miércoles, 23 de diciembre de 2015

La entrevista


—Necesito que pagues o desalojes Granger, así funciona.

—Usted sabe que siempre he sido puntual, es solo éste mes, nada más, le pido me dé una semana más. —La súplica era patente, y no era para menos, desde que sus padres le habían negado el subsidio de vivienda por problemas económicos no era mucho lo que podía hacer,  más que buscar un trabajo y eso no era ni de lejos nada fácil.

—¡¡¡Una semana!!! —Exclamo atónito Filch— Ni en tus sueños, tienes dos días, Granger, ni uno más.

—Dos días... —Realmente no pudo decirle nada más, el viejo medio calvo y con olor a cerveza se había ido dejando el ultimátum dando vueltas en la cabeza de Hermione— ¿Y ahora que se supone que haré?

Hermione Granger era una estudiante de derecho en sus últimos semestres, había ido a vivir  a Londres para estudiar, dejando a sus padres en su natal Liverpool, el problema era que a pesar de sus muy buenas calificaciones, le habían dicho solo un par de semanas atrás que no podían seguir costeando su vida en la ciudad  por problemas económicos; lo que la dejaban sin dinero alguno, pues no trabajaba, y ahora se enfrentaba con su casero el señor Filch quien no estaba nada dispuesto a aceptar  su mora en el pago.

Hermione cerró la puerta de su poco lujoso piso, y se sentó en la mesa frente a una gran cantidad de libros y papeles, el problema era que después de aquel pequeño dilema nocturno con Filch, le sería imposible concentrarse en el estudio para su examen del día  siguiente,  así que confiando en sus conocimientos previos, cerró los libros y guardó las hojas en una carpeta dando un suspiro y mirando el periódico marcado con tachaduras a los círculos rojos que había hecho previamente. Claro que había buscado trabajo, pero todos conllevaban aun sueldo muy pobre en comparación con sus austeras necesidades, y aun peor un gasto de tiempo que no podía permitirse.

—Solo quedas tú... —Dijo tomando y señalando el último círculo rojo de aquel ejemplar que rezaba.


"Se busca asistente de buena presencia, y rápidas respuestas,  Horarios flexibles, buena remuneración. Para más información presentarse en las oficinas..."


Hermione anotaba en su agenda para el día siguiente la fecha, hora y dirección del anuncio.
—Tendré que saltarme un par de clases, pero si no hay trabajo no podré ni graduarme, ni tener un techo... —Hermione terminó de escribir y suspiró profundamente  mirando por la ventana hacia la complicada noche londinense.

***

—Harry... Lo único que quiero es una asistente que no desee acostarse conmigo solo por dinero, si quisiera eso te pediría una prostituta o algo por el estilo ¿no crees? —Ronald  caminaba de un lado a otro en su apartamento de Islintong, ofuscado por haber perdido a su tercera asistente del mes, mientras que su mejor amigo, cuñado y manager,  lo miraba cansado desde el sofá.

 —Ron, sinceramente ¿qué esperas que logre,  si siempre que ponemos el anuncio es obvio de quien se trata? hay demasiadas chicas que quieren una oportunidad en el medio y tú... Bueno, eres el santo grial de las oportunidades del porno  inglés.

—Bien, entonces ahí está tu respuesta, en el anuncio, simplemente ofrece un trabajo de asistente, no un trabajo de asistente para mí.

—Ron, eso no sería muy ortodoxo... —Dijo pasando la mano por su negro cabello.

—Ortodoxo o no, necesito a una mujer con al menos dos dedos de frente, que maneje su lívido y ambición al menos conmigo. —Expuso de nuevo.

—Oye, porque no simplemente vuelves a llamar a Lavender y nos quitamos éste problema de encima, yo no engaño a nadie, y tú tienes una asistente con las características adecuadas.

—Te volviste loco ¿verdad?... Sabes por  qué despedí a Lavender,  y no la pienso contratar de nuevo, sé que es muy buena, pero no voy a cargar con esos ojos de borrego a diario  —Lavender Brown había sido la anterior asistente de Ron, el gran problema fue que la chica se había enamorado perdidamente, causando más inconvenientes que soluciones, e incluso llegando a propiciar que Ronald perdiera mucho dinero por uno  que otro escándalo en el plató de grabación—,  además Potter, no vas a engañar a nadie, simplemente omite un dato.

— ¿Tienes idea de la cantidad de mujeres que se van a presentar pensando que van a una entrevista "normal". —Harry había alzado sus manos en forma de comillas.

—Es algo normal, van a buscar un trabajo de asistente.

—Sabes a lo que me refiero.

—Bueno,  las que lleguen y simplemente sepan que no es lo suyo, se irán, las que estén locas y solo quieran una audición las vas a identificar y despachar, las demás las entrevisto yo mismo... Y si piensas proponerme a un hombre de asistente, mi respuesta es un rotundo no. —Harry resopló profundamente, aun recordaba el  problema con aquel chico, Colin  Creeve, fue el asistente anterior a Lavender, el pobre no había podido mantener su pene en los pantalones, y terminó ofendiendo a una actriz, y esa fue su última participación en el mundo de la pornografía.

—Está bien, ya mañana hare las  malditas publicaciones, pero ahora me largo, tu hermana debe querer matarme... ¿Ya viste la hora?, creo que hoy acabé con mi matrimonio por tu culpa. —Harry decía aquello con dramatismo mientras caminaba actuando como desvalido hacia la puerta con la sonrisa burlona de Ron siguiéndolo.

— ¡Eres un dominado Potter! —Grito Ron al verlo desaparecer por la puerta.

***

El subterráneo era una locura, había gente por todos lados, y entrar en el vagón fue una batalla total entre sus libros y la enorme panza de un tipo bastante desaliñado, pero al final había logrado llegar a la zona donde se encontraba su entrevista, que realmente no quedaba lejos de su casa, pero si algo retirado de la universidad; el problema radicaba en que mientras más caminaba se daba cuenta de que no eran oficinas, de hecho, al llegar a la dirección exacta divisó tres grandes edificios, no muy altos apenas de unos tres pisos, pero realmente eran algún tipo de galpón. En la entrada solo había una cabina de vigilancia, donde un hombre abrí y cerraba el la valla de entrada de los autos.

Hermione hizo sonar su garganta por un momento llamando la atención del guardia.

—Disculpe...Estoy buscando una dirección, y me parece que es aquí, pero no estoy muy segura. —El hombre con una sonrisa, la miró de arriba a abajo,  prestando atención al jean pegado y a su camisa blanca perfectamente planchada que sostenía el suéter beige que colgaba sobre sus hombros, al igual que a sus zapatillas bajas y al cintillo que mantenía el cabello en perfecto estado.

— ¿Como dice la dirección? —El hombre extendió la mano cuando Hermione le pasó su pequeña agenda; asintiendo un par de segundos después— Si, es aquí, pero... ¿qué busca exactamente señorita?

Con cierta desconfianza y sin haber pasado por alto la mirada de reconocimiento del hombre, habló.

—Una entrevista de trabajo.

—Entonces si es aquí, por favor escriba sus datos en ésta lista y diríjase a aquel edificio. —El guardia señaló con el lápiz aun en la mano, dejando que Hermione siguiera la dirección de su dedo con los ojos.

Luego de escribir sus datos en una lista, y darle las gracias al guardia, Hermione se encaminó tomando su bolso con ambas manos, como si buscara apoyo en él.

***
Había no menos de cincuenta mujeres en el  corredor de oficinas cuando Harry llego aquella mañana, sin embargo después de deshacerse de treinta actrices en busca de empleo,  la huida de otras catorce tras haber llegado antes al plató de grabación que a su oficina y ver las escenas que se estaban grabando, y el hecho de ya haber entrevistado a cinco solo le quedaba una con un curriculum interesante.

—Petunia... Llama a la última chica por favor. —se escuchó la voz por el intercomunicador.  Ya eran casi las tres de la tarde así que sin mucho preámbulo,  la asistente de Harry, una mujer cincuentona y algo despreciable  miró  a Hermione y con un gesto de su mano le indicó que pasara.

Hermione tímida, camino hacia la puerta irguiéndose en el último segundo para demostrar presencia.
—Buenas tardes... Señorita Granger. —Harry se levantó por quincuagésima vez ese día estrechándole la mano.

—Buenas tardes. —Sonrió cortésmente, aceptando el gesto de la mano de Harry para que se sentase.

—Bien, señorita Granger, acabo de leer su hoja de vida, y es... Impresionante para alguien de veintidós años. Estudia los últimos semestres de leyes, habla dos idiomas, hizo pasantías en el parlamento, eso es, me temo, más capacidad de la que necesito, y asumo que usted lo sabe. —Harry miró a la chica sobre sus anteojos redondos, con sus dedos aun expresando la cantidad de habilidades que había descrito tan solo un momento atrás.

—Sí. —Contestó Hermione pensándose pérdida.

Harry sintió una contundente vibración en el bolsillo de su pantalón, sacándolo por un segundo para leerlo rápidamente.

—La última señora que mandaste no llegó ni a la puerta de mi oficina espero que tengas otra.

Ese era un mensaje de Ron explicándole que solo quedaba una oportunidad, y era la chica que tenía en frente, no podía darle más largas al asunto de la asistente de Ron, o se retrasaría en sus propias obligaciones. Con mucha o poca hoja de vida aquella chica era su salvación en aquel  momento.

—Bien señorita Granger, también veo aquí, que jamás ha trabajado como asistente más que sus pasantías en el parlamento, ¿Que la hace pensar que podrá trabajar realmente en un cargo así?.

—Pues, aprendo rápido, soy muy organizada y responsable, y además de ello necesito el dinero y más que suficiente para que haga bien mi trabajo. —Harry la miro con una sonrisa irónica en el rostro.

—Veamos si después de entrar al plató sigue pensando que puede aprender rápido. —Pensó Harry.

—Venga conmigo señorita Granger. —Dijo el moreno levantándose de su silla y señalándole cortésmente la puerta.

Hermione tomando su bolso, se levantó de la silla, y  salió con Harry detrás.

—Petunia, si llama Ginny, dile que estoy con Ron y que la llamo luego. —Tras decir aquello se adelantó a Hermione esperando que ella lo siguiera.

Por supuesto que el mismo la iba a acompañar, no solo era su última oportunidad de sacarse el dilema de la asistente de encima, además Hermione a su parecer tenia las condiciones que Ron había pedido, y si tenía que vendarle los ojos y taparle los oídos al entrar en el plató para que llegara a la oficina de Ron lo haría.

Hermione siguió, al hombre de camisa blanca y pantalón negro de vestir por las escaleras del segundo edificio y hasta salir de él, encaminándose por una angosta acera hacia el siguiente edificio que estaba a unos escasos cien metros de ellos.

Con un sol brillando sobre sus cabezas y quemando más de lo que debería ser legalmente permitido ambos entraron en el edificio, donde se podía escuchar un sonido extraños al fondo.

— ¿Qué es eso? —Preguntó la chica en dirección al moreno, quien la dirigía por un pasillo largo donde los sonidos se hacían cada vez más fuertes.

—Es la grabación de una escena pero no se preocupe.

Hermione quien podía escuchar cada vez más claramente que los sonidos no eran más que gemidos de mujer,  sintió la necesidad inminente de irse, pero antes de tomar la decisión realmente ya estaba detrás de personas y cámaras, que hacían poco visible algo que sucedía detrás pero que aun así estaba claro.

Una mujer permanecía de espaldas contra una pared mientras un hombre daba estocadas justo detrás de ella, generando una gran cantidad de sonidos que se diseminaban  en el ambiente.

Hermione dejo caer su bolso sin mucho estruendo pero causando que Ron, quien se encontraba viendo todo atentamente, voltease a verla y con una ceja enarcada pidiera silencio.

Harry quien se encontraba detrás de ella, la señaló repetidas veces, dejando que Ron leyera en sus labios un... —Es ella. —, que Ron comprendió al instante.

Mientras tanto Hermione miraba con los ojos desorbitados y la sangre comenzando a arremolinarse en sus mejillas, como aquella mujer se dejaba hacer todo aquello, sin el menor atisbo de vergüenza.
— ¿Pero en qué rayos me metí? —Pensó,  justo antes de encontrarse con un Ronald Weasley que muy serio le extendía la mano para estrecharla.


***


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