tonks
aplaudió una vez y se rio.
—¡Eres
un cambia pañales ahora Weasley! —Sus manos se posaron sobre mis hombros sacudiéndolos
viendo a la niña sobre mí. —Ella es hermosa Hermione.
—Señorita,
esto es un hospital controle su emoción por favor. —McGonagall nos sacó de
nuestra pequeña nube.
—¿Pueden
traérmela?... Por favor. —Hermione miraba con absoluta súplica a la
estricta mujer.
—Solo
por un momento, señora Weasley, recuerde que usted no puede hacer esfuerzo.
—Hermione asintió y la mujer se acercó a
nuestra posición para abrir la caja transparente—. ¿Desea cargarla? —Preguntó mirándome.
—¿Yo?
—¿Es
su padre o no? —Asentí automáticamente
cuando aquella mujer me señaló a la bebé—. Ponga sus manos aquí y aquí.
—Como la bebita había nacido prematura, era más pequeña de lo normal, apenas
unos diez centímetros mas allá de mi mano, así que cuando me señaló su cabeza y
piernas, lo hice con el cuidado que hubiese tenido con una carísima pieza de
vidrio.
Pegue
la bebé a mi cuerpo y nadie me pudo haber prevenido de lo que realmente sentiría,
era lo más sublime que había percibido jamás, además del día que creo haberla
engendrado con Hermione.
—Hola
pequeña... Soy tu papá. —Susurré junto a su carita.
Caminé
con lentitud a la cama de Hermione, y los ojos se le llenaron de lágrimas
cuando la puse con todo el cuidado sobre su pecho.
—Dios
mío, eres perfecta. —Dijo besándola y mirando de la arriba a abajo, como
intentando estudiarla—. Eres perfecta.
Nadie
nos molestó por algunos minutos en que Hermione, y yo estuvimos totalmente
embelesados mirando a nuestra pequeña hija...Ni siquiera podía creer que
aquello era real...Me había convertido en papá.
Hermione
la acunaba mientras yo permanecía apoyado en la camilla acariciando su pequeña
cabecita y de tanto en tanto sonreía y besaba a "mi esposa".
No
fue hasta que Luna, Harry, Snape y Tonks habían conocido a la niña que la
enfermera Minerva entró a la habitación.
—Es
hora de dejar que madre e hija descansen, la bebé no puede estar fuera de su
incubadora por tanto tiempo...Ésta fue, solo una excepción...Lo siento. —Todos
lo sabíamos así que con algo de fastidio, le entregue la bebé a la señora para
que la pusiera en su "cuna".
Unas
horas después Hermione y mi hija dormían plácidamente, a salvo.
***
Un
par de semanas después del nacimiento y de aquel muy movido día, me encontraba
ayudando a Nick a poner las cosas dentro del auto.
El médico le había dado el alta a Hermione, un
par de días atrás, pero no fue hasta ese jueves en la mañana que ambos salíamos
de la clínica pues no habíamos querido simplemente dejar a la niña dormir todas
las noches en el hospital sin nosotros, así que pedimos permiso, y con el
asesoramiento debido logramos comprar una incubadora y todo lo necesario para
tener a la bebé en la casa, además de que Hermione se empeñó en tener a
McGonagall como enfermera de la niña y como está no se negó... , pues nos seguía
a la casa con su señorial pashmina sobre los hombros, ayudando en todo lo que podía
a mi mujer.
—Así
que...Señor Weasley, ¿ya tienen acondicionado la habitación de la nena? —Voltee
para responder la pregunta de la mujer que esperaba junto al auto.
—Eh...Si,
ayer me encargue de eso, solo será llegar y colocar a la bebé en la incubadora
nueva, y también sus cosas están en su sitio. —Aquella mujer de mirada severa y
señorial atuendo, pero que trataba a mi hija como si de su abuela se tratase,
me sonrió y montó en el auto junto a Hermione una vez que terminamos de cargar
todo y la ambulancia que llevaría a la niña estaba lista.
En
aquellos días del hospital, pasaron algunas cosas de relevancia, primero la
prensa asechando hasta sacar más detalles de los deseados, así que ahora mi
cara estaba en la portada de varios periódicos, con explicaciones de quien era,
que hacía, y como había llegado misteriosamente a ser el padre y pareja de
Hermione, de hecho habían algunas versiones de mi vida más descabelladas que
una película de acción. Sorprendentemente fue Rita Skeeter quien luego de que
Hermione la liberara de su contrato con Great Bretain a través de Snape, quien escribiera
la historia más real de las que se habían publicado, sin embargo y como era esa
mujer, decir real no era precisamente ser algo completamente fidedigno y sin
unas cuantas. —Muchas—. Exageraciones. No era solo yo el afectado, mi familia
al completo era asechada a diario por la prensa, y mi hermana de un momento a
otro había comenzado a recibir contratos de varios clubes de futbol femenino;
sortilegios Weasley no se daba abasto, y
mi ya no tan tranquila casa materna se la pasaba abarrotada de periodistas,
quienes esperaban para seguir explotando los titulares del momento. Lo único
que realmente no habían conseguido, era una foto de mi hija, y no la iban a
conseguir, al menos por el momento.
Snape
había intentado calmar las cosas con una rueda de prensa sin embargo, ahí no se
dieron los jugosos y amarillistas datos que esperaban, así que no sirvió de
nada.
A
pesar de todo, también habían llegado críticas muy fuertes, pero que todos habíamos
pasado por alto. Muchos señalaban que yo solo estaba con Hermione por su dinero,
y un montón de barbaridades mas, pero los que tenían que saber que aquello era
falso lo sabían y a mi me tranquilizaba.
Harry
Potter, había sido ascendido, ya que no solo resolvió un caso de secuestro sino
que desenmascaró con la ayuda de Remus una red clandestina de drogas y otras actividades delictivas.
Al
final de los interrogatorios, y a pesar de las pruebas, todos habían negado su
participación, menos Rodolfus Lestrange que a cambio de beneficios, dio
nombres, fechas y tipos de operaciones, así que al final estaban todos hasta el
cuello.
McLaggen,
y los Malfoy eran enjuiciados por cargos de asociación para delinquir y
encubrimiento; en el caso de los Malfoy, ya que ellos no estaban al tanto del
secuestro de Hermione, pero si sabían de la red de drogas aunque no
participaban, pero en el caso de McLaggen, tras el testimonio de Hermione se
supo que él fue quien perpetro el secuestro, además claro de su participación
activa en la venta de drogas y lavado de dinero.
Riddle,
Bellatrix y Petigrew, estaban hasta la cabeza, no saldrían en su vida de la cárcel.
Sin embargo, al menos en el caso de Riddle y Bellatrix no se arrepentían ni un
poco, De hecho en palabras del mismo Tom, él no había secuestrado a Hermione
para quedarse con la empresa, como pensábamos, pues planeaba hacerla caer como había
hecho con la de McLaggen y Malfoy; así que cuando le preguntaron porque el
secuestro, no tuvo problemas en asumir que esperaba infringirle a ella, la
misma cantidad de penurias que su familia había pasado por obra del señor
Dumbledore. —El abuelo de Hermione—. Así que al final era una simple cuestión
de asociación y venganza.
También
se determinó, que la muerte de los Granger y los Krum fue causada por él, así
como la muerte del mismo Viktor, y Snape sería el próximo, una vez la empresa
hubiese entrado en quiebra lo harían parecer un suicidio, al menos eso se encontró
en los registros de llamadas, correos electrónicos y en los distintos
interrogatorios. Así que en definitiva no saldrían de la cárcel en un muy buen
tiempo.
Otra
cosa que había sucedido en esas semanas era el regaño de mi madre tanto a
Hermione como hacia mí por no haberle puesto un nombre a la bebé.
—¿Por qué sigue sin un nombre la nena?
—Había dicho mi madre con incredulidad haciendo reír a Hermione.
—Aun no sabemos cómo ponerle mamá,
hemos barajado, nombres de flores, nombres antigüos, y de familiares, pero aun
no nos decidimos por ninguno.
—Pues ya es hora, tiene tres días
de nacida...
—Bueno, la verdad es que si hay un
nombre que nos gusta pero no sabemos como...Combinarlo. —Hermione le tenía
cierta vergüenza a mi madre.
—¿Y cuál es?
—Rose...Rose Weasley Granger. —Dijo
sin más tomando mi mano.
—Es muy bonito... Si me lo
preguntan a mí. —Ginny quien había permanecido en una esquina de la habitación
viendo a la bebé en la incubadora, se dejo escuchar.
—Sí, pero no sabemos cómo
combinarlo... —Expresé.
—¿No has intentado con el nombre de
tu madre? —Snape, quien como todos los días se hacía presente con su seria
actitud, se encontraba sentado en el sillón de la habitación.
—Rose Jane Weasley Granger... Me
gusta... ¿y a ti? —Dije mirando a Hermione quien sonreía, creo que pensando en
ella.
—Es Hermoso...
—Pues entonces Rose Jane. —Dijo mi
madre aplaudiendo con entusiasmo.
Y
así fue como mi hija había obtenido su nombre, además mi madre y Snape iban a
diario al hospital, uno a ver a Hermione quien le había hecho confesar que también
asistía por la niña, y la otra porque según sus palabras, "Esa muchacha necesita cuidados de madre...Y mi nieta también",
y no sería yo quien le quitara esa felicidad, así que Hermione y ella habían
tenido mucho de qué hablar afianzando su relación.
Otra
cosa relevante y la que nos lleva al momento que vivíamos, era la completa
decisión de Hermione en vender la mansión e irnos a vivir a mi casa, donde le había
enseñado a disparar alguna vez. Ella había quedado encantada con mi casa de la
playa y a pesar de lo vivido le encantó ese hogar pequeño y acogedor.
—No tengo que caminar kilometros,
para llegar a la cocina.
Me
dijo en una de esas noches en el hospital, así que ahora nos dirigíamos a mi
casa...a nuestra casa.
—Así
que...¿Lista para tu nueva vida? —Le pregunté tomando su mano en el automóvil.
—Por
supuesto que si...Lista para renacer contigo y Rose...Te amo. —Tome su cara en
mis manos y le di un beso casto mientras el auto se movía entre un montón de
periodistas a la salida del hospital.
—¡Hermione! —Gritaban los periodistas, pero en vez de
sentirse mal Hermione sonrió a mi lado.
—¿De
qué te ríes? —Le pregunté con los ojos a medio cerrar.
—De
que hace un año más o menos saliendo del cementerio después de la muerte de
Viktor, los periodistas me seguían de la misma manera...Nadie podría haberme
dicho que mi vida cambiaria tanto en tan poco tiempo, y me devolvería con
creces lo que me quitó.
—Siempre
voy a estar a tu lado. —Le dije volviéndola a besar.
—Lo
sé, ya no estoy sola.
El
auto se abrió paso y emprendimos camino hacia nuestra nueva vida.
***