—Necesito que pagues o desalojes Granger, así funciona.
—Usted sabe que siempre he sido puntual, es solo éste mes, nada más, le
pido me dé una semana más. —La súplica era patente, y no era para menos, desde
que sus padres le habían negado el subsidio de vivienda por problemas económicos
no era mucho lo que podía hacer, más que
buscar un trabajo y eso no era ni de lejos nada fácil.
—¡¡¡Una semana!!! —Exclamo atónito Filch— Ni en tus sueños, tienes dos días,
Granger, ni uno más.
—Dos días... —Realmente no pudo decirle nada más, el viejo medio calvo y
con olor a cerveza se había ido dejando el ultimátum dando vueltas en la cabeza
de Hermione— ¿Y ahora que se supone que haré?
Hermione Granger era una estudiante de derecho en sus últimos semestres,
había ido a vivir a Londres para
estudiar, dejando a sus padres en su natal Liverpool, el problema era que a
pesar de sus muy buenas calificaciones, le habían dicho solo un par de semanas atrás
que no podían seguir costeando su vida en la ciudad por problemas económicos; lo que la dejaban
sin dinero alguno, pues no trabajaba, y ahora se enfrentaba con su casero el
señor Filch quien no estaba nada dispuesto a aceptar su mora en el pago.
Hermione cerró la puerta de su poco lujoso piso, y se sentó en la mesa
frente a una gran cantidad de libros y papeles, el problema era que después de
aquel pequeño dilema nocturno con Filch, le sería imposible concentrarse en el
estudio para su examen del día
siguiente, así que confiando en sus
conocimientos previos, cerró los libros y guardó las hojas en una carpeta dando
un suspiro y mirando el periódico marcado con tachaduras a los círculos rojos
que había hecho previamente. Claro que había buscado trabajo, pero todos
conllevaban aun sueldo muy pobre en comparación con sus austeras necesidades, y
aun peor un gasto de tiempo que no podía permitirse.
—Solo quedas tú... —Dijo tomando y señalando el último círculo rojo de
aquel ejemplar que rezaba.
"Se busca asistente de buena
presencia, y rápidas respuestas, Horarios
flexibles, buena remuneración. Para más información presentarse en las
oficinas..."
Hermione anotaba en su agenda para el día siguiente la fecha, hora y dirección
del anuncio.
—Tendré que saltarme un par de clases, pero si no hay trabajo no podré
ni graduarme, ni tener un techo... —Hermione terminó de escribir y suspiró
profundamente mirando por la ventana
hacia la complicada noche londinense.
***
—Harry... Lo único que quiero es una asistente que no desee acostarse
conmigo solo por dinero, si quisiera eso te pediría una prostituta o algo por el
estilo ¿no crees? —Ronald caminaba de un
lado a otro en su apartamento de Islintong, ofuscado por haber perdido a su
tercera asistente del mes, mientras que su mejor amigo, cuñado y manager, lo miraba cansado desde el sofá.
—Ron, sinceramente ¿qué esperas
que logre, si siempre que ponemos el
anuncio es obvio de quien se trata? hay demasiadas chicas que quieren una oportunidad
en el medio y tú... Bueno, eres el santo grial de las oportunidades del porno inglés.
—Bien, entonces ahí está tu respuesta, en el anuncio, simplemente ofrece
un trabajo de asistente, no un trabajo de asistente para mí.
—Ron, eso no sería muy ortodoxo... —Dijo pasando la mano por su negro
cabello.
—Ortodoxo o no, necesito a una mujer con al menos dos dedos de frente,
que maneje su lívido y ambición al menos conmigo. —Expuso de nuevo.
—Oye, porque no simplemente vuelves a llamar a Lavender y nos quitamos
éste problema de encima, yo no engaño a nadie, y tú tienes una asistente con
las características adecuadas.
—Te volviste loco ¿verdad?... Sabes por
qué despedí a Lavender, y no la
pienso contratar de nuevo, sé que es muy buena, pero no voy a cargar con esos
ojos de borrego a diario —Lavender Brown
había sido la anterior asistente de Ron, el gran problema fue que la chica se había
enamorado perdidamente, causando más inconvenientes que soluciones, e incluso
llegando a propiciar que Ronald perdiera mucho dinero por uno que otro escándalo en el plató de grabación—, además Potter, no vas a engañar a nadie,
simplemente omite un dato.
— ¿Tienes idea de la cantidad de mujeres que se van a presentar pensando
que van a una entrevista "normal". —Harry había alzado sus manos en
forma de comillas.
—Es algo normal, van a buscar un trabajo de asistente.
—Sabes a lo que me refiero.
—Bueno, las que lleguen y
simplemente sepan que no es lo suyo, se irán, las que estén locas y solo
quieran una audición las vas a identificar y despachar, las demás las
entrevisto yo mismo... Y si piensas proponerme a un hombre de asistente, mi
respuesta es un rotundo no. —Harry resopló profundamente, aun recordaba el problema con aquel chico, Colin Creeve, fue el asistente anterior a Lavender,
el pobre no había podido mantener su pene en los pantalones, y terminó
ofendiendo a una actriz, y esa fue su última participación en el mundo de la pornografía.
—Está bien, ya mañana hare las
malditas publicaciones, pero ahora me largo, tu hermana debe querer
matarme... ¿Ya viste la hora?, creo que hoy acabé con mi matrimonio por tu
culpa. —Harry decía aquello con dramatismo mientras caminaba actuando como
desvalido hacia la puerta con la sonrisa burlona de Ron siguiéndolo.
— ¡Eres un dominado Potter! —Grito Ron al verlo desaparecer por la
puerta.
***
El subterráneo era una locura, había gente por todos lados, y entrar en
el vagón fue una batalla total entre sus libros y la enorme panza de un tipo
bastante desaliñado, pero al final había logrado llegar a la zona donde se
encontraba su entrevista, que realmente no quedaba lejos de su casa, pero si
algo retirado de la universidad; el problema radicaba en que mientras más
caminaba se daba cuenta de que no eran oficinas, de hecho, al llegar a la dirección
exacta divisó tres grandes edificios, no muy altos apenas de unos tres pisos,
pero realmente eran algún tipo de galpón. En la entrada solo había una cabina
de vigilancia, donde un hombre abrí y cerraba el la valla de entrada de los
autos.
Hermione hizo sonar su garganta por un momento llamando la atención del
guardia.
—Disculpe...Estoy buscando una dirección, y me parece que es aquí, pero
no estoy muy segura. —El hombre con una sonrisa, la miró de arriba a
abajo, prestando atención al jean pegado
y a su camisa blanca perfectamente planchada que sostenía el suéter beige que
colgaba sobre sus hombros, al igual que a sus zapatillas bajas y al cintillo
que mantenía el cabello en perfecto estado.
— ¿Como dice la dirección? —El hombre extendió la mano cuando Hermione
le pasó su pequeña agenda; asintiendo un par de segundos después— Si, es aquí,
pero... ¿qué busca exactamente señorita?
Con cierta desconfianza y sin haber pasado por alto la mirada de reconocimiento
del hombre, habló.
—Una entrevista de trabajo.
—Entonces si es aquí, por favor escriba sus datos en ésta lista y
diríjase a aquel edificio. —El guardia señaló con el lápiz aun en la mano,
dejando que Hermione siguiera la dirección de su dedo con los ojos.
Luego de escribir sus datos en una lista, y darle las gracias al
guardia, Hermione se encaminó tomando su bolso con ambas manos, como si buscara
apoyo en él.
***
Había no menos de cincuenta mujeres en el corredor de oficinas cuando Harry llego
aquella mañana, sin embargo después de deshacerse de treinta actrices en busca
de empleo, la huida de otras catorce
tras haber llegado antes al plató de grabación que a su oficina y ver las
escenas que se estaban grabando, y el hecho de ya haber entrevistado a cinco
solo le quedaba una con un curriculum interesante.
—Petunia... Llama a la última chica por favor. —se escuchó la voz por el
intercomunicador. Ya eran casi las tres
de la tarde así que sin mucho preámbulo,
la asistente de Harry, una mujer cincuentona y algo despreciable miró a
Hermione y con un gesto de su mano le indicó que pasara.
Hermione tímida, camino hacia la puerta irguiéndose en el último segundo
para demostrar presencia.
—Buenas tardes... Señorita Granger. —Harry se levantó por quincuagésima
vez ese día estrechándole la mano.
—Buenas tardes. —Sonrió cortésmente, aceptando el gesto de la mano de
Harry para que se sentase.
—Bien, señorita Granger, acabo de leer su hoja de vida, y es...
Impresionante para alguien de veintidós años. Estudia los últimos semestres de
leyes, habla dos idiomas, hizo pasantías en el parlamento, eso es, me temo, más
capacidad de la que necesito, y asumo que usted lo sabe. —Harry miró a la chica
sobre sus anteojos redondos, con sus dedos aun expresando la cantidad de
habilidades que había descrito tan solo un momento atrás.
—Sí. —Contestó Hermione pensándose pérdida.
Harry sintió una contundente vibración en el bolsillo de su pantalón, sacándolo
por un segundo para leerlo rápidamente.
—La última señora que mandaste no
llegó ni a la puerta de mi oficina espero que tengas otra.
Ese era un mensaje de Ron explicándole que solo quedaba una oportunidad,
y era la chica que tenía en frente, no podía darle más largas al asunto de la
asistente de Ron, o se retrasaría en sus propias obligaciones. Con mucha o poca
hoja de vida aquella chica era su salvación en aquel momento.
—Bien señorita Granger, también veo aquí, que jamás ha trabajado como
asistente más que sus pasantías en el parlamento, ¿Que la hace pensar que podrá
trabajar realmente en un cargo así?.
—Pues, aprendo rápido, soy muy organizada y responsable, y además de
ello necesito el dinero y más que suficiente para que haga bien mi trabajo.
—Harry la miro con una sonrisa irónica en el rostro.
—Veamos si después de entrar al
plató sigue pensando que puede aprender rápido. —Pensó Harry.
—Venga conmigo señorita Granger. —Dijo el moreno levantándose de su
silla y señalándole cortésmente la puerta.
Hermione tomando su bolso, se levantó de la silla, y salió con Harry detrás.
—Petunia, si llama Ginny, dile que estoy con Ron y que la llamo luego.
—Tras decir aquello se adelantó a Hermione esperando que ella lo siguiera.
Por supuesto que el mismo la iba a acompañar, no solo era su última
oportunidad de sacarse el dilema de la asistente de encima, además Hermione a
su parecer tenia las condiciones que Ron había pedido, y si tenía que vendarle
los ojos y taparle los oídos al entrar en el plató para que llegara a la
oficina de Ron lo haría.
Hermione siguió, al hombre de camisa blanca y pantalón negro de vestir
por las escaleras del segundo edificio y hasta salir de él, encaminándose por
una angosta acera hacia el siguiente edificio que estaba a unos escasos cien
metros de ellos.
Con un sol brillando sobre sus cabezas y quemando más de lo que debería
ser legalmente permitido ambos entraron en el edificio, donde se podía escuchar
un sonido extraños al fondo.
— ¿Qué es eso? —Preguntó la chica en dirección al moreno, quien la dirigía
por un pasillo largo donde los sonidos se hacían cada vez más fuertes.
—Es la grabación de una escena pero no se preocupe.
Hermione quien podía escuchar cada vez más claramente que los sonidos no
eran más que gemidos de mujer, sintió la
necesidad inminente de irse, pero antes de tomar la decisión realmente ya
estaba detrás de personas y cámaras, que hacían poco visible algo que sucedía detrás
pero que aun así estaba claro.
Una mujer permanecía de espaldas contra una pared mientras un hombre
daba estocadas justo detrás de ella, generando una gran cantidad de sonidos que
se diseminaban en el ambiente.
Hermione dejo caer su bolso sin mucho estruendo pero causando que Ron,
quien se encontraba viendo todo atentamente, voltease a verla y con una ceja
enarcada pidiera silencio.
Harry quien se encontraba detrás de ella, la señaló repetidas veces,
dejando que Ron leyera en sus labios un... —Es
ella. —, que Ron comprendió al instante.
Mientras tanto Hermione miraba con los ojos desorbitados y la sangre
comenzando a arremolinarse en sus mejillas, como aquella mujer se dejaba hacer
todo aquello, sin el menor atisbo de vergüenza.
— ¿Pero en qué rayos me metí? —Pensó,
justo antes de encontrarse con un Ronald Weasley que muy serio le extendía
la mano para estrecharla.
***

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