miércoles, 23 de diciembre de 2015

Hombre intenso


 —¿Pero en qué rayos me metí? —Pensó,  justo antes de encontrarse con un Ronald Weasley que muy serio le extendía la mano para estrecharla.

.:;.:;. .:;.:; .:;.:;. .:;.:;. .:;.:;. .:;.:;. .:;.:;. .:;.:;. .:;.:;. .:;.:;. .:;.:;. .:;.:;.

Ronald Weasley hizo un fuerte llamado con su garganta por segunda vez, mientras Hermione seguía mirándolo como si fuese a violarla. Parecía una niña asustada; éste enorme sujeto de cabello naranja, potentes ojos azules  y alto muy alto se paraba frente a ella, como si detrás de él una pareja no estuviese teniendo relaciones sexuales, era la cosa más a vergonzante del mundo.

—Señorita Granger...—Harry posó su mano sobre el hombro de la chica provocando que ella diese un bote instantáneo, saliendo de su letargo—, Bien, él es el señor Ro...—

—Disculpen...yo debo irme...Ahora. —Hermione interrumpió a su interlocutor , sin dejar de llevar sus ojos de la cara del pelirrojo a la escena detrás de él.

—Bien...  —Ron se dispuso a dar media vuelta, odiaba cuando alguien juzgaba su trabajo, y esa chica lo estaba haciendo, sus ojos no dejaban de mirar con asombro y desaprobación lo que sucedía detrás de él.

—¡No! —Exclamó Harry, cuando la chica recogió su bolso del suelo y dio un paso para retirarse sin siquiera despedirse, y Ron comenzaba a caminar de nuevo detrás de las cámaras. —Ron, maldita sea, no tengo tiempo para conseguirte a alguien mejor, la chica ni siquiera sabe quién eres, por el amor de dios, puedes al menos hablar con ella. —Ron, quien estaba solo un paso delante de él  caminando  casi inmutable,  sostuvo su tabique nasal con los dedos índice y pulgar, intentando pensar más claramente.

Harry no tenía más tiempo, y él desde luego necesitaba a alguien que lo ayudase, lo más rápido posible; de ese día en una semana, grabaría sus propias escenas y no podía estar solo, además de que  necesitaba explicarle como serían las cosas. Harry debía ir a América y en conclusión esa chica era la indicada, por tiempos, y más aun cuando no conocía ni su nombre.

—¿Dime que no es la última? —Masculló volteándose a encarar al chico de lentes.

—Si, si lo es, por eso no podemos dejarla ir, no tengo más tiempo compañero.

—¡Maldición! Debí haber ido a la universidad, y ser contador, todo seria mas fácil. —Ron se susurraba toda clase de insultos mientras iba a paso rápido tras el camino por el cual se había ido la que debía ser su futura asistente.

Caminó por el pasillo de oficinas del galpón de grabaciones, hasta quela luz del sol lo impactó directamente en la cara, dejándolo ciego por unos segundos.

—¡Mierda!  —Exclamó cuando sus ojos se acostumbraron a la luz del día tras la oscuridad del plató.
Mas o menos a cincuenta metros de él, Hermione caminaba a paso apresurado intentando sacar de su mente lo que había visto en el set, aun con su bolso aferrado con ambas manos, movía la cabeza de un lado a otro.

—Me pasa por tomar cualquier cosa del periódico... —Pensaba  sin prestar atención al camino, y por lo tanto sin percatarse del brocal de acera que se encontraba frente a ella, hasta que el piso fue su más cercana visión.

— ¡Señorita! —Ron,  quien estaba ya cerca de ella apuró aun mas su paso hasta llegar a la altura de la muchacha, quien aparentaba estar bien y emprendía de nuevo su "huida"—...Maldición podría pararse, soy actor porno, pero no corredor de carreras. —Una shokeada Hermione paro riéndose y volteando a ver al hombre que con el aliento entrecortado y las manos en la cintura la miraba con exasperación.

Ni siquiera sabía porque se estaba riendo, simplemente lo escuchó, y bueno, risas y más risas, pero su cerebro, le explicaba que debía irse y al mismo tiempo no, era todo muy confuso.

—Ahora que tengo su atención... Soy Ronald Weasley, soy actor, productor y director de películas para adultos, cosa que no me hace un violador, esto es simplemente un trabajo, necesito una asistente y es usted mi última esperanza; ser mi empleada no implica grabar una escena conmigo, y por último el calor me está matando, ¿quiere calmarse y entrar al edificio para hablar como adultos?  —Hermione ladeo la cabeza, y la empujo un poco hacia adelante como si no entendiese nada.

Era un momento raro, aquel hombre que hacía de voyeur  frente a una escena de relaciones  sexuales le hablaba como un caballero, era muy confuso.

Hermione no era religiosa, ni mucho menos mojigata, pero jamás pensó estar en una situación así, para ella el sexo era... Eso, sexo, un par de posiciones, jugueteos comunes y ya, en su vida pensó ver algo tan... Complejo y que parecía tan normal para algunos, y no es que no hubiese visto películas pornográficas, pero jamás en vivo, sus relaciones sexuales eran simples y con el único novio que había tenido en la universidad y que aun era su pareja.

— ¿Señorita?

—Usted no parece  un violador... —Ron exhaló una carcajada, y cruzo sus brazos con una sonrisa.

—No me diga... Ya le dije que no lo soy.

—Discúlpeme pero fue algo fuerte lo que vi ahí adentro. —Hermione se recompuso colocando su cuerpo erguido pero sin apartar ambas manos de su bolso.

—Todo lo que se ve ahí es fuerte señorita...

—Granger... Hermione Granger

—Bien, señorita Granger, ¿quisiera hablar conmigo por unos minutos?

—Señor Weasley, si no me equivoco, me parece que se confunde de persona, yo no estoy ni de lejos preparada para trabajar en algo así, lo siento de verdad, usted parece un buen hombre a pesar de todo, pero yo simplemente no puedo. —Ron quien la miraba con los ojos entrecerrados por la luz del sol de aquel verano londinense, no quería creer que se iba a quedar tanto tiempo sin asistente.

— ¿Trabajar en algo así?, usted no participará nunca en una escena a menos... claro... Que así lo quiera. —Era bonita, para que negarlo, algo delgada, pero con una  cara preciosa, y unos ojos color chocolate que resaltarían en una cámara, sus labios no eran exuberantes, pero si su cabello, recogido en ese momento, pero que según su experiencia con un poco de transpiración no sería  tan domado, la haría parecer una fiera, y esa pose de niña buena, estaba completamente seguro de que no seria así desnuda, ninguna mujer excitada lo es.

Ron se dejó llevar por sus pensamientos, recorriéndola de arriba a abajo con la mirada muy intensa, en ese segundo no le importó en lo más mínimo que ella fuese una candidata a asistente, la metería al set cuando ella quisiera. Hermione por su parte lo notó y mas que ganas de correr, era adrenalina, su respiración se había acelerado y el calor del sol la mareaba, al tiempo que casi podía sentir los pensamientos de aquel hombre sobre ella.

No podía mentirse, ahora que el miedo, el shock y la vergüenza habían desaparecido veía con más claridad al hermosísimo hombre que tenía delante, mirándola con los labios entre abiertos, con los pensamientos escritos en la frente, y si quería ser sincera con ella y con quien fuese, tuvo que traer a Cormac desde las profundidades de un abismo en su mente para contestar.

—No señor Weasley no me interesan sus escenas, y tampoco el trabajo. —Ron espabilando de sus pensamientos y moviendo la cabeza de un lado a otro,  tomando de nuevo su tabique nasal comprendiendo lo que le había dado a entender con justa razón, asintió.

—¿Está segura?...No hablo de una escena, claro, si no del trabajo de asistente.

—Completamente. —Ron maldijo para sus adentros,  su estúpida mente le había jugado una mala broma y por ello le costó aquella chica como ayudante.

—Bien, pero... Si lo piensa mejor la bacante estará abierta por al menos una semana más.

—Y quizás mas tiempo si Harry no vuelve pronto de América. —Pensó

—Gracias, señor weasley. —Soltó por primera vez su cartera en un buen rato, y extendió su mano para estrecharla con el que ella ya denominaba, hombre intenso.

Ron sonrió por última vez y se dio vuelta para irse.

.:;.:;. .:;.:; .:;.:;. .:;.:;. .:;.:;. .:;.:;. .:;.:;. .:;.:;. .:;.:;. .:;.:;. .:;.:;. .:;.:;.


—Luna, céntrate... —Hermione se encontraba sobre la alfombra del apartamento de Luna Lovegood, pidiéndole por milésima vez concentración para el complicado trabajo que tenían, pero la rubia parecía poco dispuesta a cooperar, mas aun después de que Hermione le contara su más reciente aventura en un set de grabación de películas para mayores de edad.

—No entiendo. —Dijo la rubia soltando el ratón de su laptop.

—Si no te concentras, no entenderás jamás el trabajo, Luna.

—No me refiero a eso, me refiero a como esperas que me concentre después de lo que me contaste.
Hermione exasperada soltó el lápiz de golpe contra el suelo y se levantó.

—Luna, éste trabajo vale el cincuenta por ciento de la nota del semestre, si no lo pasamos vamos a reprobar, por el amor adiós, dejemos de hablar de ésta estupidez.

—Vale, está bien, pero solo dime el nombre, lo buscamos en internet y te juro que nos ponemos en esto.

Hermione dio una sonora respiración y trajo de nuevo a su memoria su movida tarde solo para recordar el nombre de aquel tipo, aunque realmente no debió hacer mucho esfuerzo, su intensa mirada azul, con los pensamientos a flor de piel, estaban grabados a fuego en su memoria.

—Ronald  Weasley. —Luna quien estaba apostada en google sin mirarle a la cara, a la espera para teclear, volteo a verla lentamente.

—¿Ronald Weasley?

—sí,  eso dije, Ronald Weasley.

—Ni siquiera tengo que buscarlo en internet.

—¿A no? —Con los brazos sobre su pecho, miraba extrañada a la rubia.

—No, claro que no, toda mujer en el Reino Unido y mas  allá lo conoce. —Hermione alzó una ceja, y casi volteo sus ojos.

—¿De qué hablas?, yo no conozco a ese tipo.

—Es la figura más importante del porno inglés, como Nacho Mudal en España y Rocco Alfredo en Italia, el es como... No lo sé, el príncipe del porno inglés, o el goleador del porno inglés, no lo sé, algo así, es muy famoso. —Hermione no sabía se reír o no.

—El príncipe del porno...Vamos Luna no digas estupideces. —Con una sonrisa instalada en su cara, se dio media vuelta y caminó hacia la cocina para buscar un vaso de agua.

De que le hablaba, el príncipe, el goleador... y... ¿Quiénes se suponía que eran Nacho Mudar y Rocco Alfredo?

Hermione estaba parada frente a la nevera abierta, mientras dejaba que el agua fluyese hacia su vaso, cuando la pregunta del bingo ganador se le vino a la mente, así que dejó el vaso de golpe sobre el mesón y llegó a la puerta de la cocina en dos zancadas mirando intensamente a Luna.

—¿Cómo es que sabes todo eso? —Luna la miró como si nada, y alzó los hombros.

—Tengo necesidades, y no quiero compromisos, y eso me da algo que ver cuando... Ya sabes... Me asalta la necesidad. —Hermione ladeo la cabeza con incredulidad.

—Prefieres ver pornografía que tener un novio... —Aseguró la castaña.

—No tan así... Veras, la mayoría de los hombres son muy... Habladores, pero, ninguno sabe hacer lo que tiene que hacer cuando te lleva a la cama, pero esos hombres, los que están en las películas, no solo lo saben hacer bien, sino que...Te enseñan cosas nuevas.

—Y...

—A ver Hermione, ¿Cormac alguna vez te hizo gritar de placer?...  Ya sabes, querer cada vez más.

—con las mejillas coloradas y los brazos fuertemente apretados a sus costados negó con la cabeza.

—A eso me refiero mujer, el sexo es para vivirlo, sin vergüenza ni ataduras, casi como un alter ego, pero lo han censurado tanto que es básicamente un tabú, pero no para hombres como éste. —Antes de que la castaña pudiese esperárselo, Luna había volteado la pantalla con un video bastante explícito teniendo a Ronald Weasley como protagonista.

Hermione hubiese querido apartar la mirada, pero no podía, los movimientos, la transpiración, y la cantidad de imágenes que su  cabeza desencadenaba  a partir de las del video, hicieron que ella entre abriera los labios sin enterarse cómo, sin poder creer que aquel  hombre era el mismo caballero que le había estrechado la mano en la mañana. Su cuerpo, su respiración acelerada, todo en él era sexual, nada racional, todo abocado al acto que llevaba a cabo; a Hermione ni siquiera le molestaba ver a la chica que disfrutaba a su lado, porque no la culpaba, de estar en su posición habría hecho lo mismo  y lo sabía, se dejaría hacer sin remedio, de hecho su respiración agitada y el estremecimiento de sus piernas se lo confirmaban, jamás se había excitado por mirar. Aquel hombre era una bocanada de vida.

 —Hermione... —Tronó los dedos Luna frente a la castaña, que parecía en trance con los labios secos.

Hermione colocó su mano sobre la pantalla intentando tapar el video, y cerrando los ojos para  centrarse de nuevo.

—Así que te gustó...

—Soy un ser humano Luna... ¿Ahora que ya saciaste tu curiosidad podemos volver al trabajo?

—Solo una cosa más. —Exasperada la castaña la miró fijamente queriendo matarla, mientras un temblor en sus manos producto de la reciente excitación la alarmaba.

—¿Qué?

—¿Vas a tomar el trabajo?

—No.

Luna comprendió que debía dejar el tema hasta allí, y así fue como sucedió, el resto de la tarde y buena parte de la noche la dedicaron al trabajo.

La hora realmente no les importaba ya que vivían puerta,  con puerta,  así que cuando Hermione salió a las dos de la mañana del apartamento de Luna, solo tuvo que abrir la cerradura desde el umbral de la rubia y despedirse mientras esta se dirigía a su habitación.

El problema de aquella noche no fue el trabajo, ni las horas de desvelo, sino  las imágenes que no la dejaban concentrar y el esfuerzo que tuvo que poner en cada segundo para que su mente no desvariara.

Cuando llegó a su habitación, vio la fotografía de ella y Cormac que adornaba su mesa de noche, y no pudo evitar pensar en la pregunta de Luna unas horas antes.

— Hermione, ¿Cormac alguna vez te hizo gritar de placer?...  Ya sabes, querer cada vez más.

Por supuesto que la respuesta era no, ellos mantenían una relación bastante estable desde el comienzo de la universidad, donde primero se habían hecho amigos y luego lo que eran a la fecha, novios, de hecho si habría su clóset podría encontrar buena parte de la ropa del chico, y mas allá en el baño, algunos de sus artículos de aseo, pues él se quedaba algunos días con ella; más aun, habían hablado sobre boda.

La cosa estaba en que no era la primera vez que Hermione se hacía la pregunta que Luna formuló en su apartamento, pero no en esas mismas palabras.

Toda su vida había sido correcta, al menos en lo común, había seguido los pasos que la sociedad le exigía a las personas de buen proceder al pie de la letra, y sabia que en su futuro había una casa, con un esposo y unos hijos, pero no estaba tan segura de querer algo como ello, así, sin vivir nada mas, la cosa era el que... Que era eso que sentía debía vivir.

Aquello no quería decir que aquel trabajo que le habían ofrecido en la mañana fuese la respuesta, pero estaba segura que se abría a una nueva etapa con, o sin ese empleo. Ya sus padres no la mantenían, estaba a punto de ser una abogada, una mujer independiente y sabía que su relación se estaba enfriando, al punto de estar allí por costumbre.

Caminó por la casa pensando y recorriendo momentos con las manos mientras tocaba las paredes, intentando comprender que haría en aquella nueva etapa de su vida, pero se encontraba de nuevo como el día anterior. Aunque con un círculo rojo sin tachar.

Vio el periódico donde el anuncio de asistente para Ronald Weasley resaltaba, sin marcar como visto, y con el marcador se dispuso a rayarlo, pero no pudo.

—Quizás...

Quizás esa fuese la pimienta que su vida le pedía, así que metiendo el ejemplar en su mochila de clases caminó a su ducha donde dejo que el agua la dejase despejarse del mundo.

.:;.:;. .:;.:; .:;.:;. .:;.:;. .:;.:;. .:;.:;. .:;.:;. .:;.:;. .:;.:;. .:;.:;. .:;.:;. .:;.:;.




No hay comentarios:

Publicar un comentario