miércoles, 23 de diciembre de 2015

La estupidez Humana



Albert Einstein había desarrollado la teoría de que todo era completamente relativo,  y la estupidez humana era, cuanto menos infinita.

Los seres humanos tenemos la capacidad de utilizar entre diez,  y quince por ciento de nuestra capacidad cerebral, haciéndonos de todas, la raza  dominante, pero como es sabido, podemos tropezar muchas veces con una misma piedra, sin enterarnos de que lo hemos hecho.

El día había sido una carrera de principio a fin, Hermione se levantó tarde, entregando su tarea tarde y ganándose en el proceso una mirada horrible del profesor Snape, por lo tanto también llegó tarde al plató, todo un mal día.

Luna había intentado convencerla una vez más de ir a la fiesta que se celebraría aquella noche en las oficinas del quisquilloso, e incluso una sospechosa llamada de Cormac la había hecho casi reconsiderar su postura, pero al final siguió firme. 

Casi a la salida de su jornada laboral, Hermione entro en la oficina, sin embargo Ronald no se encontraba, pero el sonido de la ducha salía desde el baño.

—Ron… — Dijo Hermione quedamente desde la puerta, pues rogaba que no estuviese pasando algo más allí adentro, sería muy vergonzoso.

—Enseguida salgo… —La voz del pelirrojo salió opacada por la caída del agua desde adentro del sanitario, dejando a la chica más tranquila mientras se sentaba en el sofá frente al escritorio.

***

Su padre la había llamado para preguntar cómo iban los preparativos de la fiesta en el edificio, él tuvo que salir casi todo el día, para resolver temas de impuestos en las oficinas estatales.

—Puedes quedarte tranquilo, ya los meseros están aquí, la decoración está en su punto, solo falta terminar de montar el sonido.  Ve a casa, ponte guapo y ven a deslumbrar— Había dicho antes de colgar la llamada.

La mitad de las cosas que dijo eran ciertas, sin embargo la decoración no estaba precisamente en su punto, y su peinado comenzaba a sobrar, quería ponerse unos pantalones deportivos, y hacer el trabajo ella misma, todo el mundo tardaba demasiado, pero debía guardar la calma.

                Tom, ¿En cuánto tiempo tendrán todo listo? — Le había preguntado al jefe de los decoradores.

                Luna, guarda la calma, en media hora estará todo listo, ¿sí?, tu sólo ve a relajarte. —Dicho aquello le entrego un vaso de whisky, y la obligo a darse la vuelta.

Esperaba que la noche fuera mucho mejor que el día.


***

Ron salió del baño más o menos quince minutos después del llamado de Hermione, con un smoking a medio poner, dejando a la chica algo deslumbrada, pero nada que le hiciera perder la compostura. Su cabello aun mojado sin mucho cuidado al ser peinado resaltaba mucho por el color rojo cobrizo.

—Siento la tardanza — Dijo peinándose el cabello hacia atrás con la mano.

—No te preocupes, era solo para darte estos papeles que te mandan de producción… Por cierto, te ves… Bien— Lo dijo con algo de vergüenza pero no había mucho que ocultar, si se veía bien, así era y punto.

—Gracias, tú también te ves bien. — Era un momento incómodo, Hermione no llevaba  nada especial, sin embargo, era la tradición ¿no?, debía ser caballeroso.

Hermione intentó desviar la conversación pensando en cualquier otra cosa que se pudiese decir, pero Rolf entró en la oficina.

— ¿Estás listo?

Rolf también estaba vestido de smoking.

—En un momento salgo.

Hermione pensando que quizás se había perdido de algo importante  y que no estaba vestida para alguna fecha en especial de la empresa, miro a Ron quien se ajustaba el corbatín.

— ¿Debería yo estar vestida de alguna manera en específico? —Ron la miró algo confundido por un par de segundos, y luego entró en la cuenta sonriendo.

—No, es que Rolf nos ha invitado a Astoria y a mí a un cumpleaños de la tía de un amigo —Hermione sonrió internamente por lo rebuscado del asunto, pero se encogió de hombros.

— ¿Entonces puedo retirarme? —Ron asintió al tiempo que  anudaba el corbatín a su cuello.
—Pero… —Interrumpió Rolf cuando la chica comenzaba a levantarse— Si quieres podrías acompañarnos, es algo casi público, y mi amigo me dijo que podría llevar algunas personas, creo que aún tenemos espacio para uno más.

Ron quien tenía ambas manos en el cuello, y la cara un poco alzada se volteo a mirarlo en el momento en que Hermione le prestó atención al rubio, y con una ceja enarcada movió sus labios.

— ¿Qué intentas?…

Algo avergonzada Hermione enfoco al rubio, y colocó un gesto de disculpa.

—Lo siento, pero no tengo nada preparado y… Los hará retrasar. —Rolf sonrió de manera encantadora, haciendo que Ron simplemente pusiera los ojos en blanco y colgara las manos a los costados de su cuerpo con fastidio.

No era que Ron no quisiera la presencia de Hermione en aquella invitación, era solo que intuía cierto interés por la chica de parte del rubio.

—No te preocupes, aun vamos con tiempo, y seguro que debes tener algo por allí, y en el caso de que no sea así, Astoria podrá prestarte algo, tiene varios bonitos vestidos y la he visto arreglarse en un par de minutos, así que dudo que sea un problema. —Ante la insistencia de Rolf, Hermione volteo a mirar a Ron quien estaba muy serio, y luego volvió la vista una vez más hacia el rubio.

— ¿Dónde es? —Preguntó.

El muchacho sonrió ampliamente y contestó.

—En la sede de El Quisquilloso, ya sabes, el periódico.

En ese instante Hermione comprendió que el mundo era pequeño.

—Creo que ahora si es imposible… —Dijo mordiéndose el labio en disculpa— Veras, el padre de mi mejor amiga es el dueño de ese periódico, y ella  ya me había invitado, pero me negué un montón de veces, si ahora  llegase con ustedes, ella se enfadaría. —Rolf suspiro en señal de rendimiento con las manos alzadas.

—En fin, será mejor que nos vayamos entonces,  Astoria está esperando.

—De verdad lo siento… —Repitió la chica apenada. Rolf sonrió y movió su mano para restarle importancia.

—Será en otra oportunidad.

Ron que hasta ese momento había sido un espectador de  aquel intento del rubio, puso su mano sobre el hombro de Hermione.

—Lo que si podríamos hacer, es llevarte hasta tu casa, nos queda de camino a la de Astoria.  

—En otras circunstancias se habría negado, pues quería tener a Ron una distancia prudente, pero después de haber despachado a Rolf era lo menos que podía hacer.

—Eso estaría genial.

—Rolf, ve entonces en tu auto y recoge a Astoria mientras yo dejo a Hermione y te alcanzo.

 —No era idiota, esa noche tendría una conversación con Rolf, y definitivamente no le mostraría la dirección de la chica.

Rolf asintió contrariado y salió despidiéndose de Hermione con un beso en la mejilla.


***


Draco había terminado de arreglarse la corbata frente al espejo cuando el teléfono celular comenzó a sonar.

—Padre… —Contestó fríamente.

—Espero que no pienses faltar esta noche —Se escuchó la voz detrás del auricular.

Malfoy hijo con cierta sorna tomo una fotografía de sí mismo con la corbata en la mano y con un gesto muy poco amigable. Casi al instante de haberla enviado  Lucius contestó.

—Bien… —Antes de que Draco pudiese decir alguna cosa, la comunicación se cortó, dejándolo con el teléfono a punto de partirse en su mano, y con más rabia de la que podía manejar.


***

Hermione no era tonta, se había dado cuenta de la tensión en la habitación, de hecho, podía asegurar que el único ajeno a todo aquello, había sido Rolf.

— ¿Qué fue lo que paso en tu oficina? —Preguntó cuándo se encontraba en la discreción y comodidad del auto del pelirrojo.

— ¿A qué te refieres? —Esquivo el hombre.

—Rolf invitándome, y tú apartándolo de la manera más discreta posible.

El pelirrojo miró hacia el costado de su ventanilla riendo sin ganas.

—No fue nada Hermione, es solo que me molesto… —Debía ser sincero, ya era un hombre adulto y le daba fastidio andar con tantos rodeos, además era actor pornográfico por el amor de Díos, claro que no le importaba ser sincero.

—No tendría por qué molestarte… —Enfatizó la chica cruzando los brazos sobre su pecho.

—Claro que sí, eran horas de trabajo, y aunque pudieses tener razón en que no debería, quizás a tu novio si le interese que un actor porno ande rondando a su novia, y que decir de tu padre, yo lo mataría.  —Afirmo con sorna.

—Eso es ilógico viniendo de ti, te juzgas a ti mismo, es… Ridículo. —Ron rio.

—Mira Hermione soy un hombre, y en general somos menos civilizados, a mí en particular, me da igual si tienes padre, novio, hermano… Yo quiero tenerte en mi cama, y apartare a cualquier cabron, a menos que tú decidas que en definitiva no me quieres cerca, y tú no has demostrado realmente lo contrario.

Hermione no sabía si sentirse indignada por el blanqueamiento de cartas del pelirrojo, él le había dicho en dos platos sus intenciones.  Por otro lado no eran niños, ¿habría sido mejor jugar aquello durante un tiempo?, al menos ahora sabía con exactitud cómo serían las cosas.

—De igual forma no tiene por qué molestarte, además… Esperarás sentado.  —Acomodó un mechón de cabello aireada.

— ¿A qué? ¿A que digas que no me quieres cerca? Lo sé, eso nunca me lo vas a decir.  —La burla le bailaba en el  rostro mientras seguía mirando al frente.

—Serás idiota, esperarás sentado a meterte entre mis piernas. —Ron sonrió ampliamente y se detuvo frente a la residencia de la chica.

—Apostare tu virginidad entonces. — La chica se indignó, y simplemente alzó las manos.

—No soy virgen, obviamente.

—Te vas a sentir así cuando estés conmigo. —La chica abrió la boca con rabia.

—Eres… un cretino, engreído idiota, y definitivamente esperarás sentado. —De un movimiento rápido bajó del auto y azoto la puerta, camino rápidamente subiendo las escalinatas de su edificio.

— ¡Adiós preciosa! —Gritó el pelirrojo solo para hacerla enfurecer más.

La chica golpeo el piso con su pie y blasfemo visiblemente mientras el pelirrojo aceleraba.

Si Luna hubiese estado ahí simplemente la habría instado a jugar aquel juego, pero para ella era ofensivo, él simplemente asumía que por su misma presencia podría ganarse a alguien como ella.

— ¡No! —Dijo en voz alta aun en la puerta haciendo que un par de transeúntes la mirarán con rareza

Le costaría la vida y una decepción enorme aquella proeza que se había propuesto, y Hermione  se aseguraría de que se tragara todas y cada una de sus palabras.


***

Cormac estaba saliendo de su casa enfundado en un reluciente smoking de alta costura, patrocinado por su siempre favorita profesora.

Al final había decidido ir, y estar unos minutos y luego iría con Hermione para intentar solucionar las cosas de alguna manera.

Bellatrix lo había llamado para decirle la hora exacta de su llegada a la fiesta, de esa manera llegaría a tiempo y seria poco visto, así que mirando su reloj, que marcaba las diez menos cuarto de la noche, encendió su auto y se dirigió al Quisquilloso.

Había que decirlo, Cormac Mclaggen eran un hombre deslumbrante, pero estaba dañado, todo lo que lo rodeaba guardaba un por qué, Hermione, Bellatrix, su carrera, sus amigos, habría escogido a sus padres teniendo la oportunidad.

Al acercarse al edificio el trafico comenzó a hacerse un pequeño caos, los autos estaban estancados en un atolladero impresionante, pero para su buena suerte, un joven de protocolo se le acerco preguntando su nombre, y una vez comprobado le dijo que podía darle las llaves de su auto y aparcaría por él.

Sin perder tiempo el rubio accedió, y tras recibir el comprobante caminó hacia la entrada del edificio donde escribió un texto.


Estoy aquí, ¿Dónde te veo?


La respuesta llego un par de segundos después, donde le pedían  que se dirigiera al área de servicio.

***


La fiesta se encontraba en pleno cuando Ron, Rolf, y Astoria llegaron, para luego de una llamada rápida, ser presentados por Rolf a un muy impresionado Draco Malfoy, quien no había apartado la mirada de Astoria desde que los vio.

—Hola amigo —Dijo Rolf abrazando a Draco y luego señalando a sus acompañantes— Mira ellos son, Astoria Greengrass y él es Ronald Weasley.

—Puedes decirme Ron. —Dijo el pelirrojo cuando le estrecho la mano al rubio.

—Tu eres Draco Malfoy, el hijo de Lucius Malfoy… —Afirmo Astoria visiblemente contrariada.

—Si… ¿Lo conoces?  —Preguntó confuso al igual que sus otros dos interlocutores.

—Claro que lo conozco, quien no, es un verdadero cretino, el maldito más grande de toda la Gran Bretaña

Tanto Rolf como Ron abrieron los  ojos como si no pudiesen creer aquello, y un muy avergonzado Ron se alzó.

— ¡Astoria! —Mientras tanto el menor de los Malfoy no salía de su estupor.

—Por su culpa mis padres y otra buena cantidad de personas perdieron su trabajo en las minas de carbón, y aun así, pretende perpetuarse con la ayuda de ésta mierda de monarquía.

— ¡Astoria maldita sea calla de una vez! —Ron estaba rojo de vergüenza—Deberás disculparla, ella simplemente no sabe lo que dice, no ha querido hablar mal de la reina y menos de tu padre.

—Claro que he querido, no me digas que ahora eres pro monárquico. —Ron estaba ofuscado, él si tenía un punto sobre ese tema, pero no era una discusión para un momento así y mucho menos frente al hijo del jodido primer ministro.

A pesar del ofuscamiento de ambos, tanto Rolf que conocía la aversión de Draco por su padre, y sus propias ideas, como Draco que mantenía su boca abierta, no podían salir del asombro, hasta que un ataque de risa con un aplauso por parte del Malfoy, los saco a todos de aquella ligera violencia.

—Discúlpame Ron, si me lo permites, ella definitivamente tiene un punto. —Aun con la sonrisa en los labios y con la mirada estupefacta del pelirrojo, se dirigió completamente a ella— Me encantaría escucharte, y lo haré, será refrescante, sin embargo te recomendaría no hacer ese tipo de afirmaciones cerca de mi padre o su séquito, ellos no tienen la mente tan abierta como nosotros Astoria. —La chica que por un momento había dejado su revolucionaria retahíla, simplemente lo miro altiva y una ceja enarcada en muestra de incredulidad.

—Bien… Chicos, por qué no pasamos y disfrutamos. —Dijo Rolf para distender de forma definitiva el momento.

Todos asintieron y entraron al gran salón,  donde el color predomínate era el dorado; había demasiada pompa, muchas persona de alta sociedad, incluso estrellas de farándula, una tarima muy bien adornada, una discreta pista de baile, y una banda de coctel a un costado, además de las mesas de formato redondo y con altos centros de mesa, era demasiado, pero muy elegante.

Personal del protocolo los llevo hacia la mesa destinada para Draco, que a pesar de haber cumplido con su padre se había reusado en redondo a sentarse en el mismo lugar, aunque sonriera y se dejase tomar fotos con cualquiera que se lo pidiera, el punto era que su padre no le jodiera la existencia y lo lograría a toda costa.


***


Luna, que aquel día no había tenido tiempo de nada, por fin lograba sentarse en una mesa mientras la organizadora oficial, le garantizaba un éxito sin que ella tuviese que estar al pendiente de cada detalle, solo su padre se mantenía aislado teniendo una conversación más o menos amena con el primer ministro.

— ¿Qué tal le está pareciendo la velada señor Malfoy? —Preguntó el señor Xenophilius al muy recto Lucius Malfoy, quien no obvio el hecho de que no lo llamase primer ministro.

—Aceptable, pero desearía que mi cuñada se apresurara, detestaría dilatar esto por más tiempo del estimado. —Asintiendo al saludo de Bartemius Crouch Representante de la cámara de los Lores, volvió a mirar al señor Lovegood, quien parecía no más interesado que él en aquella conversación— Imagino que como le pedí expresamente hay una salida discreta para mí.

—No se preocupe, los organizadores y su equipo de seguridad han dispuesto todas sus exigencias. 

—Señor Lovegood, mi trabajo es preocuparme, sino fuera de esa manera  hace mucho tiempo sería un simple político retirado, con su permiso. —Lucius Malfoy en un regio movimiento  se alejó sin mirar atrás dejando al dueño del periódico con los ojos en blanco.

Luna quien había observado sin entender mucho aquel intercambio breve de palabras, tomo su copa y bebió un trago con fastidio, esperaba que aquello acabase rápido o se aburriría de por vida.

Podía asegurar que en aquel momento odiaba a Hermione por no haberla acompañado.


***

Cormac estaba recostado en una pared del servicio de manera casual  las oficinas del Quisquilloso, donde se había dispuesto el área de servicio seco para la fiesta, cuando una Bella más que esplendida caminó hacia él, recordándole porque seguía con ella.

La mujer se acercó sensualmente hasta y sin decir nada lo beso con pasión, a lo que respondió sin miramientos.

—Hola. —Dijo sonriendo lascivamente el chico.

—Tengo poco tiempo, pero… Ahí atrás hay una oficina oscura y desocupada.

—Que conveniente… —Dijo aun con la sonrisa pícara en los labios, justo antes de arrastrar a la señora hasta el lugar donde había dicho.

***

La noche había transcurrido mientras Ron conversaba con algunos conocidos que se había encontrado, incluso, y para su propio insufrible conflicto, Lavender Brown había aparecido como amiga de las gemelas Patil, hijas del embajador Indio y no lo había soltado en un muy buen rato, pero al final logro zafarse a tiempo.

Mientras tanto, y luego de librarse de su padre y la prensa,  Draco mantenía una animada conversación sobre procesos antimonárquicos con el sueño húmedo de cualquier hombre. Aunque fuese imposible, había intentado mantener su atención puesta en sus ideas, en como rebatir alguna de aquellas muy buenas exposiciones de motivos, pero de vez en cuando le fallaba la caballerosidad y sus ojos terminaban en cualquier lado menos apropiado, dejando a la vista una mirada cruda de atención por parte de la muy observadora chica.

Para cuando Ron se aburrió de tanta cháchara, se levantó para ir al servicio de hombres, sin embargo, a su  paso se encontró con ciertas miradas indiscretas, y una carcajada interna al saber cuan metida estaba la gente con el producto que vendía, porque además de las ventas, eran esas miradas, a donde quiera que fuera las que le daban el sello final a sus  estadísticas.

Siguió su camino  sin percatarse de que  el servicio estaba menos escondido de lo que pensaba, así que cuando se encontró en el área de las oficinas y pensando que seguramente los sanitarios no podían estar ahí, decidió dar la vuelta y ver en el otro pasillo, pero para su sorpresa un hombre a medio vestir,  seguido casi de manera instantánea por una mujer que lo besaba como si quisiera devorárselo, salían de una de las oficinas del fondo.

Sonrió internamente, ya listo para seguir buscando el sanitario cuando pudo ver con claridad a ambas personas en el momento en que se acercaron a luz de la que él estaba resguardado, pues el paraban de secretariado lo tapaba.

—Ya te jodí petardo. —Aseguro casi en un susurro, retirándose antes de que llegaran hasta su posición.

Ron había visto perfectamente a Cormac Mclaggen y a su acompañante que por las fotos que había en la entrada, podría decir que era ella y que le habían dado  su regalo.

Ron salió del recinto, y tras comprobar que el sanitario no estaba en el otro pasillo regresó al salón de fiestas donde una chica de protocolo le señaló el lugar. Tras salir muy contento del servicio volvió a la mesa donde un aburrido Rolf bebía.

— ¿Por qué sonríes tanto?, ¿A quién te tiraste en el baño?  —Preguntó el rubio.

Ron sonrió y se sentó.

—A nadie, pero, necesito hablar contigo un par de cosas.

—Tu dirás… —Dijo el chico con interés.

Ron bajo sustancialmente a voz antes de dirigirse a él.

— ¿Qué pretendías ésta tarde con Hermione?

— ¿Tú asistente? —Dijo dudoso.

—La misma. —Ron mantenía la vista fija y pesada en contra de Rolf.

—Pensé que pod… —Ron no lo dejo terminar, cuando levanto la mano en un acto cortante.

—No, no puedes. —Dictaminó tajante remarcando la  “s” del final.

Rolf arrugo el entrecejo sin entender mucho de lo que sucedía.

—Mira, es simple, Hermione es una compañera de trabajo para ti nada más, no puedes intentar nada con ella, está claro. —Puntualizó palabra por palabra.

—Pero… ¿Por qué? ¿Pasa algo con la chica? —Rolf estaba desconcertado, la expresión corporal de Ron era completamente agresiva, casi como si estuviese marcando un territorio.

—Mira, esa chica me gusta, me gusta mucho, y la quiero para mí, y no voy a permitir que nadie me la quite.

Rolf abrió los ojos, y levanto las manos en temática de paz.

— ¿Estás enamorado? —Preguntó con un tono aún más bajo.

Ron sonrió y negó.

—Para nada, pero me vuelve loco, es una completa altanera, ya sabes, lo típico, supongo que después que logre una relación sexual de mutuo acuerdo y sin complicaciones será lo de siempre. —Rolf apretó los labios y movió la cabeza en negación.

—Ron no lo sé, esa chica no parece de esas…

—No digo que sea una zorra, es una mujer respetable, hasta tiene a un novio que es un sátrapa, y tampoco estoy diciendo que la voy a enamorar para luego botarla, simplemente planeo, en su debido momento, proponerle una relación como la que te dije, tu sabes que yo no obligo a nadie y tampoco me gusta jugar con los sentimientos de nadie.  —Ron asintió sabiendo que aquello era cierto y le dio otro trago al Whisky.

—Tú sabrás… Yo no me le vuelvo a acercar de esa manera. —Ron sonrió asintiendo y zanjando el tema.


***

Cormac había salido de la fiesta una hora después de haber llegado, y tras dejar  el edificio del Quisquilloso se apegó a su plan original.

Saco su teléfono y rápidamente escribió un mensaje para Hermione.


¿Despierta?

Hermione quien estaba comenzando a leer los libros que Ron le había regalado, levantó el teléfono y tras rodar los ojos  colocó un  muy escueto mensaje.

Si, ¿Qué quieres?

Se quedó mirando el teléfono mientras en la parte superior de la pantalla el programa le decía que Cormac estaba escribiendo.

Estoy llegando a tu casa…

Hermione compuso una expresión de hastío, y de un movimiento seco se levantó de la cama blasfemando.

Cormac quien manejaba a una velocidad media llegó a la casa de Hermione sin mayores problemas, su único trabajo de más, fue peinarse un poco, ya que Bella lo había dejado un tanto desencajado

Aparcó en la calle, y luego de bajarse del auto, caminó con su discurso en  la mente, no podía salir mal, así que cuando estuvo frente a la puerta de la chica, compuso su mejor sonrisa arrepentida y levantó una caja de regalo que le había dado Bellatrix para que contentara a la sosa, como la había llamado en aquella oficina. Cormac no sabía del contenido exacto, Bellatrix solo había enfatizado que eran pendientes, así que técnicamente también sería una sorpresa para él. Sonrió internamente por la broma personal.

Tocó tres veces la puerta y una Hermione en pijama abrió la puerta con los brazos cruzados, y mirada cansada.

— ¿Qué quieres? —Dijo secamente la chica.

—Hermione, sé que no han sido nuestras mejores semanas, pero, te pido, que me perdones. —Suspiro con la cabeza gacha y luego coloco las manos en sus hombros— Hermione, te amo, es por eso que me dio tanto disgusto lo que paso con ese tipo, pero sé que me excedí, tú no tienes la culpa, solo… Te pido perdón.

Hermione miro a Cormac sopesando las cosas, y luego suspiró  en rendición, era su novio al fin y al cabo, había pasado mucho tiempo.

—Pasa Cormac. —El chico sonrió de manera tangible y paso abrazándola.

—Cormac, debes entender que ese tipo ahora es mi jefe. —Cormac asentía más ecuánime de lo que se creería.

—Comprendo y pienso respetarlo, te lo juro. —Tomó sus manos y besándole los nudillos ascendió hasta su boca para dejar un intenso beso que Hermione respondió, sintiendo como una mínima chispa se encendía en su interior; pero sabía que no se comparada al incendio que sentía en otros tiempos.

El Rubio la soltó y alzó ante ella la caja de los pendientes.

—Te compré un presente… —Hermione sonrió a medias y lo tomó en sus manos  para luego abrirlo.

Su cara fue más que un poema, en la caja había dos hermosos pendientes que parecían de diamantes, ella asumió que eran una excelente fantasía, pero estaba completamente enamorada de ellos.

—No tenías que gastar en esto… —Cormac sonrió y la abrazo, y tras un beso más, pensó que realmente no debía haber gastado en ello, los podría haber vendido porque estaba seguro de que eran diamantes y no ninguna fantasía, casi se patea a si mismo por la cantidad de dinero que pudo haber ganado.

Así que aun con el abrazo intentó calentar las cosas besando el cuello de la chica, pero Hermione lo detuvo colocando sus manos en el pecho del rubio.

—Cormac… Yo estoy cansada, lo siento, es que… A sido una semana de locos, realmente lo siento. —La chica parecía realmente apenada, pero de nuevo la renovada ecuanimidad de Cormac salía a relucir.

Cormac sonrió al mejor estilo príncipe y alzó a la chica en brazos, pero en el camino las llaves que estaban sobre la mesa de cocina cayeron al suelo, el chico no prestó atención y caminó hasta el cuarto depositando a la chica en la cama y tapándola.

—Te amo, espero que lo recuerdes, ahora descansa hermosa. —Hermione ésta vez le sonrió de verdad, y se levantó un poco para besarlo antes de que el chico saliera de la habitación a buscar  las llaves caídas. Para cuando estuvo de vuelta Hermione estaba dormida y sonrió.

—Quizás no haya tenido sexo, pero al menos la tengo otra vez en la mano. —Pensó.

Luego de cambiar un par de canales se quitó el smoking que le había caído como anillo al dedo, porque parecía toda una fanfarria más romántica y elaborada de lo que realmente era. Luego de ducharse se acostó al lado de la chica bastante feliz consigo mismo, las tenía a las dos, y su futuro parecía de nuevo encaminado, solo le faltaba Snape.

***

Ron había bebido más de la cuenta y daba tumbos de aquí para allá en la fiesta, hasta que unas manos bien firmes lo sujetaron por la cintura.

—Hola Ron… —Lavender volvía a sonreírle por segunda vez en la noche

—Hola Lav... —Respondió en un tono precavido, porque a pesar de todo la borrachera, su mente  le decía que aquello no podía ser bueno.

—Te noto más sexy de lo normal ésta noche… Jefe —Puntualizó la palabra mientras tocaba las solapas de su traje.

—Ya no soy tu jefe Lavender. —Decía arrastrando las palabras, al tiempo que la chica lo hipnotizaba con el dedo que paseaba por el pronunciado escote.

—Da igual, sigues siendo sexy… ¿No te gustaría venir apartamento hoy? —Ron intentaba mantenerse cuerdo, pero había bebido lo suficiente para perder el sentido común, y  admitió muy temprano que aquella mujer estaba despampanante, no lo iba a negar en aquel momento, y definitivamente le estaba comenzando a dar igual si ella era un total fastidio.

—No creo que sea correcto. —Respondió por última vez antes de ser azotado por un beso que lo dejo en la lona, pues había echado de lado por completo todo su autocontrol y  sentido común, le daba igual.

Tomando a la chica por la cintura, respondió el beso de la manera más carnal que sabía, dejándose arrastrar.

— ¿Tienes auto? —Preguntó aun pegado a los labios de la muchacha.

—Sígueme… —Respondió la rubia en un solo jadeo.

Ronald no se detuvo más, la siguió hasta su apartamento, sin siquiera despedirse de sus acompañantes.

Ron no tenía oportunidad, y aquella noche, cuando llegó al apartamento, la rubia cumplió todas y cada una de las fantasías que tenía con el pelirrojo a pesar de su borrachera.

***
Draco no dejaba de escuchar todos y cada uno de los argumentos de aquella increíble chica, lo tenía completamente dominado en aquella silla, no se había parado en horas de allí solo por temer perder su oportunidad.

—Astoria… Puedo pedirte algo sin que sea una horrible proposición— Astoria entrecerró los ojos con precaución y asintió lentamente.

—Estoy harto de la música, y a mi tía ya la han festejado bástate, pero quiero seguir escuchándote, ¿podríamos ir al apartamento de Rolf? Es allí donde me estoy quedado, juro que no intentare nada, de verdad —Se apresuró.

Astoria lo sopeso, y pensó que quizás podría decir que si, si Rolf se iba con ellos, pero parecía haber desaparecido. Teniendo en cuenta la gran noche que había pasado, y que se suponía que debía tener una mente muy abierta por su propio estilo de vida, suspiro un segundo y asintió.

—Sí, pero, si intentas algo te juro que tendrás problemas. —Draco alzó su mano en señal de juramento con la palma sobre su pecho y se levantó ofreciéndole el brazo.

—Salgamos por la parte de atrás —Dijo el rubio.

Teniendo augurada a Astoria en una mano la dejo un segundo cerca de la salida hacia el área de servicio y se acercó a su padre.

—Ya me voy, espero éste feliz. —Dijo secamente sonriendo para que la gente observara  amena conversación.

—Hoy fuiste un Malfoy. —Draco asintió y tras un par de besos a los que estaban en la mesa, principalmente familiares,  salió de ahí con Astoria.

La noche para ellos fue más tranquila que para Ron por supuesto, ambos se habían quedado dormidos en el sofá  hablando de las políticas antimonárquicas que se debían seguir, mientras el chico, sonreí sin parar a la que estaba seguro, le había flechado el corazón definitivamente.

***

Rolf habia estado buscando a Ron pero tras volver a su mesa y percatarse de la falta de Draco y Astoria supo  que no  debía ir a su apartamento aquella anoche, así que caminó hacia los servicios de hombres con la intención de refrescarse antes de irse, pero en el camino chocó sin miramiento con una distraída mujer.

— ¡Idiota! —Había gritado la chica en el suelo.

—Lo siento señorita, de verdad, disculpe… —Rolf tendió su mano rápidamente, pero los ojos de la chica estaban casi en su cara examinándolo con la boca abierta.

—Oye, ¡tú eres ese actor porno! —Rápidamente se tapó la boca sabiendo que su intimidad había quedado totalmente al descubierto.

Rolf tras comprobar que ya estaba estabilizada en sus tacones, sonrió pícaro y enarco una ceja.
—El mismo, pero intente no gritarlo —La chica se había puesto completamente roja, pero tras pensarlo un segundo, y tener en cuenta que no tendría aquella  oportunidad dos veces, saco un papel de su bolso de mano y además de un bolígrafo.

—Me darías tu autógrafo. —Rolf comenzó a reír sin poder evitarlo; no podía creer que una chica que se veía tan delicada, y elegante fuese una fan tan… Vivas.

Tomó el papel y el bolígrafo aun sonriendo pícaramente.

— ¿Cuál es su nombre?

—Luna —Susurro la chica viéndolo, él era incluso mejor en persona.

—Bueno Luna, fue un placer conocerte. —Tras entregarle el autógrafo y besarle la mejilla a la atontada rubia, intentó alejarse pero la chica lo detuvo llamándolo.

— ¡Espera! —El chico volteo y de pronto tenia los labios de aquella muchacha sobre los suyos, así que solo respondió.

El beso fue de más, de mucho  mas, a menos, y de pronto simplemente la besaba tiernamente, sintiendo como cada célula de su cuerpo respondía.

Al soltarla ambos se miraron como si la vida dependiera de aquello, hasta que Rolf rompió el silencio.

— ¿Quieres tomar el desayuno? —Luna sin salir de su transe asintió, pero luego entro en la cuenta.

—No se puede desayunar  a la una de la mañana…

—Supongo que podemos hacer algo…
***

Aquella noche se había  demostrado que la relatividad  seguía viva. Mientras unos volvían a la piedra de siempre, otros habían encontrado el impulso que les hacía falta, pero, como dijo Einstein…

***

Hola, hace ocho meses no actualizaba, realmente les pido disculpas, pero la universidad y ciertos problemas personales me han detenido, pero ya estoy aquí, y si siguen ahí, seria genial.

Como ven  en éste capítulo están las respuestas a las preguntas del capítulo anterior, y el que sigue, contará que paso después, por ahora, les digo desde ya un enorme gracias por leer.

También les cuento que los capítulos, primero los subiré por aquí y un par de días antes y luego en fanfiction.

Para aquellos que les gusta crepúsculo, en la publicación que dice “Noticias!!!” dejo para ustedes los links de la traducción gratis en fanfiction, perfecta, y con el comienzo de la continuación.
Para finalizar les recomiendo que escuchen Slow Poison de los impresionantes The Bravery mientras leen éste capítulo, es genial.


¿Merezco review por aquí o por fanfiction? Déjenlos por favor, eso incentiva escribir.


Feliz navidad

Noticias!!!


Cambio de nombre

Como habrán visto he cambiado el nombre del blog porque ahora se orienta hacia cualquier cosa que escriba, así que anótenlo.

Nuevo fanfic y proyecto original

Sé que he desaparecido desde hace casi un año, específicamente desde el término de Reborn. Bien, he vuelto, y dejare publicado un fanfic que empecé hace algún tiempo y que hace meses que no actualizo, sin embargo, mañana temprano tendrán el nuevo capitulo de ésta historia por aquí, y como añadido he comenzado con un proyecto personal, y completamente original, que estaré publicando muy pronto.

Continuación de Reborn


Bien, con respecto a la continuación de Reborn, he cambiado de parecer, y en vez de convertirse en una nueva trama tan pesada como la anterior, la convertiré en one shots (no tan shots). Una de las diferencias, será el hecho de que ya no sera contada desde la óptica de Hermione, pues corta muchos momentos importantes, y la idea de ésta segunda parte, es conocer que paso después de Reborn de manera amplia. Ahora bien, el primer capitulo de esa historia lo escribí casi a los 2 meses de haber terminado Reborn, pero es fuerte, y realmente no se si publicarlo de esa manera. Así pues, si alguien tiene alguna pregunta sobre eso, o sugerencia, por aquí y por el PM de Fanfiction serán bienvenidos, me gustaría conocer su opinión como ha sido siempre.

Vida y Muerte Crepúsculo Re imaginado Stephenie Meyer, Traducción y continuación 


En otras noticias, como ya sabrán hace unos meses salio la sorpresa de la increíble Stephenie meyer de re publicar Crepúsculo, pero de una manera diferente. Si han intentado descargarla, la versión en ingles es fácil de conseguir de manera digital, pero la que está en español era una verdadera pesadilla de conseguir hasta al menos una semana, sin embargo, en Fanfiction, un gran traductor se tomó la tarea de transcribir de manera impecable la historia, quedando a la par de la traducción oficial hecha por la señora Sara Cano Fernández, he incluso superándola, ademas de ello, éste chico Hondureño se ha puesto manos a la obra con la continuación de la misma, siguiendo con el permiso que nos dio Steph de seguir con la historia. Siendo así, les dejo el link de la traducción y la continuación; solo les pido apoyen éste tipo de iniciativas, y el trabajo arduo con el único pago que puede agradecer un trabajador de estos caminos que son los review.





Sin mas que agregarles los dejo, y nos estamos leyendo!!!

¿Cómo habían llegado todos hasta ese punto?...


Según Einstein,  la estupidez humana es infinita, una medida bastante más que sobre estimada, podría decir cualquier letrado o entusiasta de la vida terrestre, sin embargo, Ron Weasley estaba comprobando de primera mano aquella afirmación.

La luz del sol entraba a vendavales por la ventana permitiendo que un terrible dolor de cabeza y unas náuseas lo aquejasen; así que como cualquier embarazada en apuros saltó literalmente de la cama entrando en la primera puerta que él supuso debía ser el baño.  Sin tener la más mínima idea de donde se encontraba levantó la tapa del sanitario y dejo que la poca fuerza vital que creía tener saliera en forma de un asqueroso vómito. Sentía como si el alma se le estuviese escapando del cuerpo, su estomago no paraba de mandar cantidades ridículas de líquido, dejándole la garganta en llamas y la cabeza a punto de estallar. Para cuando pudo calmar su ataque,  transpiraba y el dolor de cabeza iba más allá de lo creíble, así que casi arrastras y sintiendo por primera vez como la luz que entraba al baño le quemaba los ojos, llegó a la ducha donde dejó que el agua lo despejase de la que el creía había sido la peor borrachera de toda su vida.

Las gotas caían a cántaros en el pequeño recuadro cuando decidió que era tiempo de internarse en él, y fue la que creyó lo mejor que pudo hacer, pues su mente logró al menos despejar  la neblina dolorosa que lo aquejaba, la cosa era, que también había despejado su capacidad de pensar como un ser humano y darse cuenta de tres cosas básicas.

La primera, no sabía dónde estaba.

La segunda, no tenía idea de quién era la persona, (si es que era una persona), que dormía en la cama.

Y la tercera, no recordaba absolutamente nada de la noche anterior y tampoco donde estaba su ropa.

Lo único que creía tener claro era la noche de entretenimiento sexual que había tenido.

Luego de unos cuantos minutos en la ducha decidió dejar de pensar hasta salir de ella.

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—Llegare tarde... Llegare tarde... Llegare muy tarde. —Repetía Hermione compulsivamente mientras intentaba encontrar las llaves de su apartamento.

—¿Qué te pasa mujer? —Cormac quien había salido de la habitación con el cabello revuelto y con muchísima cara de somnolencia, estaba parado en mitad del pasillo que dirigía a las habitaciones, mirando como la chica, desordenaba todo.

—Cormac... No molestes sí, tengo clases en quince minutos  y no encuentro mis llaves. —El rubio rodó los ojos y señaló hacia la habitación.

—Están en tu mesa de noche.

—No puede ser, siempre las dejo aquí... —Explicó la castaña mientras levantaba por tercera vez el mismo cojín.

—Pues anoche las dejé ahí después de que te trajera a casa.

Hermione hizo memoria de lo que había pasado la noche anterior y recordó aquel detalle.

—Tienes razón... —Caminó con paso apresurado hasta llegar a su mesilla, donde encontró el objeto que necesitaba; Luego retrocediendo sus pasos llego hasta la posición de Cormac, dejando un beso rápido antes de salir del pequeño apartamento con un tenue gracias.

Cormac quien se había quedado observándola desde el pasillo recordó, lo que había sucedido, para que aquella mañana todo fuese como siempre...


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Draco se había levantado aquella mañana por primera vez en varios días completamente sobrio, pero a su vez,  jodido en todo el sentido de la palabra. A su lado, en el sofá de la casa de Rolf descansaba la mujer más hermosa que había visto en su vida. En comparación con lo que se podría pensar, no habían  tenido sexo salvaje y descontrolado, como habría de esperarse de una chica como Astoria. Yendo en contra de la lógica, la chica le había expuesto durante tres horas, los pros y contras del gobierno monárquico que toda la vida habían tenido, y el mal uso del poder que hacia su padre. Sorprendentemente, la había escuchado y contestado como si aquello se tratase de un debate importantísimo, hasta que el sueño pudo más que la política y la chica se quedo dormida en sus brazos.

 Viéndola bien, a la luz de la mañana y con la cabeza más clara que nunca, supo, que su padre se enfadaría mucho con él, pero como en tantas otras ocasiones le daba lo mismo. Sin embargo, recordando la noche anterior y las palabras de su padre, sabía que su punto de inflexión estaba a la vuelta de la esquina.

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Y... ahí estaba Luna Lovegood.  Una de las mejores mañanas de su vida a manos de una vergüenza de proporciones épicas.

—Aun no me dices de donde conoces a mi productor... —Dijo Rolf colocándole azúcar a su tasa de café.

—Mi mejor amiga es su asistente desde hace unos días. —Contestó aun con las mejillas arreboladas.

Podría parecer extraño, pero ya llevaba una buena cantidad de horas hablando con el chico, y aun estaba allí intentando que la vergüenza no subyugase su necesidad de contestar, pero aun así era casi imposible.

—Quizás sea por eso que no la conozco...  —Se hizo un silencio que casi rayaba en lo incomodo entre ambos chicos, sin embargo Rolf se acomodó el esmoquin que aun llevaba puesto  y tomó una respiración—. Espero que no me lo tomes a mal, pero me ha gustado mucho escaparme de esa fiesta contigo anoche, y a decir verdad, me gustaría volver a charlar contigo... ¿Crees, que al irnos de aquí... Puedas... Ya sabes... Darme tu numero...? — La pregunta nerviosa del muchacho casi la hace sonreír, y la emoción casi provoca un derrame descomunal de café en su vestido, sin embargo,  con toda la tranquilidad posible asintió, llevándose la tasa a los labios, y rememorando por un momento como demonios había llegado a esa pequeña cafetería en el centro de Londres.


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Y esa era realmente la pregunta de las mil millones de libras.

¿Cómo habían llegado todos hasta ese punto?...


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