—¿Pero en qué rayos me metí? —Pensó, justo antes de encontrarse con un Ronald
Weasley que muy serio le extendía la mano para estrecharla.
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Ronald
Weasley hizo un fuerte llamado con su garganta por segunda vez, mientras
Hermione seguía mirándolo como si fuese a violarla. Parecía una niña asustada;
éste enorme sujeto de cabello naranja, potentes ojos azules y alto muy alto se paraba frente a ella, como
si detrás de él una pareja no estuviese teniendo relaciones sexuales, era la
cosa más a vergonzante del mundo.
—Señorita
Granger...—Harry posó su mano sobre el hombro de la chica provocando que ella
diese un bote instantáneo, saliendo de su letargo—, Bien, él es el señor Ro...—
—Disculpen...yo
debo irme...Ahora. —Hermione interrumpió a su interlocutor , sin dejar de
llevar sus ojos de la cara del pelirrojo a la escena detrás de él.
—Bien... —Ron se dispuso a dar media vuelta, odiaba
cuando alguien juzgaba su trabajo, y esa chica lo estaba haciendo, sus ojos no
dejaban de mirar con asombro y desaprobación lo que sucedía detrás de él.
—¡No!
—Exclamó Harry, cuando la chica recogió su bolso del suelo y dio un paso para
retirarse sin siquiera despedirse, y Ron comenzaba a caminar de nuevo detrás de
las cámaras. —Ron, maldita sea, no tengo tiempo para conseguirte a alguien
mejor, la chica ni siquiera sabe quién eres, por el amor de dios, puedes al
menos hablar con ella. —Ron, quien estaba solo un paso delante de él caminando
casi inmutable, sostuvo su
tabique nasal con los dedos índice y pulgar, intentando pensar más claramente.
Harry
no tenía más tiempo, y él desde luego necesitaba a alguien que lo ayudase, lo
más rápido posible; de ese día en una semana, grabaría sus propias escenas y no
podía estar solo, además de que necesitaba explicarle como serían las cosas.
Harry debía ir a América y en conclusión esa chica era la indicada, por
tiempos, y más aun cuando no conocía ni su nombre.
—¿Dime
que no es la última? —Masculló volteándose a encarar al chico de lentes.
—Si,
si lo es, por eso no podemos dejarla ir, no tengo más tiempo compañero.
—¡Maldición!
Debí haber ido a la universidad, y ser contador, todo seria mas fácil. —Ron se
susurraba toda clase de insultos mientras iba a paso rápido tras el camino por
el cual se había ido la que debía ser su futura asistente.
Caminó
por el pasillo de oficinas del galpón de grabaciones, hasta quela luz del sol lo
impactó directamente en la cara, dejándolo ciego por unos segundos.
—¡Mierda! —Exclamó cuando sus ojos se acostumbraron a la
luz del día tras la oscuridad del plató.
Mas
o menos a cincuenta metros de él, Hermione caminaba a paso apresurado
intentando sacar de su mente lo que había visto en el set, aun con su bolso
aferrado con ambas manos, movía la cabeza de un lado a otro.
—Me pasa por tomar cualquier cosa del periódico... —Pensaba sin
prestar atención al camino, y por lo tanto sin percatarse del brocal de acera
que se encontraba frente a ella, hasta que el piso fue su más cercana visión.
—
¡Señorita! —Ron, quien estaba ya cerca
de ella apuró aun mas su paso hasta llegar a la altura de la muchacha, quien
aparentaba estar bien y emprendía de nuevo su "huida"—...Maldición
podría pararse, soy actor porno, pero no corredor de carreras. —Una shokeada
Hermione paro riéndose y volteando a ver al hombre que con el aliento
entrecortado y las manos en la cintura la miraba con exasperación.
Ni
siquiera sabía porque se estaba riendo, simplemente lo escuchó, y bueno, risas
y más risas, pero su cerebro, le explicaba que debía irse y al mismo tiempo no,
era todo muy confuso.
—Ahora
que tengo su atención... Soy Ronald Weasley, soy actor, productor y director de
películas para adultos, cosa que no me hace un violador, esto es simplemente un
trabajo, necesito una asistente y es usted mi última esperanza; ser mi empleada
no implica grabar una escena conmigo, y por último el calor me está matando,
¿quiere calmarse y entrar al edificio para hablar como adultos? —Hermione ladeo la cabeza, y la empujo un
poco hacia adelante como si no entendiese nada.
Era
un momento raro, aquel hombre que hacía de voyeur frente a una escena de relaciones sexuales le hablaba como un caballero, era
muy confuso.
Hermione
no era religiosa, ni mucho menos mojigata, pero jamás pensó estar en una
situación así, para ella el sexo era... Eso, sexo, un par de posiciones, jugueteos
comunes y ya, en su vida pensó ver algo tan... Complejo y que parecía tan
normal para algunos, y no es que no hubiese visto películas pornográficas, pero
jamás en vivo, sus relaciones sexuales eran simples y con el único novio que
había tenido en la universidad y que aun era su pareja.
—
¿Señorita?
—Usted
no parece un violador... —Ron exhaló una
carcajada, y cruzo sus brazos con una sonrisa.
—No
me diga... Ya le dije que no lo soy.
—Discúlpeme
pero fue algo fuerte lo que vi ahí adentro. —Hermione se recompuso colocando su
cuerpo erguido pero sin apartar ambas manos de su bolso.
—Todo
lo que se ve ahí es fuerte señorita...
—Granger...
Hermione Granger
—Bien,
señorita Granger, ¿quisiera hablar conmigo por unos minutos?
—Señor
Weasley, si no me equivoco, me parece que se confunde de persona, yo no estoy
ni de lejos preparada para trabajar en algo así, lo siento de verdad, usted
parece un buen hombre a pesar de todo, pero yo simplemente no puedo. —Ron quien
la miraba con los ojos entrecerrados por la luz del sol de aquel verano
londinense, no quería creer que se iba a quedar tanto tiempo sin asistente.
—
¿Trabajar en algo así?, usted no participará nunca en una escena a menos...
claro... Que así lo quiera. —Era bonita, para que negarlo, algo delgada, pero
con una cara preciosa, y unos ojos color
chocolate que resaltarían en una cámara, sus labios no eran exuberantes, pero
si su cabello, recogido en ese momento, pero que según su experiencia con un
poco de transpiración no sería tan
domado, la haría parecer una fiera, y esa pose de niña buena, estaba
completamente seguro de que no seria así desnuda, ninguna mujer excitada lo es.
Ron
se dejó llevar por sus pensamientos, recorriéndola de arriba a abajo con la
mirada muy intensa, en ese segundo no le importó en lo más mínimo que ella
fuese una candidata a asistente, la metería al set cuando ella quisiera.
Hermione por su parte lo notó y mas que ganas de correr, era adrenalina, su
respiración se había acelerado y el calor del sol la mareaba, al tiempo que
casi podía sentir los pensamientos de aquel hombre sobre ella.
No
podía mentirse, ahora que el miedo, el shock y la vergüenza habían desaparecido
veía con más claridad al hermosísimo hombre que tenía delante, mirándola con
los labios entre abiertos, con los pensamientos escritos en la frente, y si
quería ser sincera con ella y con quien fuese, tuvo que traer a Cormac desde
las profundidades de un abismo en su mente para contestar.
—No
señor Weasley no me interesan sus escenas, y tampoco el trabajo. —Ron
espabilando de sus pensamientos y moviendo la cabeza de un lado a otro, tomando de nuevo su tabique nasal
comprendiendo lo que le había dado a entender con justa razón, asintió.
—¿Está
segura?...No hablo de una escena, claro, si no del trabajo de asistente.
—Completamente.
—Ron maldijo para sus adentros, su
estúpida mente le había jugado una mala broma y por ello le costó aquella chica
como ayudante.
—Bien,
pero... Si lo piensa mejor la bacante estará abierta por al menos una semana
más.
—Y quizás mas tiempo si Harry no vuelve pronto de
América. —Pensó
—Gracias,
señor weasley. —Soltó por primera vez su cartera en un buen rato, y extendió su
mano para estrecharla con el que ella ya denominaba, hombre intenso.
Ron
sonrió por última vez y se dio vuelta para irse.
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—Luna,
céntrate... —Hermione se encontraba sobre la alfombra del apartamento de Luna
Lovegood, pidiéndole por milésima vez concentración para el complicado trabajo
que tenían, pero la rubia parecía poco dispuesta a cooperar, mas aun después de
que Hermione le contara su más reciente aventura en un set de grabación de
películas para mayores de edad.
—No
entiendo. —Dijo la rubia soltando el ratón de su laptop.
—Si
no te concentras, no entenderás jamás el trabajo, Luna.
—No
me refiero a eso, me refiero a como esperas que me concentre después de lo que
me contaste.
Hermione
exasperada soltó el lápiz de golpe contra el suelo y se levantó.
—Luna,
éste trabajo vale el cincuenta por ciento de la nota del semestre, si no lo
pasamos vamos a reprobar, por el amor adiós, dejemos de hablar de ésta
estupidez.
—Vale,
está bien, pero solo dime el nombre, lo buscamos en internet y te juro que nos
ponemos en esto.
Hermione
dio una sonora respiración y trajo de nuevo a su memoria su movida tarde solo
para recordar el nombre de aquel tipo, aunque realmente no debió hacer mucho
esfuerzo, su intensa mirada azul, con los pensamientos a flor de piel, estaban
grabados a fuego en su memoria.
—Ronald Weasley. —Luna quien estaba apostada en
google sin mirarle a la cara, a la espera para teclear, volteo a verla
lentamente.
—¿Ronald
Weasley?
—sí, eso dije, Ronald Weasley.
—Ni
siquiera tengo que buscarlo en internet.
—¿A
no? —Con los brazos sobre su pecho, miraba extrañada a la rubia.
—No,
claro que no, toda mujer en el Reino Unido y mas allá lo conoce. —Hermione alzó una ceja, y
casi volteo sus ojos.
—¿De
qué hablas?, yo no conozco a ese tipo.
—Es
la figura más importante del porno inglés, como Nacho Mudal en España y Rocco
Alfredo en Italia, el es como... No lo sé, el príncipe del porno inglés, o el
goleador del porno inglés, no lo sé, algo así, es muy famoso. —Hermione no
sabía se reír o no.
—El
príncipe del porno...Vamos Luna no digas estupideces. —Con una sonrisa
instalada en su cara, se dio media vuelta y caminó hacia la cocina para buscar
un vaso de agua.
De
que le hablaba, el príncipe, el goleador... y... ¿Quiénes se suponía que eran
Nacho Mudar y Rocco Alfredo?
Hermione
estaba parada frente a la nevera abierta, mientras dejaba que el agua fluyese
hacia su vaso, cuando la pregunta del bingo ganador se le vino a la mente, así
que dejó el vaso de golpe sobre el mesón y llegó a la puerta de la cocina en
dos zancadas mirando intensamente a Luna.
—¿Cómo
es que sabes todo eso? —Luna la miró como si nada, y alzó los hombros.
—Tengo
necesidades, y no quiero compromisos, y eso me da algo que ver cuando... Ya
sabes... Me asalta la necesidad. —Hermione ladeo la cabeza con incredulidad.
—Prefieres
ver pornografía que tener un novio... —Aseguró la castaña.
—No
tan así... Veras, la mayoría de los hombres son muy... Habladores, pero,
ninguno sabe hacer lo que tiene que hacer cuando te lleva a la cama, pero esos
hombres, los que están en las películas, no solo lo saben hacer bien, sino
que...Te enseñan cosas nuevas.
—Y...
—A
ver Hermione, ¿Cormac alguna vez te hizo gritar de placer?... Ya sabes, querer cada vez más.
—con las mejillas coloradas y los brazos
fuertemente apretados a sus costados negó con la cabeza.
—A
eso me refiero mujer, el sexo es para vivirlo, sin vergüenza ni ataduras, casi
como un alter ego, pero lo han censurado tanto que es básicamente un tabú, pero
no para hombres como éste. —Antes de que la castaña pudiese esperárselo, Luna
había volteado la pantalla con un video bastante explícito teniendo a Ronald
Weasley como protagonista.
Hermione
hubiese querido apartar la mirada, pero no podía, los movimientos, la
transpiración, y la cantidad de imágenes que su
cabeza desencadenaba a partir de
las del video, hicieron que ella entre abriera los labios sin enterarse cómo,
sin poder creer que aquel hombre era el
mismo caballero que le había estrechado la mano en la mañana. Su cuerpo, su
respiración acelerada, todo en él era sexual, nada racional, todo abocado al
acto que llevaba a cabo; a Hermione ni siquiera le molestaba ver a la chica que
disfrutaba a su lado, porque no la culpaba, de estar en su posición habría
hecho lo mismo y lo sabía, se dejaría
hacer sin remedio, de hecho su respiración agitada y el estremecimiento de sus
piernas se lo confirmaban, jamás se había excitado por mirar. Aquel hombre era
una bocanada de vida.
—Hermione... —Tronó los dedos Luna frente a la
castaña, que parecía en trance con los labios secos.
Hermione
colocó su mano sobre la pantalla intentando tapar el video, y cerrando los ojos
para centrarse de nuevo.
—Así
que te gustó...
—Soy
un ser humano Luna... ¿Ahora que ya saciaste tu curiosidad podemos volver al
trabajo?
—Solo
una cosa más. —Exasperada la castaña la miró fijamente queriendo matarla,
mientras un temblor en sus manos producto de la reciente excitación la
alarmaba.
—¿Qué?
—¿Vas
a tomar el trabajo?
—No.
Luna
comprendió que debía dejar el tema hasta allí, y así fue como sucedió, el resto
de la tarde y buena parte de la noche la dedicaron al trabajo.
La
hora realmente no les importaba ya que vivían puerta, con puerta,
así que cuando Hermione salió a las dos de la mañana del apartamento de
Luna, solo tuvo que abrir la cerradura desde el umbral de la rubia y despedirse
mientras esta se dirigía a su habitación.
El
problema de aquella noche no fue el trabajo, ni las horas de desvelo, sino las imágenes que no la dejaban concentrar y
el esfuerzo que tuvo que poner en cada segundo para que su mente no desvariara.
Cuando
llegó a su habitación, vio la fotografía de ella y Cormac que adornaba su mesa
de noche, y no pudo evitar pensar en la pregunta de Luna unas horas antes.
— Hermione, ¿Cormac alguna vez te hizo gritar de
placer?... Ya sabes, querer cada vez más.
Por
supuesto que la respuesta era no, ellos mantenían una relación bastante estable
desde el comienzo de la universidad, donde primero se habían hecho amigos y
luego lo que eran a la fecha, novios, de hecho si habría su clóset podría
encontrar buena parte de la ropa del chico, y mas allá en el baño, algunos de
sus artículos de aseo, pues él se quedaba algunos días con ella; más aun,
habían hablado sobre boda.
La
cosa estaba en que no era la primera vez que Hermione se hacía la pregunta que
Luna formuló en su apartamento, pero no en esas mismas palabras.
Toda
su vida había sido correcta, al menos en lo común, había seguido los pasos que
la sociedad le exigía a las personas de buen proceder al pie de la letra, y
sabia que en su futuro había una casa, con un esposo y unos hijos, pero no
estaba tan segura de querer algo como ello, así, sin vivir nada mas, la cosa
era el que... Que era eso que sentía debía vivir.
Aquello
no quería decir que aquel trabajo que le habían ofrecido en la mañana fuese la
respuesta, pero estaba segura que se abría a una nueva etapa con, o sin ese
empleo. Ya sus padres no la mantenían, estaba a punto de ser una abogada, una
mujer independiente y sabía que su relación se estaba enfriando, al punto de
estar allí por costumbre.
Caminó
por la casa pensando y recorriendo momentos con las manos mientras tocaba las
paredes, intentando comprender que haría en aquella nueva etapa de su vida,
pero se encontraba de nuevo como el día anterior. Aunque con un círculo rojo
sin tachar.
Vio
el periódico donde el anuncio de asistente para Ronald Weasley resaltaba, sin
marcar como visto, y con el marcador se dispuso a rayarlo, pero no pudo.
—Quizás...
Quizás
esa fuese la pimienta que su vida le pedía, así que metiendo el ejemplar en su
mochila de clases caminó a su ducha donde dejo que el agua la dejase despejarse
del mundo.
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